El primer análisis de las relaciones genéticas entre las razas de perros ha desvelado parentescos insospechados, así como información biológica útil para entender las 350 enfermedades hereditarias de estos animales, como el cáncer, la ceguera, la epilepsia y la sordera. Para detectar diferencias y semejanzas genéticas, científicos del Centro para la Investigación del Cáncer Fred Hutchinson (Washington) analizaron ADN de 414 perros de 85 razas diferentes, las más comunes de las más de 400 catalogadas.
Leonid Krugliyak, coautor de este trabajo publicado en «Science», afirma que la principal sorpresa fue comprobar cómo las razas caninas son genéticamente muy distintas entre sí. El equipo no lo esperaba porque la mayoría de razas son recientes, ya que aparecieron en el siglo XIX con la proliferación de los clubes dedicados a la cría.
Lo cierto es que el perfil genético de cada raza es tan acusado que cuando los investigadores introducían información del ADN de un perro y lo contrastaban en su base de datos, el ordenador tardaba muy poco tiempo en identificar a qué raza canina pertenecía el material biológico. Otro resultado es que las variaciones genéticas entre perros de una raza es menor que la existente entre humanos, homogeneidad valiosa para identificar genes implicados en enfermedades.
En función de la similitud genética, los científicos pudieron clasificar con las 85 razas más comunes cuatro grandes bloques, que agrupan perros con similar origen geográfico, morfología o participación en actividades humanas. Uno de esos grupos principales está integrado por razas caninas con un antiguo origen en Asia y África.
Relación con el lobo
Estas razas son aquellas que tienen una relación genética más estrecha con el lobo, el antepasado directo de los perros domésticos. Caracterizado por la gran diversidad de rasgos anatómicos, en ese grupo figuran el basenji, saluki, samoyedo, pastor afgano, malamute de Alaska y husky siberiano.
Un resultado inesperado fue el hallazgo de que a ese grupo no pertenecen razas que durante mucho tiempo fueron catalogadas entre las más antiguas, como el galgo de los faraones o el podenco ibicenco. La investigación indica que los ejemplares modernos de ambas razas son producto de cruces mucho más recientes. Otro de los cuatro grupos principales incluye las razas mastín y similares, como el bulldog o el rottweiler. El tercer y cuarto bloque fijado en función de la semejanza genética agrupan a razas originalmente utilizadas por los pastores y los cazadores.
Los investigadores estadounidenses creen que estos análisis comparativos permitirán identificar los genes implicados en más de 300 enfermedades hereditarias que afectan a los perros. Del resultado de esos estudios también cabe esperar beneficios para la salud humana porque muchos trastornos son comunes a humanos y perros.