Adoptar un perro enfermo requiere tiempo y ganas para dedicarle al animal, pero también precisa asesorarse para tratar la dolencia de forma adecuada. En ocasiones, bastan pequeños cuidados para que un animal con problemas de salud se convierta en un gran compañero en casa, sin riesgos para la familia. Los adoptantes encuentran pronto la recompensa: saben que han dado una oportunidad a un animal que no lo tenía fácil.
Mara Stevenson es una de la cientos de personas que cada año adoptan un perro enfermo en España. Conoció a Sinaí, un Podenco orito, a través de la página web de una asociación de acogida de perros en Extremadura. Sinaí estaba desnutrido y padecía una sarna en estado muy avanzado. «Estaba calvo e hinchado por la enfermedad», recuerda Mara.
Un cazador despiadado abandonó al pequeño Sinaí con tan solo ocho meses de edad. «Creí que había llegado tarde porque el perro no se levantaba ni comía.
La enfermedad, si se trata, no tiene por qué suponer un riesgo para la familia ni mermar la capacidad de dar amor del perroPensé que en su estado nadie lo iba a querer, así que decidí adoptarlo«, afirma Mara, autora del blog Difusiones sin medida, desde el que ayuda a otros perros abandonados a encontrar un hogar. El tratamiento contra la sarna duró ocho meses. Ahora Sinaí es un perro feliz «sociable, divertido y muy inteligente», que da y recibe el amor de su dueña.
Relacionarse con la enfermedad
Convivir con una enfermedad no siempre es sencillo para un perro. Los animales abandonados que viven en los centros de adopción y perreras municipales, lo habitual, es que al cabo de pocas semanas sean sacrificados y lo tienen aún más difícil que los perros sanos. Casi la mitad de los animales recogidos padecen algún tipo de enfermedad o dolencia, según el estudio Fundación Affinity sobre abandono de animales de compañía en 2010.
Un perro con problemas de salud, sin embargo, puede ser un gran compañero en casa. Como ocurre con las personas, muchos animales padecen alguna dolencia que precisa cuidado continuo. Pero la enfermedad, si se trata, no tiene por qué suponer un riesgo para la familia adoptante ni mermar la capacidad de dar amor del perro.
«Dejarse orientar por los trabajadores del centro de acogida de perros ayuda a realizar una adopción responsable», señalan en la Asociación Nacional de Amigos de los Animales (ANAA). Los trabajadores de estos colectivos (existen decenas de asociaciones repartidas por todo el territorio nacional) suelen realizan un seguimiento exhaustivo de los animales. Ellos le podrán informar acerca de los requerimientos especiales que necesita su perro enfermo, el tratamiento que debe seguir, o la alimentación especial que necesita.
No todo lo que se oye es verdad
Los veterinarios de los albergues le ayudarán asimismo a desmontar algunos prejuicios acerca de la enfermedad en los perros que no siempre cuentan con fundamento. «A veces se cree que es más caro adoptar un perro enfermo o que la convivencia con los animales dolientes es más complicada. Pero eso no siempre es así», afirma María, de ANAA.
Un can con una salud delicada puede traer además algunas ventajas: «El adoptante sabe que el animal le necesita y esto puede traer algunos beneficios a la familia, como aumentar la cohesión y el sentimiento de compromiso», afirma María.
Cuidado con las fobias
La información que aportan los trabajadores del centro de acogida sobre la enfermedad del perro adoptado es fundamental. Estas recomendaciones, no obstante, deben ir acompañadas de un examen veterinario exhaustivo del can tras su llegada a casa. Cada enfermedad es distinta: no es lo mismo una leishmaniosis, causada por un parásito y que suele precisar tratamiento continuo, que algunos tipos de sarna, que se desaparecen a los pocos meses de curas.
Los antecedentes del adoptante también cuentan. «Para adoptar hay que tener en cuenta la enfermedad, pero también la preparación y las fobias de la persona», explica el veterinario Javier Gómez.
«A veces se cree que es más caro adoptar un perro enfermo, o que la convivencia es más complicada. Pero eso no siempre es así», señala una asociación«Un perro con diabetes necesitará inyecciones con frecuencia, algo complicado para una persona con fobia a las agujas», señala Gómez a modo de ejemplo.
No todas las dolencias son tan evidentes: las hay que tardan un poco más en aparecer. «Se debe estar atento al menos otros 15 días por si emerge alguna enfermedad oculta que padezca el animal y no se conocía. Es lo que se conoce como periodo de adaptación», indica el veterinario.
La enfermedad precisa dedicación. Y no conviene descartar que aparezcan nuevas complicaciones inesperadas. Estos imprevistos explican que Gómez aconseje al adoptante contar con «tiempo» disponible que dedicar al perro enfermo. «Tratar un problema de salud grave precisa sobre todo de dedicación y ganas. Y a veces se debe asumir que el perro puede morir en un cierto tiempo», concluye el veterinario.
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Conocer en detalle la enfermedad del perro es primordial.
Evite los prejuicios: con información, un perro enfermo puede ser un gran compañero.
Un animal con salud delicada necesita tiempo y ganas para dedicarle.
Someta a su perro enfermo a un adecuado examen de salud y déjese aconsejar por su veterinario sobre su tratamiento y alimentación.