La prevención es idónea para eludir pérdidas de piezas dentales e infecciones en el perro a consecuencia de las temidas caries. Una vez que el diente, colmillo o muela tiene una caries, habrá que extraer la pieza dental dañada para evitar infecciones que puedan afectar a su salud de manera grave. En este artículo se explica cómo impedir las caries, cuándo acudir al veterinario y qué tratamiento seguir contra estas.
Una caries es una afección dental causada por bacterias que deterioran el diente. Por ello, la higiene oral es la mejor medida contra las caries en la dentadura canina. No obstante, para conseguir que el perro tenga la dentadura limpia, hay que acostumbrarle desde cachorro a la manipulación de la misma. «Si no se acostumbra desde cachorro, cuando sea adulto, será muy complicado limpiarle la boca, tanto en casa como en el veterinario», asegura José Luis Torres, veterinario de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Madrid (SPAP).
Las caries en el perro provocan dolor o pérdida de apetito debido a las molestias al masticar o al morder. Pero también pueden causar enfermedades graves, como la endocarditis infecciosa. Esta enfermedad consiste en una infección que afecta al correcto funcionamiento de las válvulas del corazón.
Cualquier infección oral en el perro se puede trasladar a otras partes de su cuerpo, como el aparato digestivo, sobre todo, en el caso de que el animal no tenga su sistema inmunitario en buen estado.
Impedir las caries en el perro
La prevención de las caries se puede llevar a cabo de manera bastante eficaz si el perro se alimenta con pienso
Prevenir las caries en el perro de manera eficaz es posible si se alimenta con pienso. Este tipo de alimento ayuda a mantener la boca libre de sarro y placa bacteriana, responsable de las caries.
Al frotar sobre los dientes, las bolas o trozos de pienso consiguen un efecto similar al de un cepillado de dientes.
Ciertos productos, como galletas o huesos, son específicos para ayudar a que el perro tenga una higiene oral adecuada. Con el mordisqueo de estos productos, se consigue arrastrar sarro y placa bacteriana de las piezas dentales y se previenen de manera eficaz las caries.
Por otro lado, los alimentos con textura húmeda y la comida casera colaboran en la acumulación de sarro y suciedad, que es el caldo de cultivo para las caries o el mal aliento. «Para mantener una correcta higiene oral en el perro, es recomendable ofrecerle de manera habitual pienso, aunque se pueda, de vez en cuando, proponerle un poco de alimento húmedo», explica el veterinario José Luis Torres.
Un perro que acude con frecuencia a la consulta del veterinario para hacerse chequeos tendrá controlado el estado de su boca. De esta manera, el veterinario podrá detectar a tiempo las caries u otro tipo de problemas orales.
¿Cuándo acudir al veterinario?
En el momento en el que se diagnostican problemas orales graves en el perro, como caries o gingivitis (inflamación de las encías), es necesaria la visita al veterinario para tratar la afección oral.
Los síntomas que alertan de que el perro tiene problemas dentales graves son: dificultad para morder o masticar, halitosis, mucha cantidad de sarro o encías retraídas.
Los perros pequeños y los chatos son más proclives a padecer problemas dentales
Los perros muy mayores tienen la dentadura más desgastada y son más proclives a padecer caries. Con la edad, los perros pueden perder piezas dentales, sobre todo los dientes más pequeños, que se encuentran en la parte superior e inferior de la boca. Los perros pequeños y los de razas braquicéfalas (de hocico chato) son los más proclives a padecer problemas dentales.
Una vez que el perro tiene una caries en la dentadura, la solución más habitual es extraer la pieza dental dañada. Lo más importante es evitar infecciones y dolor al can. Sin embargo, cuando los perros se presentan a certámenes de belleza, sus dueños pueden optar por reconstruir la pieza dañada por la caries.
Es posible que, aunque el perro tenga molestias derivadas de la caries, no lo demuestre. A menudo soporta el dolor mejor que los humanos. De ahí la importancia de las revisiones periódicas y de la observación de los dueños sobre posibles molestias derivadas de los problemas dentales, como falta de apetito o dificultad para masticar.
Un peligro que puede dañar la dentadura del perro de manera grave es que el animal muerda piedras u otros objetos duros. La rotura de los dientes puede suponer que haya que extraer las piezas dentales dañadas. Por ello, es recomendable no utilizar juegos que impliquen el uso de objetos que puedan dañar la dentadura del perro.