Una investigación de un equipo de psicólogos de la Universidad de Granada pone de manifiesto que para hacer buen uso de la memoria es preciso «inhibir» u olvidar información. Para llegar a esta conclusión, el equipo de expertos ha trabajado durante cuatro años con niños de escuelas de esa provincia y de Jaén y con intérpretes profesionales.
La profesora de Psicología Teresa Bajo, responsable de la investigación, afirma que los niños presentan más dificultades para recordar, ya que no poseen los «conocimientos previos» necesarios para «agrupar» y «discriminar» la información que acumulan en su cerebro.
El resultado es que los niños se ven «inundados» de información que son incapaces de olvidar, mientras que los adultos disponen de una base de conocimiento que utilizan para «integrar y/o inhibir» los datos que reciben y los que ya tienen.
A partir de los 13 años, la memoria mejora debido a que se desarrolla el área prefrontal del córtex, responsable de funciones como el pensamiento crítico, la capacidad de expresar sentimientos y la habilidad para aprender de los errores.
Adultos
En la edad adulta, el fallo de los mecanismos de inhibición y olvido de lo que no es relevante «es común en deficiencias neuropsicológicas como la esquizofrenia», destaca Bajo. En los estudios realizados entre los traductores e intérpretes, los investigadores hallaron que su capacidad de memoria de trabajo o de corto plazo es «superior a la media», debido al entrenamiento específico que les otorga su formación.
En opinión de Bajo, es posible cambiar los mecanismos de memoria mediante el entrenamiento y mejorar su rendimiento. En la actualidad, precisa, existen programas estandarizados de entrenamiento de esta capacidad, que se usan, fundamentalmente, con pacientes con déficit de memoria, aunque pueden ser usados «por cualquier persona».