El catedrático de Microbiología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid Luis Carrasco ha descubierto el agente causante de la ceguera que padecen él y otros miles de personas en nuestro país.
Cuando este científico quedó afectado por una retinopatía periférica aguda zonal oculta, que le hizo perder el 99,9% de la visión, trató de encontrar el origen de su mal partiendo de una hipótesis que se demostraría correcta. La investigación de su equipo, explica Carrasco, partió de la hipótesis de que el origen fuera de tipo infeccioso. Acertaron. El culpable de su ceguera era el hongo de la levadura. Aislarlo requirió de un gran esfuerzo, ya que se trata de un hongo silencioso, que apenas causa inflamación y dolor. Aunque está presente en la flora intestinal de todos los humanos, en ocasiones es capaz de pasar a través de la mucosa al torrente sanguíneo y diseminarse por el resto del cuerpo. Es lo que le sucedió a él y a otros 12.000 invidentes afiliados a la ONCE.
Aunque de momento sólo ha descubierto lo que le provocó la ceguera, Carrasco no pierde la esperanza de hallar también la forma de revertir su enfermedad y volver a ver. Lo que más satisfacción le produce, afirma, es saber que otros científicos podrán investigar si el hongo está implicado en otras retinopatías relacionadas con la que él padece, como el síndrome de los puntos blancos evanescentes, el alargamiento del punto ciego o la coroiditis multifocal; o incluso en patologías no relacionadas, como la enfermedad de Crohn, el lupus o la esclerosis múltiple.
El investigador se muestra también esperanzado en que con el tiempo se puedan mejorar las soluciones de fármacos con las que ya se puede atacar el mal y que están disponibles en el mercado. Él mismo ha sido tratado con esos compuestos fúngicos, y asegura que aunque «es difícil subsanar del todo la infección, se ha comprobado que disminuye». Agrega que los resultados del futuro tratamiento dependerán de cada caso, especialmente de si el diagnóstico se ha realizado a tiempo. Su problema procede precisamente del largo periodo de tiempo que transcurrió hasta que se le pudo diagnosticar la enfermedad.