Aunque los estudios ponen de manifiesto un alejamiento de los niños de la televisión en favor de otros entretenimientos como Internet, lo cierto es que la pequeña pantalla todavía juega un papel muy importante en la vida de los menores. De hecho, alrededor de 600.000 niños entre cuatro y 11 años ven la tele en horario protegido para menores, según se puso de manifiesto ayer en la jornada «El imaginario audiovisual y sus valores para la infancia y la juventud», organizada por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
En este encuentro, Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), advirtió de que los chicos ven en la pantalla programas de tarde «inadecuados en el fondo y en la forma», situación que sólo se sortearía con una profunda revisión de las parrillas. Algo a lo que parece no están dispuestas las cadenas.
Incluso la programación infantil de los canales temáticos es «inadecuada y poco pedagógica», señaló Perales, que considera que la oferta infantil «es un mero vehículo publicitario». En su opinión, es necesario generar más formatos para los menores como documentales, debates y programas informativos.
Además, los chicos se han acostumbrado a los programas de adultos. «Mientras los chicos se adulterizan, los mayores se infantilizan», apuntó Eduardo García Matilla, profesor del Instituto de Empresa y presidente de Corporación Multimedia. Así, hay espacios como «Escenas de matrimonio» que se sabe que ven los niños. García Matilla también destacó el papel de los menores como promotores de contenidos a través de páginas como YouTube.
Responsabilidad
Las cadenas firmaron un código de autorregulación con el Gobierno en diciembre de 2004. En este documento se establece una amplia franja de protección para los menores desde las seis de la mañana hasta las 22 horas. Además, se incluye una protección reforzada de ocho a nueve de la mañana y de cinco a ocho de la tarde.
Los expertos coinciden en que las cadenas incumplen reiteradamente dicho código. En una reciente reunión con los operadores, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, incidió en la responsabilidad de las cadenas con la audiencia infantil y solicitó «un nuevo impulso y una renovada atención» a aquella iniciativa.
En todo caso, los especialistas destacan la necesidad de una autoridad audiovisual con capacidad sancionadora. A falta de este organismo, tanto Perales como García Matilla creen que el propio código de autorregulación debería tener la potestad de imponer sanciones.
El Código de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia empezó a gestarse a finales de octubre de 2004, tras las constantes quejas de los defensores del Pueblo y del Menor. Fue suscrito por las cadenas privadas y TVE en diciembre de ese mismo año con el objetivo de “garantizar el respeto a los derechos fundamentales de los menores que participen en la programación televisiva”.
Según este código, que entró en vigor tras un periodo de adaptación de tres meses, queda prohibida la emisión de contenidos no recomendados para menores de 13 años entre las seis de la mañana y las diez de la noche.
Además, las televisiones consensuaron incrementar la señalización de los programas, con el fin de facilitar el control de los padres, dotándolos de una clasificación eficaz que les permitiera ejercer mejor su responsabilidad.
Finalmente, se crearon dos órganos para velar por el cumplimiento de las medidas adoptadas: el Comité de Autorregulación y la Comisión Mixta de Seguimiento, que incluye a organizaciones de niños, padres y de consumidores.
Pese a las buenas intenciones de las cadenas, lo cierto es que el incumplimiento del código ha sido generalizado. En sólo 14 semanas, TVE, Antena 3, Cuatro, Telecinco y La Sexta infringieron la norma 9.000 veces, según un estudio de la Universidad Rey Juan Carlos.
De estas infracciones, la mitad (49%) correspondían a comportamiento social, seguidas de temática conflictiva (25%), violencia (20%) y sexo (6%).