El científico y paleontólogo georgiano David Lordkipanidze presentó ayer en Barcelona los resultados del hallazgo en su país del cráneo del homínido sin dientes más antiguo del mundo, un descubrimiento que calificó de «muy importante e histórico» para la ciencia.
Este cráneo, hallado en Dmanisi (Georgia), se añade a tres descubrimientos anteriores de la misma naturaleza en este mismo yacimiento y pertenece al grupo «Homo georgicus», una especie que vivió entre el «Homo habilis» y el «Homo erectus», hace más de 1.700.000 años, y muy probablemente emigró del continente africano a Europa y Asia.
Lordkipanidze explicó que el cráneo se parece al de los otros homínidos de Dmanisi, salvo en el hecho de carecer de dientes. El equipo de investigadores ha podido determinar que todos los dientes maxilares fueron perdidos antes de la muerte y sólo persistía el canino izquierdo.
El yacimiento también contenía algunos artefactos de piedra y de percusión, que le permitían al hombre primitivo cazar, matar animales y procesar sus cadáveres. La condición de cazador, y no de simple recolector y consumidor de alimentos blandos vegetales, del «Homo georgicus» indica que este homínido supo enfrentarse a su entorno con más éxito que otras especies anteriores.
Carnívoros
El homínido de Dmanisi consumía carne, y este producto, según el profesor Lordkipanidze, pudo haber sido la clave de la supervivencia de esta especie y de otros homínidos habitantes de altas latitudes, sobre todo en invierno.
El equipo de investigadores intuye que el consumo de tejidos blandos, como tuétano y cerebro, aumentó precisamente la posibilidad de supervivencia de los individuos primitivos con insuficiencia masticatoria.
En resumen, Lordkipanadze mostró su convencimiento de que «el ejemplar sin dientes de Dmanisi plantea cuestiones muy importantes e interesantes de la estructura social, la historia vital y las estrategias de subsistencia de los hombres primitivos».
