Los animales, en especial los perros, son la principal fuente de apoyo para las personas que viven en la calle. Con ellos comparten su tiempo, realizan actividades conjuntas y palian el sentimiento de soledad. Datos recientes apuntan que el 74 % de las personas sin hogar considera a su perro su principal fuente de apoyo social. Sin embargo, a la hora de pernoctar, no siempre pueden estar con sus mascotas, y ambos terminan durmiendo a la intemperie. En este artículo explicamos la situación y las iniciativas que hay para mejorarla.
No es extraño que una persona sin hogar comparta su vida con algún animal, habitualmente con uno o varios perros o gatos. Los animales son fieles testigos del día a día de los humanos, de sus alegrías y tristezas. Ofrecen compañía sin pedir nada a cambio y están siempre cuando la persona más los necesita. Son, en definitiva, esos amigos del alma que todos precisamos.
Para las personas que viven en la calle los animales resultan ser unos camaradas indispensables. Según un estudio elaborado por la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la Fundación Affinity y la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los animales (FAADA), el 74 % de las personas sin hogar considera a su perro su principal fuente de apoyo social. El vínculo que establecen es tan fuerte que un 93 % cree que el can jamás le abandonaría y que siempre permanecería a su lado.
Y el humano, ¿prescindiría de la compañía de su perro en alguna situación? Probablemente no, tal y como se puede comprobar a diario en los albergues. Son pocos los centros que permiten acceder a sus instalaciones con animales, lo que provoca que los sintecho terminen pernoctando en la calle. Colectivos como FAADA quieren cambiar esta situación. Con su proyecto ‘#MejoresAmigos’ buscan facilitar el acceso de los animales a albergues y viviendas sociales o de inclusión en Cataluña.
La sintonía humano-animal
El vínculo entre las personas y los animales es algo científicamente demostrado. Tal y como defiende el biólogo Edward O. Wilson, los animales nos aportan bienestar, salud y felicidad. Esta teoría, bautizada como biofilia, puede resumirse como la tendencia innata de los seres humanos a acercarse a la naturaleza y sentirse en sintonía con ella. Antes de Wilson esta tesis fue defendida por Erich Fromm, filósofo y psicoanalista.
En la Fundación Affinity llevan años analizando el nexo entre las personas, los perros y los gatos, y valorando sus beneficios. “Investigar esta relación en personas de situación de calle nos confirma que la relación con nuestro animal puede ser aún más crucial en momentos de alta vulnerabilidad. Esto nos abre un abanico de posibilidades para comprender y salvaguardar ese vínculo como un elemento fundamental de la red social de esas personas”, comenta Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity.
Importante sustento afectivo
Pero ¿por qué el animal se convierte en la principal fuente de apoyo para la persona que vive en la calle? Tal y como explica Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la UAB, “las personas sin hogar tienen redes sociales muy comprometidas. Nuestro estudio indica que, para la mayoría de los participantes, el perro es su principal fuente de apoyo social”.
De acuerdo con el estudio, son varias las circunstancias que determinan que los animales sean una pieza indispensable para las personas que no tienen hogar:
- Les permiten compartir su tiempo y están acompañados en sus actividades.
- Siempre están disponibles, lo que palia el sentimiento de soledad de la persona.
- Se transforman en confidentes, dinamizando una relación de cariño y confianza con el humano.
- Se muestran accesibles a la hora de establecer un contacto físico a través de caricias y muestras de afecto.
- Suponen una responsabilidad para la persona, que debe asumir el compromiso de su cuidado, lo que propicia que se sienta más útil y tenga un propósito vital.
Para Fatjó, el elemento más destacable de los animales es su disponibilidad. “Dicho de otro modo, están siempre allí cuando la persona necesita contacto y consuelo”, recalca.
El perro, el mejor amigo del ser humano
Imagen: alda2
Conforme al estudio citado, la red de apoyo social de las personas sin hogar está constituida en un 33 % por perros. El 74 % de los encuestados destacan a este animal como su respaldo principal. “Los perros forman vínculos afectivos muy intensos con las personas con quienes conviven. Además, muestran una capacidad muy elevada para leer nuestro lenguaje no verbal y detectar si nos encontramos en un estado de ánimo negativo”, expone el experto. El 93 % de los entrevistados considera que es con su can con quien comparte más momentos felices y divertidos y el 90 % cree que es con estos animales con el que muestra más afecto.
Fatjó también destaca la capacidad de los animales de compañía actúan como catalizadores sociales. “Facilitan el contacto y la interacción entre las personas. Por ejemplo, una persona acompañada por un perro en la calle recibe muchos más contactos espontáneos por parte de desconocidos que si está sola. En el seno de la familia, los perros facilitan también la comunicación entre las personas, por ejemplo, entre los niños y adolescentes y los adultos que cuidan de ellos”, resume.
No separarse del compañero de cuatro patas
Para las personas sintecho acudir a albergues y viviendas sociales es muy importante, pero la imposibilidad de acceder a estas instalaciones con sus animales termina obligándoles a pernoctar en la calle. El proyecto #MejoresAmigos, liderado por FAADA, pretende cambiar esta realidad, facilitando la admisión de personas y animales a los centros sociales de Cataluña.
Además de mediar con las administraciones, la fundación FAADA proporciona alimentos y asistencia veterinaria a los animales. Hay vivencias similares en otros países muy exitosas, como Feeding Pets of the Homeless, que opera en Estados Unidos y Canadá desde 2008. De acuerdo con su experiencia, “los animales de los sintecho son un enlace a la realidad, por eso y por el vínculo y amor que se establece son capaces de sacrificarse para proteger a su animal”.
Y, contrariamente a lo que podamos pensar, estos animales gozan de buena salud. Así los desvela un estudio publicado en la revista médica veterinaria Preventive Venterinary Medicine. Basándose en los datos de la organización benéfica canadiense Community Veterinary Outreach (CVO), focalizada en mejorar la salud y el bienestar de las personas y sus mascotas en situación de vulnerabilidad social, estos animales no tienen problemas médicos inusuales. La condición corporal es, en general, buena, la delgadez patológica es muy poco frecuente y la obesidad se observa en porcentajes similares a la de las mascotas de otro tipo de propietarios: incluso es menos frecuente en los perros de las personas sin hogar.