Un rendimiento académico satisfactorio depende, en gran medida, de la efectividad de sus jornadas de estudio. En muchos casos, los alumnos fracasan en esta actividad porque carecen de hábitos adecuados de trabajo, fallan en las técnicas instrumentales esenciales o carecen de la suficiente motivación. Si se detectan estas u otras dificultades de estudio, es preciso actuar a tiempo y corregirlas para que no se intensifiquen a medida que avanzan en su trayectoria escolar.
Las causas del bajo rendimiento
¿Qué hace que un estudiante obtenga mejores resultados que otro? Tal como demuestran los estudios y evaluaciones llevados a cabo en este ámbito, el rendimiento académico de los escolares está asociado en parte a distintos factores socioeconómicos y culturales sobre los que no se puede intervenir de forma directa. Sin embargo, además de estas circunstancias contextuales, el fracaso o el éxito escolar del alumno está unido también de forma indiscutible a su competencia y efectividad para estudiar.
El fracaso o el éxito escolar del alumno está unido a su competencia y efectividad para estudiar
A algunos se les da mejor estudiar las ciencias, otros demuestran mayor destreza en matemáticas y otro grupo puede tener más facilidad para asimilar los contenidos de historia. Pero si se dejan aparte los gustos o habilidades que tienen para las diferentes materias, los estudiantes que obtienen buenos resultados saben en general estudiar de forma efectiva. En el lado opuesto, es probable que los alumnos que no alcanzan el rendimiento esperado tengan distintas dificultades de estudio que les impidan rendir de forma eficiente.
Cada dificultad, su solución
1. No sabe aplicar los métodos básicos de estudio.
2. Carece de un hábito adecuado de trabajo.
3. Falla en las técnicas instrumentales esenciales.
4. Falta de concentración.