Bullmastiff: todo lo que debes saber sobre esta raza

Como buen perro guardián, el bullmastiff tiene una apariencia distintiva, con un físico corpulento que resulta intimidante.

De tamaño grande, robusto y musculoso, pero no pesado. Pecho ancho y profundo, extremidades fuertes y cabeza ancha y cuadrada.

Los machos adultos suelen medir entre 64 y 69 cm a la cruz (desde la base del cuello al suelo), mientras que las hembras suelen tener una altura de entre 61 y 66 cm. El peso de los bullmastiffs varía considerablemente, pero, en general, los machos pesan de 50 a 59 kg, y las hembras de 41 a 50 kg.

Los ojos medianos y bastante separados del bullmastiff suelen ser de color marrón oscuro, aunque también pueden tener un tono avellana más claro.

Las orejas son de implantación alta, tamaño pequeño, en forma de “V” y caen dobladas hacia delante, pegadas a la cabeza. Tienen un color más oscuro que el resto del manto.

La cola es de inserción alta, recta o encorvada, gruesa en la base y se estrecha hacia la punta.

El bullmastiff tiene una esperanza de vida de 8 a 10 años.

El pelaje es corto, liso, duro al tacto y bien pegado al cuerpo. El estándar de la raza reconoce tres colores principales:

• Leonado: que varía desde un tono arena claro hasta un tono rojizo intenso.
• Atigrado: con rayas negras o grises oscuras sobre un fondo leonado.
• Rojo: sólido.

La máscara negra que se extiende hacia los ojos y suele fundirse con las marcas negras a su alrededor, es característica en la raza.

El bullmastiff fue criado en el siglo XIX en Gran Bretaña. Su función era proteger las extensas fincas y los cotos de caza de los nobles británicos de los cazadores furtivos y los ladrones. Ayudaban a los guardabosques persiguiendo e inmovilizando a los extraños que merodeaban por las propiedades, para que fueran capturados. Esta tarea les valió el apodo de “perro nocturno del guardabosques” o “perro nocturno del coto”.

La raza surgió de la necesidad de lograr un can que fuera lo suficientemente grande y valiente para enfrentarse a los intrusos, pero lo bastante dócil como para no herirlos de manera innecesaria.

Es el resultado de un cruce selectivo entre el mastiff (60%), una raza antigua y poderosa, y el tenaz bulldog (40%). El cruce buscaba combinar la fuerza y la resistencia del mastiff con la velocidad, la agilidad y la ferocidad del bulldog. Además de un equilibrio entre la capacidad de intimidación y la de discernir entre amigos y enemigos.

Los criadores seleccionaron cuidadosamente a los ejemplares con las cualidades deseadas. El resultado fue un perro guardián formidable, controlado e inteligente, que podía actuar con valentía pero atendiendo órdenes cuando era necesario, y también mostraba una naturaleza gentil y afectuosa con sus cuidadores.

A medida que el papel de los perros guardianes en las propiedades rurales fue disminuyendo con el tiempo, el bullmastiff encontró un nuevo cometido como perro de compañía y guardián de hogares, gracias a su naturaleza equilibrada y la devoción que mostraba hacia su familia.

El Kennel Club británico reconoció la raza oficialmente en 1924, el American Kennel Club (AKC) en 1933 y la Federación Cinológica Internacional (FCI) en 1955.

A pesar de su aspecto algo amenazante es una raza gentil, noble y serena.

El bullmastiff es un perro alegre, afectuoso, hogareño y muy fiel. Se entregará a todos los miembros de su familia por igual, sin hacer distinciones ni tener una persona favorita, y será el mejor protector en cualquier momento.

Disfruta de la compañía humana y busca el contacto físico, por eso, no tolera muy bien la soledad. Si se le deja solo, sin atención largo rato, puede ser bastante destructor y causar daños importantes en muebles y otros objetos que encuentre por casa.

Es inteligente, activo, curioso y muy observador. Siempre alerta, pendiente de su entorno, es capaz de diferenciar entre una amenaza real y una situación inofensiva. Rara vez mostrará agresividad sin un motivo justificado.

Son perros de temperamento estable, serenos, confiables y de gran autocontrol, pero también pueden ser tercos y no tan dóciles. Es fundamental que tengan una buena socialización temprana y una educación firme, coherente y constante. Si no se trabaja con ellos adecuadamente para poder controlarlos bien, algunos ejemplares pueden tener problemas de comportamiento y manifestar conductas hostiles hacia personas desconocidas y otros animales.

Es un extraordinario perro guardián, es la función para la que fue creado y lo lleva en el ADN. 

Algunos ejemplares también conservan habilidades de rastreo, pueden seguir pistas y olores con determinación, y se utilizan en trabajos de búsqueda y rescate.

También es frecuente su presencia en exposiciones caninas.

Aunque es un perro tranquilo, y no muy juguetón, puede establecer buenas relaciones con los niños de su familia y se mostrará tolerante y muy protector. Sin embargo, es preciso supervisar las interacciones porque, por sus características físicas, pueden ser rudos con los niños más pequeños sin quererlo, incluso siendo cachorros.

Podrá convivir con otro animal doméstico en casa, como un gato, si han crecido juntos y lo conoce. Cuando hablamos de perros la cosa cambia, sobre todo si se le junta con otro macho. Su naturaleza como guardián le hace ser posesivo y comportarse de manera territorial y dominante, y esto suele ser un foco de conflicto.

Para evitar cualquier problema, la socialización debe comenzar siempre desde que es cachorro.

El mantenimiento del bullmastiff no es complicado. Con cuidados regulares bastará para que su aspecto sea saludable y no tenga problemas derivados de una falta de higiene.

Para conservar su corto pelaje en buen estado es suficiente con cepillarlo dos o tres veces por semana con un guante de goma que elimine el pelo muerto y la suciedad. Aunque pierde pelo de manera moderada todo el año, en las épocas de muda puede ser necesario un cepillado diario.

Es un perro que no desprende mucho olor corporal y que suele padecer problemas dermatológicos. Ambos factores hacen que lo recomendado sea espaciar los baños para cuidar el ph de su piel y las propiedades de su pelaje.

Una buena periodicidad es hacerlo cada dos o tres meses, salvo que esté realmente sucio, y utilizar un champú suave específico para perros.

La cera y la suciedad retenida en las orejas puede provocar infecciones. La limpieza de oídos debe ser habitual usando una solución auricular y una gasa o paño limpio.

La limpieza de los ojos es fundamental para evitar la acumulación de legañas y secreciones y posibles irritaciones. Para lavarlos se puede emplear un paño suave, humedecido con agua tibia, que se pase suavemente a su alrededor, evitando el contacto directo con el globo ocular.

La higiene oral tiene que ser constante en la rutina de aseo como medida de prevención contra la caries y otras enfermedades periodontales. El cepillado de los dientes debe realizarse varias veces por semana con un cepillo y una pasta dental indicadas para perros.

Las uñas tienen que ser cortadas con frecuencia porque demasiado largas pueden causar molestias al caminar. Si no las desgasta naturalmente, hay que cortarlas siempre que sea necesario.

Los pliegues que suelen tener en la cara, alrededor del hocico y en la frente, tienen que revisarse y limpiarse a menudo porque pueden ser el lugar perfecto, húmedo y cálido, para que proliferen bacterias y hongos que pueden provocar irritación, picor e infecciones en la piel.

Después del baño, o si se moja un día de lluvia, hay que secarlos bien.

El bullmastiff no es un loco del deporte, pero va a necesitar ejercitarse a diario de manera moderada para conservar su temperamento estable y sentirse bien tanto a nivel físico como emocional.

La etapa de crecimiento de esta raza es delicada, y para no comprometer el correcto desarrollo de sus articulaciones y sus músculos, el ejercicio debe estar muy controlado hasta bien pasado su primer año de vida. De lo que se trata es de adecuar la actividad a las características y capacidades de cada perro, el estado de salud y la edad.

En su rutina diaria no pueden faltar dos o tres paseos briosos por el vecindario, parque o sendero natural, en los que pueda caminar rápido o trotar. Las caminatas tienen que ser lo suficientemente largas para satisfacer sus necesidades de ejercicio, teniendo en cuenta su resistencia y evitando sobreesfuerzos.

También le beneficiará correr en el jardín, en un patio seguro o área vallada al aire libre, o acompañar a su dueño cuando salga a correr o a andar en bicicleta.

Por su naturaleza, disfrutará de los juegos de rastreo, usando su buen olfato para encontrar premios o juguetes escondidos, y de los juegos de arrastre, en los que tenga que tirar de cuerdas o juguetes resistentes. Es una raza inteligente y dispuesta a la que también se le puede entrenar en agility y obediencia.

Al bullmastiff le gusta comer mucho. Esto, sumado a que no son muy amigos del ejercicio intenso, les predispone a la obesidad.

Es vital que la dieta de los cachorros esté muy ajustada para evitar el sobrepeso. Tener más kilos de lo normal en esta etapa puede generar problemas musculoesqueléticos cuando son perros adultos. Aunque el control de su alimentación debe realizarse a lo largo de su vida, evitando un exceso de golosinas y asegurando que realiza el suficiente ejercicio para mantener un peso saludable.

Los bulllmastiffs pueden alimentarse con comida comercial de alta calidad indicada para perros de raza grande (pienso o croquetas secas y comida húmeda enlatada), o con comida preparada en casa.

La cantidad de alimento necesaria puede variar según el tamaño, la edad, el nivel de actividad y el metabolismo individual de cada bullmastiff. Es importante seguir las recomendaciones que aparecen en los envases de alimento de los fabricantes y, si se opta por las recetas caseras, siempre se debe consultar con un veterinario o un nutricionista canino para que garantice que la dieta es equilibrada y establezca la cantidad adecuada de las raciones.

Por lo general, los cachorros en fase de crecimiento suelen necesitar alimentarse con mayor frecuencia, tres o cuatro veces al día, dividiendo su ración diaria en porciones más pequeñas. Con los perros adultos se aconseja bajar a dos, para prevenir la obesidad.

Los bullmastiffs son perros fuertes, pero no están libres de sufrir algunas enfermedades o complicaciones propias de la raza.

• Displasia de cadera y codo: comunes en razas grandes como el bullmastiff. Aparecen cuando las articulaciones no se forman correctamente. La causa es hereditaria o puede estar provocada por un problema de sobrepeso. El perro puede experimentar dolor, cojera y dificultades para moverse, levantarse, subir o bajar escaleras.
• Torsión gástrica: afección grave en la que el estómago se hincha por la presencia de gases, líquido o comida atrapados dentro, provocando que se retuerza sobre sí mismo. Es más común en perros grandes y con pecho profundo, como el bullmastiff, y puede ser mortal si no se trata de inmediato.
• Problemas oculares: como el entropión,en el que los párpados se pliegan hacia dentro, o el ectropión, hacia fuera, dejando más expuesto el ojo, y pueden causar molestias, irritación e infecciones. También es frecuente la atrofia progresiva de la retina que puede acabar en la ceguera total del perro.
• Hipotiroidismo: enfermedad en la que la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas. Los síntomas son variados y los más comunes son aumento de peso, pérdida de pelo, letargo y problemas de piel.
• Problemas dermatológicos: la raza puede presentar enfermedades de la piel como la dermatitis, infecciones por levaduras y alergias cutáneas que pueden causar picazón, enrojecimiento, descamación, sequedad y pérdida de pelo.

Los bullmastiffs también pueden padecer problemas cardíacos (cardiomiopatía, soplos, etc.)y algunos tipos de cáncer (osteosarcoma, linfoma, etc.)

Su simple nombre, bullmastiff, procede de la combinación de los nombres de las razas a partir de las cuales se desarrolló, el bulldog y el mastiff.

A diferencia de otros perros guardianes que pueden ladrar en exceso, el bullmastiff es un guardián silencioso. Prefiere observar y evaluar la situación antes de actuar, es muy eficaz pero discreto.

“Butkus”, fue el leal y querido bullmastiff de Sylvester Stallone. Le acompañó desde antes de dar su salto a la fama, cuando no tenía dinero ni para mantenerse y se vio obligado a malvenderlo porque no podía alimentarle. Su suerte cambió y pudo recuperarlo, teniéndole con él hasta que falleció en 1981 por un problema de corazón. Llegó a aparecer en las películas Rocky y Rocky II, y lo lleva tatuado en un brazo, sobre un tatuaje anterior con la cara de su ex mujer Jennifer Flavin.

Aunque puede ser un estupendo compañero, no es un perro recomendado para personas novatas o indecisas. Necesita ser bien socializado y educado en obediencia para aprender límites y respetar cuál es su lugar en su familia, y esto es complicado si no se tieneninguna experiencia previa.

El hecho de que el bullmastiff no sea especialmente activo, lo hace apto para vivir sin problemas tanto en un piso en la ciudad como en una casa con jardín o en el campo.

Por su gran hocico y sus belfos caídos es una raza que puede babear bastante más que otras.

En España no está incluido dentro del listado de razas de perro potencialmente peligrosas (PPP) pero, cada comunidad aplica sus normas al respecto, y hay algunas que han ampliado esta lista metiendo el bullmastiff dentro. Por eso, antes de adquirir uno, es fundamental informarse bien sobre la normativa específica en lo relacionado con la raza, en el ayuntamiento del municipio de residencia.

Con un buen adiestramiento el bullmastiff reúne todo lo que se puede esperar de una mascota familiar. Es un perro inteligente, cariñoso, protector, con una gran voluntad por complacer, fiable y muy leal.