Decenas de miles de personas en todo el mundo observaron ayer el lento tránsito del planeta Venus frente al Sol, un fenómeno que en España duró desde las 7:19 horas de la mañana hasta las 13:24 y que no se podrá volver a ver desde nuestro país hasta el año 2117.
El buen tiempo que reinó en la mayor parte de Europa favoreció tanto la observación como las concentraciones multitudinarias de personas, que se dieron cita alrededor de los principales observatorios y telescopios. Agrupaciones astronómicas, universidades y aficionados se apostaron desde primeras horas de la mañana en los mejores lugares con telescopios, proyectores y prismáticos protegidos con filtros solares para no perderse el sorprendente espectáculo. A diferencia de otros planetas, Venus no comparte con la Tierra el mismo plano orbital, motivo por el cual sus alineaciones con nuestro mundo y con el Sol resultan muy poco frecuentes. La última vez que se produjo una alineación similar fue en el año 1822.
Para los aficionados que, por razones meteorológicas o de situación geográfica, no pudieron seguir el fenómeno con sus propios ojos, decenas de páginas de Internet retransmitieron el tránsito minuto a minuto, ofreciendo imágenes y exhaustivas explicaciones de cada fase del fenómeno.
Dos momentos de especial interés fueron los de «entrada» y «salida» de Venus del disco solar. Es entonces cuando se produce un curioso efecto óptico, denominado «gota negra». El pequeño punto negro que es Venus parece estirarse junto a los bordes del Sol, hasta tomar la forma de una gota. Este hecho, aunque interesante de ver, dificulta de hecho muchas de las mediciones de los científicos.
El tránsito empezó poco después de la salida del Sol en la mayor parte de los países europeos. En Asia central comenzó a ser visible al mediodía y en Asia Oriental, durante la tarde. Los continentes americano y australiano se perdieron el espectáculo y sólo algunas áreas pudieron tener vistas parciales al atardecer.
Útil para los astrónomos
Tradicionalmente, los tránsitos solares han resultado de mucha utilidad a los astrónomos para determinar las dimensiones reales del Sistema Solar y las distancias entre los planetas y demás cuerpos que lo forman. El método más utilizado es el de la triangulación, es decir, observando desde diferentes puntos de la geografía terrestre la entrada y salida de Venus sobre el disco solar. Con los datos obtenidos y empleando cálculos trigonométricos (método del paralaje), es posible calcular estas distancias.
En la actualidad, y aunque las distancias dentro del Sistema Solar están bien establecidas, el interés científico de los tránsitos se centra en la obtención de modelos que permitan detectar planetas alrededor de estrellas lejanas. El dato fundamental para ello se deriva de la diferencia en el brillo del Sol durante el tránsito, que aunque es muy pequeña, es medible. Encontrar esas mismas diferencias en el brillo de otros soles puede ser una pista fundamental para buscar otros mundos.