Si imaginamos un país donde los niños empiezan la escuela un año más tarde que en España, tienen cerca de un 23% menos de horas de clase, y los profesores se concentran en educar y enseñar a sus alumnos más que prepararlos para rendir en los exámenes, tenderemos a pensar que estos niños obtendrían peores resultados que los españoles en un examen internacional. ¿Por qué entonces Finlandia es el país que lidera las evaluaciones educativas internacionales?
Las estadísticas
En el informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos), en el que participan 275.000 estudiantes de 15 años de 41 países, los estudiantes finlandeses ocuparon en sus dos ediciones, 2000 y 2003, el primer puesto en habilidad lectora, comprensión de la escritura y cultura matemática y se colocaron entre los cuatro primeros en otras materias. ¿Qué tiene Finlandia que no tengan los demás países? Según los datos de EUROSTAT (Oficina de Estadística de la Unión Europea) es cierto que el gasto público en educación en relación con el PIB es más alto en Finlandia (6,51%) que la media europea (5,21%), pero Dinamarca (8,28%) y Suecia (7,47%) lo superan y no obtienen los mismos resultados. Por otra parte, el gasto por alumno en este mismo nivel está muy por debajo de algunos países como Luxemburgo, Estados Unidos o Italia que ocupan los últimos puestos en PISA. Por lo tanto la clave no es una cuestión únicamente monetaria.
El mismo informe PISA proporciona algunas pistas sobre las razones de estos resultados en algunas de sus conclusiones más importantes: los países que cuentan con mayor grado de autonomía en sus centros y gran equidad entre sus colegios son los que obtienen mejores resultados, y Finlandia se sitúa en los primeros puestos respecto a estas dos variables.
Aún así, esta no es la única explicación. La hipótesis central a la que apuntan los especialistas en materia educativa para explicar el excelente rendimiento de los alumnos finlandeses es el alto grado formación del profesorado de educación primaria y secundaria, pero sin olvidar que los sistemas educativos son el resultado de la suma de tres factores que se interrelacionan: el familiar, el sociocultural y el escolar. En el caso finlandés estos factores se coordinan y potencian unos a otros dando lugar a los notorios resultados académicos de sus estudiantes.
El factor familiar, sociocultural y escolar
Finlandia es un país pequeño, con una sociedad democrática que destaca por sus altos índices de igualdad social y equidad, en parte gracias a las fuertes prestaciones económicas y las ayudas oficiales para las familias que ofrece el Estado finlandés. Si tenemos en cuenta que en las dos evaluaciones de PISA el factor más determinante de los resultados de los alumnos, que correlaciona en mayor medida en el rendimiento en todos los países, es el nivel socioeconómico y cultural de las familias, tenemos una de las claves del éxito de los alumnos finlandeses. En este país nórdico, no sólo la variación de puntuación en PISA según el estatus socioeconómico es mínima, sino que incluso los que obtienen peores resultados por esta variable se sitúan por encima de la media.
Por otra parte, el entorno de aprendizaje proporcionado por los hogares en Finlandia es el mejor punto de partida para la preparación de los alumnos. Un dato significativo es que el 55% de las familias finlandesas se consideran los primeros responsables de la educación de sus hijos (en España un 15%), esto es porque participan activamente en ella gracias a las medidas de conciliación laboral y familiar que existen en este país. Este dato, apoyado por el alto nivel de formación de los adultos (34% de la población de 25-64 años tiene estudios superiores), genera el entorno familiar más propicio para que los estudiantes obtengan buenos resultados académicos.
Si a esto sumamos el apoyo cultural del estado con una amplia red de bibliotecas, más de 1.900 bibliotecas públicas, la potenciación indirecta de la lectura y los idiomas que proporciona la televisión en Finlandia (no se traduce ningún programa ni película extranjera, por lo que desde muy pequeños los niños aprenden a leer los subtítulos rápidamente y se familiarizan con otros idiomas), y el elevado índice de lectura (87% de la población) y difusión de prensa, el más alto de Europa, obtenemos como resultado el panorama sociocultural idóneo para apoyar el sistema educativo finlandés.
Respecto al sistema escolar, la estructura de la escuela en Finlandia no difiere mucho del resto de países europeos, exceptuando la edad de escolarización obligatoria más tardía a los 7 años al igual que Dinamarca. Cuenta con una educación primaria (de 1º a 6º) y una secundaria obligatoria (7º a 9º), una vez terminados estos estudios, se puede acceder al bachillerato (tres cursos más) o a estudios profesionales de dos o tres cursos.
Sin embargo hay varios aspectos del sistema escolar que identifican a Finlandia. Como apunta Joan Subirats catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, “¿Cuánta gente quisiera acercarse al modelo educativo finlandés si ello implicara asumir todos los aspectos no estrictamente educativos que son determinantes para explicar el buen rendimiento académico de sus estudiantes?”.
La clave: la formación de los docentes
La sólida y duradera formación de los profesores en Finlandia es una de las claves más importantes del éxito del sistema educativo. La profesión de docente es una de las más prestigiosas en el país y goza de una gran consideración por parte de los ciudadanos, no en vano es una de las carreras más solicitadas por los estudiantes, pero el camino para alcanzar el título no es nada fácil, tan sólo un 15% de los que lo solicitan pueden matricularse cada año.
El proceso de selección es minucioso. La primera fase, sólo para profesores de primaria, se lleva a cabo en una unidad de evaluación nacional en la Universidad de Jyvaskylä, y para acceder a ella se debe haber superado el 9 de media en bachillerato y revalida. En esta prueba, se analiza el perfil del candidato para escoger los mejores, lo que más se valora es la capacidad educativa y la sensibilidad social del aspirante. La segunda parte del proceso de selección, en la que participan también los profesores de secundaria, la lleva a cabo cada Facultad de Educación, y consiste en varias pruebas como una entrevista personal, una explicación ante una clase de un tema, una prueba matemática o la prueba de tecnología añadida en los últimos.
Los afortunados que hayan conseguido superar estos procesos se enfrentan luego a un largo camino para lograr la titulación universitaria de maestro. En 1980, para elevar el nivel educativo del país se recurrió a la medida estratégica de comenzar por elevar la formación de los profesores, estableciendo el modelo del maisterin tutkinto (cinco años de estudios universitarios a tiempo completo). Para ser maestro de primaria se requieren mínimo seis años de carrera, 6.400 horas de formación y estudio además de realizar una tesis como proyecto final de carrera. El profesor de secundaria se forma en las facultades de su especialidad, y después de superar la prueba de acceso entra en la Facultad de Educación, donde debe superar 1.400 horas de formación pedagógica.
Una vez con el titulo en la mano, no hay oposición para entrar en un centro educativo y adquirir la categoría de funcionario público municipal, son los directores de los colegios los que eligen al profesorado, situando a los más competentes en los primeros cursos de primaria, considerados los fundamentales para sentar las bases de la educación de un niño.