Tras seis años de trabajo, ayer por fin se inauguró en Granada el primer túnel de España que permite reproducir artificialmente los efectos de las corrientes de aire. El acto corrió a cargo del Rey Don Juan Carlos y el responsable del proyecto, José María Terrés.
El nuevo ingenio es un artefacto de unos 30 metros de largo, con una gran embocadura en uno de sus extremos y un «macroventilador» en el otro. En esos 30 metros de largo, hay dos zonas de ensayo -de 2,15 metros de ancho y 1,8 metros de alto- donde se colocan maquetas de edificios, puentes, velas, plásticos… y se les aplica distintas velocidades y ángulos de viento. Los resultados pueden ser útiles para levantar construcciones más seguras.
La máquina sirve también para trabajar en el campo medioambiental (formación de dunas, arrastre de elementos contaminantes por el viento, etc.).
La tercera de las líneas de investigación que permite este túnel -capaz de simular corrientes de hasta 200 kilómetros hora- es el sistema de generación de energía eólica.
Su armazón y estructura son de madera, salvo los paños de cristal para ver los objetos que se colocan en el interior. El «macroventilador», hecho de metal, tiene una potencia de 200 kilovatios.