Mercedes Esteban Villar ha sido testigo directo de la Conferencia Internacional “Mejorando el liderazgo escolar”, organizada el pasado mes de abril en Copenhague por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reunió a representantes de 22 países de la OCDE, a expertos y varios centros de investigación europeos. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y diplomada superior en Estudios Franceses Modernos, Mercedes Esteban lleva más de diez años vinculada profesionalmente al sector educativo. Actualmente, dirige el Instituto de Estudios Educativos y Sociales de la Fundación Europea Sociedad y Educación, cuyo objetivo principal es ofrecer propuestas que contribuyan a la toma de decisiones de los responsables y promotores de la educación y formación, desde una base fundamentada en la investigación social y en el análisis de las actuales políticas y modelos educativos.
La utilización del término “liderazgo educativo” en los centros escolares significa un cambio del modelo de dirección escolar. De un modelo basado en la gestión, a un modelo basado en valores y objetivos compartidos, donde se incorpora un factor fundamental: la peculiaridad de cada centro. Las circunstancias en que se desarrolla un centro pesan una barbaridad; ya sea por la zona donde se encuentre o el perfil de los alumnos, el proyecto de un director varía mucho dependiendo del contexto en que se va a desarrollar.
Hay que tener en cuenta que un centro educativo es una organización social donde se producen una serie de relaciones personales complejas y a muy distintos niveles, que no tienen nada que ver con lo que gestiona, por ejemplo, el responsable de recursos humanos de cualquier empresa. Por otra parte, un centro educativo tiene una responsabilidad muy grande, porque debe garantizar la competitividad del futuro; es una organización emprendedora que revierte en la sociedad.
El liderazgo educativo está muy vinculado a la descentralización y a la autonomía
El liderazgo está muy vinculado a la descentralización y a la autonomía. En España la autonomía está muy condicionada por las reglas, la dirección escolar no se puede salir ni un milímetro de la norma, lo que limita seriamente su libertad y sus capacidades. Por eso, la mejora de la tarea directiva en España tiene que partir de un compromiso de la Administración, los miembros de la comunidad educativa y la sociedad por apoyar la tarea del director y reconocer su autoridad. Hay que dejarle que sea director y proporcionarle asimismo el marco legal y la flexibilidad necesaria para que pueda realizar sus objetivos.
La literatura científica no demuestra que una buena dirección escolar tenga un efecto directo sobre el rendimiento, pero sí indirecto, a través del clima que la dirección puede generar en la escuela. El director es responsable de la visión compartida del centro, del clima escolar, de la gestión eficiente de los recursos, pero no directamente de la mejora del rendimiento de los alumnos.
El centro escolar es la columna vertebral del sistema educativo y tiene una responsabilidad importante en la calidad
Hay que partir de que el centro escolar es la columna vertebral del sistema educativo y tiene una responsabilidad muy importante en su calidad, ya que adquiere el compromiso de “construir” ciudadanos con competencias para vivir juntos en una sociedad compleja. Por tanto, la responsabilidad de cada director de contribuir a esa calidad desde su centro es fundamental.
El director ideal es el que tiene un proyecto para su centro y sabe los fines que persigue. Un buen director tiene que saber dónde quiere llevar a su centro, en función no sólo de los valores y los objetivos, sino también del tipo de alumnos y familias que tiene que atender, y a partir de estas premisas revisar los medios de que dispone para conseguirlo.
El conjunto de tareas que tiene que realizar ahora un director se ha multiplicado
La estructura y apoyos que tenía antes un director para llevar a cabo la gestión del centro son diferentes, el conjunto de tareas que tiene que realizar ahora se ha multiplicado, de tal modo que en algunos países están derivando a los ayuntamientos la gestión burocrática de los centros para dejar espacio libre al director con el fin de poder realizar la gestión de los conocimientos y los recursos humanos e implicarse más en el proyecto educativo.
No hay un modelo de liderazgo ideal que sea extrapolable a otros estados, puesto que cada uno debe adaptarse a los patrones culturales de su país. Una buena dirección escolar se caracteriza por la capacidad de integrar las peculiaridades que tiene que atender y el contexto en que se desarrolla. Sin embargo, estoy plenamente convencida de que sí sería beneficioso un modelo de intercambio de buenas prácticas entre distintos países, una red europea de directores escolares que permitiera conocer otras experiencias y así mejorar los procedimientos y los procesos en cada uno.
