“Saber hacer” y “aprender a aprender” son los dos objetivos formativos principales que propone el modelo educativo del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) a las universidades. Para lograr implementarlo, no basta con que los docentes recurran a las tradicionales metodologías didácticas centradas en las clases magistrales o en la toma de apuntes. Es necesario incrementar el protagonismo de los estudiantes con métodos activos de enseñanza. El aprendizaje basado en problemas (ABP), el estudio de casos o la enseñanza por proyectos son algunas técnicas que permiten centrar el aprendizaje en la actividad del alumno.
Las lecciones magistrales o las clases centradas en tomar apuntes han sido hasta hace pocos años las metodologías didácticas más frecuentes en las aulas universitarias de nuestro país. Pero hoy en día, esta forma de enseñar tiende a reducirse en favor de otras nuevas técnicas y métodos de enseñanza más acordes con los objetivos formativos que marca el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), el marco educativo al que este curso 2010-2011 se han adaptado ya todas las universidades españolas.
El nuevo escenario europeo establece una estrategia docente muy diferente a la anterior. El objetivo es conseguir que los alumnos desarrollen competencias y habilidades por sí mismos, que les preparen para enfrentarse con posterioridad al ámbito profesional con eficacia. Cobra relevancia el aprendizaje autónomo, centrado en la actividad del alumno, más que en la del docente.
Las competencias se desarrollan cuando se ejercitan, no al recibir clases magistrales
Esto implica un importante cambio en las aulas. «Si creemos que aprender es más que memorizar contenidos, tendremos que cambiar el modo en que enseñamos nuestras asignaturas», afirma Alfredo Prieto, Doctor de la Facultad de Biología de la Universidad de Alcalá y uno de los pioneros en nuestro país en el estudio de metodologías activas de aprendizaje. Prieto recalca que las competencias se desarrollan cuando se ejercitan, no al recibir clases magistrales. Esto se alcanza con la práctica en las aulas de metodologías de aprendizaje activo, unas técnicas que, si se implementan de forma adecuada, «motivan a los estudiantes para aprender, mejoran sus actitudes hacia su educación, reducen el desgaste estudiantil y el fracaso académico y mejoran la calidad del aprendizaje», resume el especialista.
Aprendizaje Basado en Problemas (ABP)
La técnica didáctica de Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) es hoy en día una de las estrategias de enseñanza activa de más éxito entre la comunidad docente. ABP propone invertir el proceso de aprendizaje tradicional: en vez de exponer la información y después buscar su aplicación en la resolución de un problema, se comienza por el planteamiento del problema y se implica al alumno en las tareas y pasos que hay que dar para resolverlo.
El ABP se puede utilizar con éxito en todas las disciplinas y niveles educativos
¿Qué gana el alumno? Por una parte, se estimula el autoaprendizaje y el desarrollo de habilidades cognitivas como el pensamiento crítico, el análisis y el aprendizaje significativo. Por otra, al ser actividades que en general se realizan en grupo, se fomenta la responsabilidad, el compromiso, la toma de decisiones y el trabajo colaborativo.
Esta estrategia se puede utilizar con éxito en todas las disciplinas y niveles educativos. Para que resulte más efectiva, es preciso que se presenten problemas del mundo real, que interesen y despierten la inquietud por resolverlos a los alumnos. De este modo, se permite que el estudiante encuentre la relación de sus conocimientos y aprendizajes con el entorno que le rodea, les dote de sentido y le sea más fácil entender la clásica pregunta «¿por qué tengo que aprender esto?». El papel del docente también debe ser activo, tiene que saber adecuar el problema que plantea a las capacidades de sus alumnos y debe guiarles en el proceso de resolución y ayudarles a identificar qué necesitan saber para concluirlo.
Método del Caso (MdC)
El Método del Caso se ha adoptado para enseñar a los estudiantes a resolver problemas del mundo real
Desde que la prestigiosa Universidad de Harvard comenzó a implantar en sus aulas a principios del pasado siglo el Método del Caso (MdC), esta técnica didáctica se ha adoptado en universidades y escuelas de negocios de todo el mundo para enseñar a sus estudiantes a resolver problemas del mundo real. Al igual que el ABP, su objetivo es implicar de forma activa al alumno en la resolución de los problemas, aunque el proceso de aprendizaje se desarrolla de forma diferente.
El trabajo de un caso propone a los alumnos el análisis y la toma de decisiones respecto a una situación concreta. Para ello se le aporta toda la información concerniente al tema de estudio para que la investige, defina los problemas y contraste ideas.
El fin principal es que el estudiante sea capaz de elaborar sus propias conclusiones y aporte nuevas ideas y estrategias para solucionarlo. Esta forma de aprendizaje permite trabajar con un enfoque profesional y relacionar con el entorno laboral los conocimientos adquiridos en el aula, facilita la comprensión a partir de problemas reales y motiva y dinamiza la actitud del alumno en las aulas.
Enseñanza por proyectos
Los proyectos fomentan el autoaprendizaje de los alumnos mediante el trabajo en grupo
El Aprendizaje Basado en Proyectos es una metodología de enseñanza activa y colaborativa que fomenta el autoaprendizaje de los alumnos mediante el trabajo en grupo. Su finalidad es que el estudiante aprenda los contenidos curriculares a través de su propia investigación y experiencia durante el desarrollo del proyecto, ya que debe aplicarlos para lograr su conclusión.
Como en las demás técnicas de aprendizaje activo, la enseñanza por proyectos tiene su base en la aplicación de conocimientos al mundo real. El docente debe describir y marcar los objetivos del trabajo colaborativo y establecer las pautas principales que deben seguir los alumnos para desarrollarlo. El planteamiento tiene que tener en cuenta tanto los conocimientos y habilidades que el profesor desea que adquieran los estudiantes, como las capacidades previas que tienen para llevar el proyecto a cabo. En esta fase previa, se pueden asignar distintos roles a los componentes del grupo para que cada uno tenga bien definida sus funciones.