Con el nuevo curso escolar miles de niños de nuestro país se incorporarán por primera vez a las aulas para iniciar el segundo ciclo de Educación Infantil (3-6 años). Algunos de estos niños comenzarán esta etapa después de haber tenido una primera experiencia educativa en centros infantiles o guarderías, otros, vivirán su primer contacto con la enseñanza lejos del ámbito familiar. En cualquier caso, todos estos pequeños deberán, una vez finalizado el ciclo, haber adquirido una serie de competencias y habilidades básicas que les permitirán incorporarse posteriormente a la educación obligatoria.
Según el calendario de implantación de la Ley Orgánica de Educación (LOE), durante el próximo curso 2008-2009 se iniciarán en nuestro país las enseñanzas de Educación Infantil adaptadas a esta normativa. Esta etapa se ordena en dos ciclos, de 0 a 3 años y de 3 a 6 años, y aunque ambos ciclos tienen carácter voluntario, en España la tasa de escolarización en el segundo ciclo alcanza a más del 95% de la población. Y es que, cada vez más, los progenitores son conscientes de la importancia que tiene el aprendizaje y la adquisición de habilidades a una edad temprana, ya que estos sentarán las bases del proceso educativo de sus hijos en las etapas obligatorias.
En Infantil es necesaria una estrecha cooperación de las familias en el proceso educativo
Son dos las características fundamentales que diferencian esta etapa educativa de las posteriores. En primer lugar, en Infantil, más que en ningún otro ciclo, es necesaria una estrecha cooperación de las familias en el proceso educativo, ya que el desarrollo madurativo del niño que se produce en estas edades no se desencadena únicamente en el entorno escolar, sino también en el entorno social y familiar, por tanto, el contacto y la coordinación entre familias y docentes constituye una pieza clave en el correcto desarrollo de esta etapa educativa. Por otra parte, la etapa de Educación Infantil es quizás el periodo educativo en el que la práctica docente está más condicionada por las características personales de cada alumno, puesto que en estas edades, mucho más que en otras más avanzadas, cada niño tiene su propio ritmo y estilo de maduración, desarrollo y aprendizaje, de modo que sus necesidades cognitivas no son siempre las mismas.
Teniendo en cuenta las características anteriores, la Educación Infantil tiene marcados unos objetivos fundamentales, enfocados a conseguir el desarrollo de las siguientes capacidades en los niños:
Áreas de conocimiento
Para conseguir estos objetivos, los contenidos educativos de Educación Infantil se organizan en tres áreas de conocimiento diferentes que corresponden a ámbitos propios de la experiencia y del desarrollo infantil.
Lo fundamental que deben conocer los niños que atienden esta etapa es su propia identidad
Conocimiento de sí mismo y autonomía personal: antes de aprender nada nuevo, lo fundamental que deben conocer los niños que atienden esta etapa es su propia identidad y adquirir la autonomía personal suficiente para poder valerse por sí mismos en las habilidades básicas cotidianas. De este modo, en esta área de conocimiento los contenidos se centran en enseñar a los niños a identificar su propio esquema corporal y el de los demás, a controlar su cuerpo y movimientos de forma coordinada y por supuesto, a adquirir los hábitos de cuidado personal, higiene y salud fundamentales para actuar con autonomía en la vida diaria.
Conocimiento del entorno: la entrada en la escuela amplía y diversifica el entorno en el que están acostumbrados a moverse los niños desde su nacimiento, por eso, además de conocerse a ellos mismos es necesario que los niños aprendan a conocer y a identificar el mundo que les rodea, para que su inserción en él sea más fácil. Entre los bloques de conocimiento de esta área se encuentra, por una parte, el acercamiento a la naturaleza, mediante la identificación de seres vivos y materia inerte o la observación de fenómenos del medio natural; por otra, la exploración del medio físico (cuantificación, temporalidad, percepción espacial) y la introducción en la cultura y la vida en sociedad, desde las relaciones familiares, hasta la comprensión de elementos o señas que identifican a otras culturas presentes en el medio. Aquí tiene cabida también la tecnología, como un elemento del entorno por el que los niños muestran interés y se inician en su uso.
Se fomentará una primera aproximación a la lengua extranjera, especialmente en el último año del ciclo
Lenguajes, comunicación y representación: el lenguaje verbal, el artístico, el corporal o el audiovisual forman parte del proceso de comunicación; a través de la adquisición de las habilidades adecuadas en estos aspectos los niños serán capaces de expresar emociones y sentimientos, comprender los mensajes de los demás e iniciarse en los usos sociales de la lectura y la escritura. Al final de esta etapa educativa, se evaluará a los pequeños en esta área teniendo en cuenta las siguientes habilidades: el desarrollo de su capacidad para expresarse y comunicarse oralmente, con la suficiente claridad y corrección, su conocimiento básico del lenguaje escrito y su habilidad para expresarse y comunicarse utilizando medios materiales y técnicas de los distintos lenguajes artísticos y visuales. Asimismo, en esta área se fomentará una primera aproximación a la lengua extranjera, especialmente en el último año del ciclo.
Aunque la Educación Infantil en España tiene carácter voluntario, lo cierto es que la tasa de escolarización de los niños de tres años, edad en la que da comienzo el segundo ciclo de esta etapa, aumenta progresivamente en nuestro país, alcanzando, según los últimos datos del Instituto de Evaluación a un 96% de la población de esta edad, una cifra que sitúa a España entre los tres países europeos con mayor porcentaje de alumnos escolarizados en edad temprana. Como bien apunta Ignasi Vila, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Gerona, una de las razones del aumento de esta tasa responde a “la modificación de las condiciones de vida, desaparición de la familia numerosa, incorporación masiva de la mujer al mundo laboral y la concentración de la población en el mundo urbano”, hechos que implican que “el cuidado de la primera infancia debe hacerse de forma diferente a como se ha realizado tradicionalmente”; sin embargo, otro de los motivos que avalan este incremento es, según Vila, “la cada vez mayor conciencia social de la importancia de la educación, no sólo en las etapas obligatorias, de forma que cada vez hay más familias que se sitúan ante este tramo educativo no únicamente como una forma de cuidado infantil, sino como una respuesta a las necesidades educativas de sus hijos”.