Ayer, hoy, mañana… La mayoría de los niños tienen dificultad para aplicar estos sencillos conceptos de modo adecuado en su expresión verbal. Percibir de forma correcta cómo se desarrolla el tiempo es una tarea compleja para los más pequeños. Padres y docentes pueden ayudarles en el proceso de adquisición de las nociones temporales con distintos ejercicios, juegos y estrategias que trabajan la reconstrucción secuencial y cronológica del tiempo.
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La noción y organización temporal son conceptos difíciles de asimilar por los niños. Según los especialistas, adquirir una visión clara del tiempo es un proceso lento y paulatino que abarca desde las primeras interpretaciones de día-noche, antes-después, ayer-hoy-mañana, hasta la perfecta discriminación de la dimensión de temporalidad, con conceptos más complejos como los días de la semana, los meses, los años y, por último, las horas.
El orden es la forma de entender la distribución y sucesión de los hechos y cambios que ocurren
Las investigaciones apuntan a que en el proceso de adquisición de la percepción de temporalidad participan dos componentes: el orden, que es la forma de entender la distribución y sucesión de los hechos y cambios que ocurren, y la duración, que constituye el aprendizaje del tiempo físico con sus medidas (días, semanas, meses, años, horas, etc.). Según este esquema, Enrique Rivera y Carmen Trigueros, de la Facultad de Educación de la Universidad de Granada, en la publicación ‘Educación Física de Base’, estructuran la evolución de la temporalidad en los niños en las siguientes etapas:
A partir de esta edad (5-6 años), una vez adquiridas las competencias básicas de «orden» temporal, se debe empezar a trabajar sobre la «duración» para que el niño aprenda las unidades convencionales de tiempo.
Las primeras discriminaciones
El primer aspecto que se debe trabajar con los niños en la etapa de educación infantil es la discriminación de conceptos temporales. Padres y docentes pueden recurrir a distintas actividades sencillas y entretenidas para reforzar estas nociones en los más pequeños:
Hay que mostrar a los niños algunos de los elementos diferenciales de cada una de estas etapas de la jornada
Partes del día: para enseñarles a diferenciar estos conceptos, es útil mostrarles algunos de los elementos distintivos de cada una de estas etapas de la jornada, como el sol de día o la luna y las estrellas de noche, observar una puesta de sol o estar atento a qué hora sale la luna son actividades que le ayudarán a comprenderlo mejor. Otro modo de trabajar estos conceptos se asienta en la asociación de las actividades generales que se realizan (día-vestirse-colegio, mediodía-almuerzo, tarde-merienda-juego, noche-pijama-cena-dormir).
Antes-ahora-después: enseñarles un álbum de fotos donde observen cómo eran antes y cómo son ahora, proponerles que cuenten cosas que se deben hacer antes o después de una actividad (lavarse las manos-comer, ponerse los patines-patinar, levantarse-vestirse) o contarles un cuento al revés y pedirles que lo ordenen son algunas actividades y juegos idóneos para incidir sobre estos conceptos.
Ayer-hoy-mañana: reforzar estos conceptos es fácil con un sencillo juego. Sobre una cartulina dividida en tres partes (ayer-hoy-mañana) se pide al niño que dibuje o escriba cada día sus actividades en cada periodo para que se fije en la correlación que hay entre los tres. Señalar y marcar acciones en los días de un calendario o preguntarle de forma sistemática qué ha hecho hoy o qué hizo ayer son otras oportunidades para trabajar la temporalidad.
Unidades de tiempo
Los distintos conceptos son fáciles de trabajar con recursos didácticos sencillos
Una vez asimilado el sentido de orden del tiempo, el niño puede empezar a aprender las unidades temporales: días de la semana, meses, años, estaciones y horas. Excepto estas últimas, el resto de conceptos son fáciles de trabajar con recursos didácticos sencillos, como canciones, dibujos o representaciones visuales, que ayudan a memorizar y ordenar estas unidades de tiempo en la mente de los más pequeños. Trabajar con un calendario y anotar fechas significativas (cumpleaños, vacaciones, etc.), clasificar las actividades que se hacen cada día de la semana o estudiar los fenómenos atmosféricos de cada estación, son algunas de las propuestas más utilizadas.
El aprendizaje de las horas y los conceptos adyacentes (minutos, segundos, cuartos, medias) es, sin embargo, un proceso que requiere mayor atención y trabajo, tanto por parte de los aprendices, como de quienes les enseñan. Para hacer más fácil esta tarea, se puede hacer uso de algunos de los recursos y aplicaciones interactivas que están disponibles en Internet para reforzar las nociones temporales: