El anciano que adopta un perro tiene la oportunidad de vivir una experiencia que puede resultar muy beneficiosa tanto para él como para el perro, que encuentra un nuevo hogar. Pero para que la adopción sea exitosa, es recomendable tener en cuenta la edad y tamaño del perro, evitar regalos sorpresa de perros a los ancianos, el carácter del can y saber qué hacer con el perro si el adoptante fallece. Todas estas claves se explican a continuación en este artículo.
Los perros adoptados no solo son estupendos compañeros y amigos para las personas mayores sino que, además, con un adiestramiento específico, pueden facilitar su rutina diaria a los ancianos con problemas de movilidad. Muchos centros de adiestramiento disponen de programas para educar a perros con el fin de ayudar a personas con movilidad reducida. En concreto, cerca del 80% de las escuelas caninas cuentan con ellos, según calcula Gregorio Sánchez, educador de perros y gerente del centro madrileño de recogida municipal Los Cantiles.
Este adiestramiento se alarga alrededor de tres meses, con recordatorios cada cierto tiempo. Entre otras cosas, en estas clases, el perro aprende a recoger y arrastrar objetos del suelo o a pulsar botones. No obstante, reciba o no estas clases de adiestramiento, es seguro que el perro se convertirá «en un estupendo compañero de fatigas para la persona mayor», afirma Sánchez. «Eso sí -añade-, debe tener claro que tendrá que asumir gastos veterinarios y que deberá sacar al perro a pasear tres veces al día, una media de 20 minutos cada vez».
Edad y tamaño del perro adoptado por un anciano
Un perro adulto es adecuado para una persona mayor que tiene una movilidad reducida
Para una persona mayor con movilidad reducida, es adecuado un perro de unos cuatro años. «Es recomendable escoger un can que no sea muy joven, para evitar el trabajo extra que da un cachorro», señala el educador canino.
El tamaño del perro no es un factor que condicione la convivencia entre el anciano y el animal adoptado, según Sánchez. Es más bien una cuestión de carácter, es decir, hay perros que son muy grandes, pero también tranquilos y dóciles. Perro grande o pequeño, mayor o joven. Lo importante es encontrar un compañero fiel al que querer.
Evitar regalos sorpresa de perros a los ancianos
El presidente de la asociación protectora El Refugio, Nacho Paunero, considera por su parte que «no hay un perfil de perro adecuado para personas mayores», sino que lo principal «es tener la voluntad de adoptar un perro para convertirlo en un miembro más de la familia». Paunero explica que un can genera a la persona mayor una serie de actividades extras que pueden resultarle beneficiosas, como acudir al veterinario o dar paseos diarios.
Sin embargo, Paunero aboga por huir del regalo sorpresa que obsequia a los mayores con un perro adoptado. «El adoptante debe tomar la decisión de tener un perro«, afirma. Nadie debe decidirlo por él, ya que entonces se corre el riesgo de una «adopción malograda o frustrada», advierte.
La importancia del carácter del perro adoptado por el anciano
Algunos albergues se encargan del perro cuando el anciano fallece
El educador canino Gregorio Sánchez recomienda adoptar un perro dependiente del dueño, es decir, un can «al que le guste estar muy pegado a su dueño, mimoso y tranquilo, que no necesite pasear mucho, no dé tirones cuando vaya por la calle ni requiera mucha actividad física».
En caso de que la persona fallezca antes que el animal que ha adoptado, ciertos albergues se encargan del perro y lo recogen de nuevo en sus instalaciones. Es el caso de El Refugio.
Adoptar un gato es una alternativa para muchos ancianos. De hecho, según datos del centro de recogida municipal Los Cantiles, la mayoría de las personas mayores de 70 años que acuden a este centro adoptan felinos.
La razón es que los gatos son una buena opción para personas que no pueden salir tres veces al día a la calle, como exigen los paseos del perro. “En estos casos, un gato-perro es lo ideal, es decir, un gato que sea muy dependiente, mimoso y sociable”, afirma Gregorio Sánchez.
Con todo, Nacho Paunero, presidente de El Refugio, reconoce que quien quiere adoptar siempre encuentra “el animal al que convertir en uno más de su familia”. “Hay que buscarlo con fuerza y unas ganas tremendas”, señala.