La designación y el arranque de la construcción del ITER, el Reactor Experimental de Termofusión Internacional, se han retrasado debido a la tensión política persistente entre europeos y estadounidenses. Las negociaciones están bloqueadas hasta tal punto que los científicos estudian alternativas técnicas para descentralizar el proyecto, con un reactor principal y otros secundarios alrededor del mundo conectados por una potente red informática.
La fusión nuclear consiste en recrear en la Tierra la energía del sol y las estrellas, a partir de la fusión de núcleos de átomos de hidrógeno y de sus isótopos, presentes en el agua, lo que libera una enorme cantidad de energía limpia. El problema es que para esa fusión se necesita alcanzar temperaturas de cientos de miles de grados centígrados y, en la actualidad, no hay material que pueda confinar una reacción en esas condiciones. La solución consiste en crear potentes campos magnéticos que permiten vehicular el plasma en suspensión, algo que sólo se ha logrado a pequeña escala pero que el proyecto ITER espera poder realizar a escala industrial.
Por ello, las principales potencias mundiales acordaron unir sus esfuerzos en un proyecto común. Sin embargo, en los últimos meses parece que el reto político se está poniendo al mismo nivel de dificultad que el tecnológico. Las negociaciones para designar una sede y la financiación están bloqueadas. Estados Unidos y Corea del Sur apoyan la candidatura de Rokkasho-Mura, en Japón, mientras que China y Rusia respaldan la europea de Cadarache, en Francia, a la que está asociada España, después del acuerdo al que llegaron París y Madrid el pasado 27 de noviembre: al constatar que la mayoría de sus socios europeos respaldaban el sitio francés, el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, pactó con su homóloga francesa, Claudie Haigneré, la integración de nuestro país en la candidatura francesa, obteniendo, en particular, que la entidad jurídica del ITER estuviera ubicada en España (Costa precisó que Vandellós era el lugar más idóneo) y que uno de los directores generales sea español.
Dos alternativas
La semana pasada, los negociadores internacionales se reunieron en la sede de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en Viena, pero «no sacaron nada en claro», señalaron fuentes comunitarias. «Los coreanos indicaron que podrían cambiar de parecer y apoyar a Cadarache si había un consenso en ese sentido, pero los estadounidenses insistieron en la superioridad técnica del sitio japonés», añadieron.
Dado que los europeos «seguimos pensando que Cadarache es superior» a Rokkasho-Mura, se han lanzado dos iniciativas, comentaron las mismas fuentes. La primera de ellas, que se presentará en la próxima reunión de la AIEA los días 12 y 13 de marzo, es un estudio comparativo de los dos sitios basado en las respuestas a un cuestionario transmitido a un gran número de expertos internacionales en fusión. La segunda, no obstante, asume que el bloqueo se mantendrá y plantea revisar las bases del proyecto, con un reactor central del tipo Tokamak y una serie de reactores «satélite» en otros lugares del mundo, conectados por una potente red informática, que permitiría incluso guiar los experimentos a distancia.
Algunos observadores interpretan esta opción como que Japón y la UE negocian un acuerdo para compartir el proyecto. «No es cierto que estemos cerca de un acuerdo con los japoneses para compartir la sede, los europeos mantenemos nuestra candidatura con la misma firmeza», aseguró Fabbio Fabbi, el portavoz del comisario europeo de Investigación, Philippe Busquin.
En lo que se refiere a los intereses de España en este proyecto, la opción de la descentralización no tiene por qué afectar a la posición ni a las aspiraciones de nuestro país, según confirmaron fuentes oficiales.