American staffordshire terrier: todo lo que debes saber sobre esta raza

La imagen del american staffordshire terrier es la de un perro imponente y de gran fortaleza.

De tamaño mediano, cuerpo equilibrado, fuerte y musculado, pero a la vez ágil. Su cabeza es grande, con un cráneo amplio y bien definido, y un hocico poderoso. El pecho es ancho, profundo y las extremidades fuertes y musculosas.

El estándar de la raza establece que el american staffordshire terrier debe tener una altura a la cruz (desde la base del cuello al suelo) de unos 46 a 48 cm para los machos y de 43 a 46 cm para las hembras. En cuanto al peso, se sitúan entre los 22 y los 30 kg.

Sus orejas, cortadas o naturales, son pequeñas en proporción al tamaño de la cabeza y de inserción alta. Los ojos son redondos y oscuros. La cola es corta y la lleva en posición baja.

La esperanza de vida de un amsttaf suele ser de 12 a 14 años.

El pelaje es corto, de textura dura, denso y brillante y sus colores son variados. Hay ejemplares con el manto blanco, azul, negro, marrón, rojizo, atigrado, leonado o con una combinación de estos colores.

Aunque sus raíces están en el Reino Unido, su desarrollo como raza se realizó en Estados Unidos y es el país al que se le atribuye su procedencia.

El american staffordshire terrier comparte sus orígenes con el staffordshire bull terrier y el antiguo bulldog inglés. En la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, estas razas fueron criadas para formar parte de sangrientos espectáculos de entretenimiento público, conocidos como «bull-baiting», en los que tenían que enfrentarse en combates contra toros y otros animales salvajes.

Estos perros llegaron a Estados Unidos con inmigrantes británicos en el siglo XIX, donde se criaron para ser más grandes y para realizar funciones como la caza, la protección de propiedades y ganado.

En un principio se les denominó american pitbull terrier, pero a base de selecciones de estos ejemplares y no de cruces de razas distintas, se reconoció también el staffordshire terrier.

En 1936 se inscribió el primer ejemplar en el American Kennel Club (AKC) y se reconoció oficialmente como raza por la Federación Cinológica Internacional (FCI), pero no fue hasta 1972 cuando se le añadió el término “american” a su nombre.

Su personalidad innata es amigable y noble pero, en las manos incorrectas, puede desarrollar un comportamiento agresivo.

Con sus seres queridos es muy fiel, cariñoso, amable y juguetón. Disfruta mucho de los momentos en familia y realizando actividades en compañía.

Su fortaleza física proyecta su valentía y su determinación. Es un gran protector que daría su vida defendiendo a los suyos.

El amsttaf es un perro tranquilo, que puede tolerar quedarse solo un tiempo si se le acostumbra pronto, pero también puede desarrollar una mala conducta si está aburrido o no ha realizado el suficiente ejercicio, y destrozar lo que encuentre por casa.

Fiel a su naturaleza terrier, es terco y algo independiente, pero su inteligencia y la devoción que siente por su círculo cercano hace que aprenda rápidamente. Hay que comenzar a enseñarle desde cachorro. En su adiestramiento es importante establecer reglas claras y consistentes desde el principio y utilizar métodos de entrenamiento positivos y motivadores para corregir malas conductas. Nunca se le debe azuzar ni emplear la violencia y los castigos para que esto no influya en su carácter y su comportamiento.

Muy leales y protectores, cumplen a la perfección la función de perros guardianes, pero no porque sean agresivos, sino por tener un físico intimidante y disuasor. Por su sociabilidad natural y el deseo de complacer a sus dueños, bien adiestrados pueden distinguir entre una amenaza real y una situación segura.

Los amstaff son muy versátiles y pueden desempeñar diversos roles. Desde perros de terapia asistida con animales, hasta competidores en deportes caninos que requieren rapidez, agilidad y destreza como el agility y el flyball. También son ingeniosos y receptivos, unos excelentes candidatos para el entrenamiento de obediencia.

Muy bien socializado desde cachorro, el amsttaf puede convivir en un hogar con niños y otras mascotas domésticas. Es un perro al que le gusta mucho jugar, y con los más pequeños se comportará de manera cariñosa y con cuidado, siendo consciente de su fuerza. A pesar de todo, las interacciones entre ellos deberán ser supervisadas para evitar que surja algún problema con el que salga dañada alguna de las partes.

Con otros perros, sin embargo, sus relaciones pueden ser conflictivas y llegar a tener enfrentamientos fuertes si siente que es desafiado. Esto puede prevenirse si se le introduce tempranamente y se le acostumbra a estar y jugar con sus congéneres desde pequeño. En cualquier caso, no hay que dejarle nunca solo cuando haya perros alrededor.

La higiene general del amsttaf es muy sencilla y no requiere un gran esfuerzo ni de cuidados extraordinarios para garantizar su bienestar.

Tiene un manto corto de mantenimiento bajo. Con un cepillado semanal es suficiente para eliminar el pelo muerto. En épocas de muda, en las que se le cae más cantidad, puede ser necesario aumentar la frecuencia.

El american sttafordshire terrier debe bañarse cuando sea necesario, utilizando un champú suave específico para perros, a no ser que se ensucie de manera extraordinaria o desprenda un olor desagradable. Un exceso de baños puede ser perjudicial para la piel y eliminar sus propiedades protectoras.

Las orejas pueden acumular suciedad o cera. Es imprescindible revisarlas y limpiarlas con frecuencia usando un limpiador específico.

Sus ojos deben ser lavados a menudo, para mantenerlos limpios de polvo y secreciones. Se puede utilizar una gasa humedecida con suero fisiológico.

Si no existe un cuidado dental regular pueden acumular placa bacteriana y tener problemas en las encías. Como medida de prevención es importante realizar un correcto cepillado de dientes varias veces a la semana con una pasta y un cepillo suave para perros.

Las uñas largas pueden resultar muy molestas al caminar. Es fundamental cortarlas siempre que el amsttaf lo necesite.

La raza es activa y, como tal, necesita bastante estimulación física y mental para mantener un temperamento equilibrado y liberar toda su energía. Los amsttaf son perros amistosos y afectuosos que prosperan cuando realizan actividades acompañados.

Su rutina de ejercicio tiene que incluir paseos o caminatas diarias, senderismo, juegos de búsqueda y rastreo y sesiones de juegos de todo tipo con sus dueños, como el lanzamiento y recuperación de una pelota o un juguete o el tira y afloja.

Por su nivel de inteligencia, y para que aprenda pronto órdenes básicas y comandos, como permanecer junto, quieto, sentarse o acudir a la llamada, se le debe entrenar en obediencia desde cachorro.

Los american staffordshire terrier tienen características propias de los grandes atletas. Son fuertes, ágiles y resistentes y pueden ser muy habilidosos en multitud de deportes caninos como el agility, el canicross y el flyball.

Los amsttaf son enérgicos y si realizan ejercicio regular no suelen engordar. Sin embargo, esto no significa que no haya que supervisar muy bien su dieta para que sea equilibrada, compense el desgaste calórico y esté totalmente adaptada al tamaño, edad y el nivel de actividad de cada ejemplar.

A la hora de elegir un tipo de alimentación se debe optar siempre por alimentos de alta calidad, formulados específicamente para perros activos y razas medianas. Pueden ser alimentos secos, húmedos o una combinación de ambos, que incluyan muchas proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales esenciales. La comida comercial también se puede complementar con recetas caseras, según las preferencias del perro.

Para fijar la dieta perfecta es conveniente revisar las indicaciones de los fabricantes y consultar con el veterinario. Una opinión profesional ayudará a establecer adecuadamente las raciones y la frecuencia de las comidas. También orientará de los cambios que deban producirse según las necesidades que vaya teniendo cada amsttaf a lo largo de su vida.

A los cachorros, hasta los seis meses, se les puede alimentar unas tres veces al día, y cuando ya son adultos, pasar a hacerlo una o dos.

La raza es fuerte y goza de buena salud, aunque hay algunas enfermedades que pueden afectar con más frecuencia a algunos ejemplares.

• Displasia de cadera: enfermedad hereditaria en la que la cadera no se desarrolla adecuadamente, causando dolor, cojera y muchos problemas de movilidad en el perro.
• Ataxia cerebolosa: trastorno neurológico que afecta a la coordinación de los movimientos y el equilibrio, provocando debilidad en las extremidades, tropiezos, caídas, dificultad para caminar recto o subir y bajar escaleras, entre otros problemas.
• Problemas cardíacos: algunos american ataffordshire terriers pueden sufrir enfermedades cardíacas, como la estenosis aórtica y la cardiomiopatía dilatada. Los síntomas comunes suelen ser dificultad para respirar, fatiga y debilidad.
• Alergias cutáneas: el amstaff puede padecer alergias cutáneas provocadas por algunos alimentos, alérgenos ambientales o las picaduras de parásitos o insectos. Si se detecta picazón, enrojecimiento o inflamación de la piel es preciso consultar con un veterinario que ayude a identificar los desencadenantes de la alergia y recomendar un plan de tratamiento adecuado.

Durante la Primera Guerra Mundial, un american staffordshire terrier llamado Stubby, desempeñó un papel importante como perro de guerra por el que obtuvo numerosas condecoraciones y se le concedió el grado militar de Sargento. Fue un símbolo de patriotismo en los Estados Unidos.

El amsttaf puede adaptarse a vivir en un piso siempre que sus necesidades de ejercicio estén bien cubiertas. Sus dueños deben ser personas activas.

No es una raza agresiva, sino amistosa y sociable, pero su fuerza física y sus características la incluyen en el listado de los perros potencialmente peligrosos (PPP). Por este motivo se recomienda solo a personas sensatas que tengan experiencia previa.

Los amstaff deben ser correctamente socializados y adiestrados con coherencia, firmemente y en positivo, marcándoles muy bien los límites. Su comportamiento depende en gran medida de ello. Y es que, por lo general, detrás de un perro agresivo suele haber un dueño inexperto, mal informado o irresponsable.

Por la normativa establecida para razas peligrosas, el amstaff debe ir atado con una correa y con un bozal puesto durante sus paseos, y es conveniente acostumbrarle desde que es cachorro.

Un amstaff bien adiestrado y cuidado con cariño será un perro de compañía bueno, leal y feliz, con mucho amor y dulzura que dar a la persona o familia que lo acoja como uno más en casa.