El Método Suzuki es un modo de aprender a tocar un instrumento musical que, ante todo, respeta la evolución individual de cada niño e implica a los padres en el aprendizaje. Se basa en la pedagogía defendida por su autor, de quien toma el nombre, y estimula el talento de cada pequeño. Lejos de pensar que se nace con él, cree que este se puede cultivar con los estímulos necesarios. Por ello enseña música con la misma facilidad con que se aprende la lengua materna e involucra en el proceso a los progenitores. En este artículo se explica en qué consiste el Método Suzuki, el papel del niño y de los padres y dónde se puede aprender con esta pedagogía.
En qué consiste el Método Suzuki
Shinichi Suzuki fue un violinista y educador japonés convencido de que el talento no es innato, sino que se puede desarrollar. A partir de esta idea creó un método de aprendizaje musical, que hoy en día se sigue en muchas partes del mundo y que ha tomado su nombre: el Método Suzuki. Los niños que aprendían a tocar instrumentos con esta metodología asombraban por su brillantez, y la pedagogía se expandió por casi medio centenar de países reunidos en la Asociación Internacional Suzuki. En España, cuenta con la Federación Española Método Suzuki.
Se aprende a tocar un instrumento mediante la repetición de las piezas, la retención y la reproducción
Esta defiende el modo de aprendizaje del violinista japonés, según el cual, los pequeños pueden aprender a tocar un instrumento igual que aprenden a hablar su propia lengua: «escuchan las voces de sus padres, reciben estimulación temprana y continua, y corrección constructiva y con cariño», subraya Juan Carlos Navarro, vicepresidente de la Federación Española del Método Suzuki. El violinista japonés defendía que, «con el entorno y enseñanza adecuados, todos los niños pueden adquirir todas las capacidades que la gente reconoce como talento», añade Navarro. Es en este principio en el que se basa el Método Suzuki. No hay que tener una habilidad especial para aprender a hablar. Recibimos los sonidos, incluso los acentos propios de cada zona, y los reproducimos. También así podemos aprender a tocar un instrumento musical.
Esta pedagogía cree que el talento se desarrolla y, para ello, recurre a la repetición. Del mismo modo que aprendemos a andar a base de mover un pie y luego otro, o aprendemos un idioma con constancia, los niños aprenden a tocar un instrumento mediante la repetición de las piezas. «Los niños escuchan el cd de las canciones que van a aprender, desarrollando un criterio del buen ritmo, afinación y sonido, al tiempo que aprenden la pieza de oído», detalla Navarro. Cuanto más pequeños son, mejor retienen y memorizan. Ambos factores se aprovechan para comenzar con la reproducción de piezas cortas que poco a poco se alargan hasta conseguir que memoricen y reproduzcan piezas largas. De hecho, son capaces de dar conciertos sin recurrir a partituras.
La memoria es importante, pero tanto o más lo es la práctica. El Instituto de Investigación de Educación del Talento (T.E.R.I.), de Japón, señala que la repetición y el ensayo diario preparan al niño para pasar al siguiente nivel de habilidad, pero para ello requiere el refuerzo de la familia y sentir que este entorno le transmite seguridad.
El papel del niño y de los padres
El pequeño es central en esta metodología. Ante todo, se respeta su ritmo de aprendizaje, pero también «al niño como persona», señala la Federación Española Método Suzuki. Esta entidad apuesta por un aprendizaje natural de la música a partir de los tres años, aunque se puede empezar a cualquier edad. «El ritmo de avance viene dictado por el niño, y no por la edad u otros factores», agrega.
Además de aprender a tocar un instrumento, el niño interioriza valores como el respeto y la calidad humana
Las clases a las que se asisten son individuales y en grupo. Las primeras respetan la evolución de cada pequeño, sin compararles con sus compañeros, sin presiones para que emulen a los más aventajados, sin hacerles sentir que son los mejores ni los más retrasados, con correcciones constructivas. En las segundas, manifiesta Navarro, los «niños socializan y aprenden unos de otros desde una actitud positiva y constructiva». «El Dr. Suzuki siempre dijo que su deseo era el de fomentar la calidad humana en el niño», recalca la Asociación Internacional Suzuki.
Respecto a los padres, su implicación es fundamental. Se pide a uno de ellos que asista a todas las clases de sus hijos, señala la Federación, ya que el profesor «le enseñará a proseguir en su casa la acción emprendida durante la clase, con la misma paciencia que tuvo para enseñar a su hijo a hablar». Se les transmiten las dificultades del aprendizaje para que sean conscientes de los obstáculos a los que se enfrentarán los niños y se les anima a infundir seguridad a los pequeños. «De esta forma, el alumno pasa de tener una clase semanal con el profesor a tener siete clases, con el padre o madre en casa», apunta Navarro, quien también acentúa la oportunidad que se da a los padres para pasar más tiempo con sus hijos.
Es un triángulo en cuyo vértice se sitúan los niños. Los otros dos se reservan para el profesorado y para los progenitores. Estos no deben forzar a los niños a ensayar, ni obligarles a tocar o enfadarse porque los instrumentos no suenan como sería deseable. Solo con cariño, comprensión y refuerzo positivo conseguirán los resultados esperados. Se debe conseguir que a los pequeños les guste practicar, no que se sientan forzados a hacerlo. El fin es lograr que, de manera natural, el niño se sienta cómodo para tocar un instrumento y mejore gracias a este proceso, en el que sus padres le acompañan.
La Federación Española Método Suzuki respalda a las distintas asociaciones y profesores que imparten clase de acuerdo a esta pedagogía. En la actualidad, hay asociaciones en la Comunidad de Madrid, Cataluña, Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana y Castilla y León. No obstante, el Método Suzuki se imparte en todas las comunidades autónomas. En Cataluña, la Associació del Mètode Suzuki de Catalunya dispone de una lista de contactos de profesores según los instrumentos que enseñan a tocar con este método, como contrabajo, flauta, guitarra, piano, violín o violonchelo. Todos estos y más son los instrumentos que se pueden tocar según este método.