El perro o gato debe acudir al veterinario una vez al año. Pero los doctores de animales aconsejan visitas más frecuentes, en especial cuando se trata de un cachorro o un can o felino mayor. ¿El motivo? Como se explica a continuación en este artículo, los años gatunos y perrunos corren más rápido que los humanos, y las visitas veterinarias pueden hacer ahorrarse no solo sustos innecesarios, sino también dinero.
«Un año en la vida de un perro o gato puede equivaler a entre cinco o siete años en la de una persona, por lo que los controles de salud anuales son imprescindibles», afirma el veterinario Alfredo Fernández Cuando un cachorro llega a casa, existen una serie de vacunas cruciales que protegen al pequeño perro o gato de enfermedades graves: entre ellas, el parvovirus, la leucemia felina, el moquillo o la rabia. Por ello es tan importante no saltarse ninguna de estas visitas a la clínica, dice el doctor de animales Alfredo Fernández, de la Organización Colegial Veterinaria Española: «Los cachorros necesitan un control médico muy riguroso. Incluso conviene ir a la clínica antes de la llegada del animal al hogar, para aprender qué cuidados precisa y cuáles son sus necesidades».
Una vez que el cachorro está en casa tampoco hay que saltarse la primera visita oficial con su médico unos días después. Esta cita permite examinarle y confirmar que está sano. Además, sirve para establecer su calendario de desparasitación interna (gusanos intestinales) y externa (pulgas, garrapatas, etc.).
¿Y qué pasa con los hábitos de limpieza del pequeño perro o gato? Estas primeras visitas también se pueden aprovechar para preguntar dudas habituales sobre la higiene del nuevo miembro peludo de la familia: cómo limpiar los dientes al perro, cómo cepillar al gato para que le guste o si es necesario bañar al minino y cómo. Además, el cachorro podrá obtener su tarjeta sanitaria, así como su identificación mediante microchip.
Entonces, ¿en cuántas visitas veterinarias se traduce esto? En total, un cachorro tendrá que realizar entre tres y seis visitas al veterinario en los primeros meses de vida.Imagen: lifeonwhite
Gatos y perros sanos… más que vacunas ¿Y qué ocurre cuando el felino o can cumple el año de edad? En un mundo perfecto, los cerca de cuatro millones de gatos y más de cinco millones de perros que viven en España, según el censo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía, irían al menos una vez al año al veterinario. Pero la realidad es que más de medio millón de felinos y canes no irán ni una sola vez al veterinario este 2018, según el estudio realizado por la consultora veterinaria VMS (Veterinary Management Studies).
«Sin embargo, los controles veterinarios son esenciales para asegurar la salud de perros y gatos, ya que pueden sufrir enfermedades graves sin que su familia humana sepa reconocerlas a tiempo», advierte Xavier Roura, del Hospital Veterinario de la Universidad Autónoma de Barcelona, especialista en leishmania y otras enfermedades transmitidas por mosquitos.
Por ello, los veterinarios aconsejan acudir a la clínica de forma regular al menos una o dos veces al año. Esto servirá no solo para proteger a los felinos y canes, sino también a sus humanos. «La revisión anual veterinaria debería ser absolutamente necesaria», añade Fernández, aunque sería mejor incluso acudir entre dos y cuatro veces al año. Y explica así el motivo: «Un año en la vida de un animal puede equivaler a entre cinco o siete años en la de una persona, por lo que los controles anuales son totalmente imprescindibles». Por eso, cuando un veterinario pide ver al amigo perruno o gatuno de nueve años cada seis meses, no debería, por tanto, extrañar; en términos humanos, equivale a ver al médico una vez cada cuatro o cinco años.
La tenencia responsable de canes y felinos, así como realizar las revisiones veterinarias anuales que el peludo amigo necesita para estar sano son pautas ineludibles para garantizar el bienestar de los animales, recuerdan los expertos. Además, aunque estas visitas regulares implican un desembolso, a medio y corto plazo, pueden suponer un ahorro en los gastos del perro y gato: los controles veterinarios previenen enfermedades cuyo tratamiento posterior podría ser más costoso.
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