Cerca de la mitad de los europeos comparte su vida con un perro o gato -cuando no con más-, según la Federación Europea de Productores de Alimentos para Mascotas. Los animales hacen felices a sus humanos. No es ningún secreto que son una fuente inagotable de monerías con la que les hacen reír a diario. Pero, ¿pueden también mejorar la salud de las personas con las que conviven? ¿Puede su mejor amigo peludo ayudarle a alargarle la vida? Hay varias evidencias científicas que dicen que sí, como se ve a continuación.
¿Vive con un perro o gato? Tendrá menos estrés
Su mascota reduce su estrés en el trabajo y le ayuda a afrontar más tranquilo los problemas, lo que se traduce en un sistema inmunitario más fuerte y menos vulnerable a las infecciones
Los beneficios de tener un felino o can cerca son muchos, dicen los expertos. «Las personas que viven con una mascota padecen menos estrés y también se recuperan antes cuando atraviesan una situación tensa», afirma un estudio sobre vínculos emocionales entre animales y personas del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.
Además, esta investigación ha estudiado el efecto que tienen las mascotas en el trabajo. ¿La conclusión? «Trabajar cerca de perros y gatos reduce el estrés laboral y mejora las relaciones entre compañeros de oficina», recoge el informe. Los científicos de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia (EE.UU.) analizaron las variaciones de la concentración de hormonas del estrés en tres grupos de empleados: unos que tenían mascota y podían trabajar cerca de ella (o llevarla a la oficina); otros que tenían pero la dejaban en casa; y otros trabajadores que no vivían con animales. Aunque en las primeras muestras de saliva no hubo diferencia significativa en la concentración de hormonas del estrés entre los tres grupos, a medida que pasaban las horas los científicos sí pudieron cuantificarla: el estrés era notablemente menor en aquellas personas que vivían con un animal y podían trabajar cerca de él.
El estrés causa estragos en el sistema inmunitario. El cortisol liberado en el organismo inhibe este sistema. Así, bajo un estrés crónico, la persona se vuelve más vulnerable a las infecciones: la salud, y la capacidad de defenderse de la enfermedad, se reduce.
Una cuestión de corazón, ¡peludo!
Vivir con perros y gatos, además, es bueno para el corazón de las personas, dicen los científicos.
Si vive con un perro o gato, su riesgo de sufrir un infarto de miocardio es menor y, si lo padece, lo más seguro es que se recupere antes y mejor
El médico Adnan Qureshi ha coordinado la investigación ‘Vivir con gatos y riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular’, un estudio que ha seguido la salud cardiaca de un total de 4.435 individuos durante diez años. «Y resulta que las personas que no viven con felinos corren un 40 % más de riesgo de sufrir un infarto de miocardio que aquellos que sí», afirma Qureshi.
Ya sea atigrado, tricolor, negro o tuxedo (blanco y negro), los gatos no solo quieren a los humanos, pues vivir con un minino también protege el corazón. Aquellos que comparten vida y cama con un felino, según el trabajo de Qureshi, sufren menos ataques cardiacos y también padecen menos enfermedades del corazón. Pero, ¿cómo lo consiguen? Los gatos ayudan a liberar el estrés que tienen, reducen su ansiedad y logran bajar su presión arterial. En otras palabras, el amor felino disminuye su ritmo cardiaco y esto resulta ser el mejor protector para el corazón.
¿Y qué hay del perro? Sí, lo ha adivinado. Él también protege la salud cardiaca de sus humanos. Quienes viven con ellos tienen mayores posibilidades de sobrevivir el primer año tras haber padecido un ataque cardiaco, sea cual haya sido la gravedad del infarto. Pero aún hay más: aquellas personas hospitalizadas por culpa de una enfermedad en el corazón también comienzan a andar antes y mayores distancias cuando el centro médico cuenta con un perro de asistencia para ayudar en su recuperación.
Los paseos diarios que precisa la mascota también ayudan a romper con los hábitos sedentarios, y poco saludables, de algunos humanos. De hecho, la creciente evidencia de los beneficios que tiene el amigo de cuatro patas ha logrado que la Asociación Americana del Corazón afirme que «vivir con un animal protege su corazón y reduce su riesgo de padecer una enfermedad cardiaca». En otras palabras, maullidos y ladridos: le ayuda no solo a ser más feliz, sino, en muchos casos, también a vivir más tiempo.
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