Carlino: todo lo que debes saber sobre esta raza

A pesar de su pequeño tamaño, por sus características físicas es un perro moloso.

De cuerpo compacto, bien proporcionado, robusto y regordete. Su cabeza redonda y maciza, con piel arrugada en la frente, y el hocico corto y cuadrado contribuyen a su característica expresión facial que refleja inteligencia y curiosidad.

Los carlinos miden de 25 a 30 cm a la cruz (desde la base del cuello al suelo) y su peso ideal ronda los 6-8 kg.

El carlino tiene unos grandes y redondos ojos oscuros, y unas orejas pequeñas, suaves al tacto, que puede llevar dobladas hacia atrás (oreja de rosa) o con un pliegue hacia delante (oreja de botón). La cola es de inserción alta y se enrolla sobre la cadera.

La esperanza de vida de la raza es de 12 a 15 años.

El pelaje del carlino es fino, corto, liso, suave y brillante.

Los colores comunes del manto son plateado, albaricoque, beige, leonado y negro. Presentan marcas distintivas en la cara, como la máscara o el hocico negro, las orejas más oscuras o los lunares en las mejillas.

Su origen es antiguo, y se sitúa en Oriente hace unos 2.000 años, en concreto en China, donde las razas de morro corto y chato eran muy valoradas y comunes.

Los emperadores chinos apreciaban su apariencia distintiva de perro de juguete y su carácter afable. Los carlinos compartían palacio con la realeza, y, como compañeros de los emperadores y miembros de la corte y de la alta sociedad, eran mimados y vivían con todos los lujos.

La raza no apareció en Europa hasta el siglo XVI, cuando comerciantes holandeses llevaron algunos ejemplares a los Países Bajos, llegando a convertirse en los perros favoritos de la Casa Real de Orange. Y después, con el acceso al trono de Inglaterra de Guillermo III y Maria II de Orange, tras la Revolución Gloriosa a finales del siglo XVII, los carlinos también se introdujeron en el país.

El desarrollo y la cría de la raza se concentró en Holanda y Gran Bretaña, país, éste último, que finalmente asumió su patrocinio.

La raza fue registrada por el Kennel Club inglés en 1883 y la Federación Cinológica Internacional (FCI) la reconoció oficialmente en 1966.

El carlino es un perro con muchas cualidades y tiene unos rasgos de personalidad entrañables y un temperamento equilibrado.

Es un perro familiar, amable y dulce. Muy cariñoso y leal, puede parecer hasta excesivamente apegado a sus dueños, a los que reclamará atención y carantoñas constantes para sentirse plenamente feliz y contento.

El carlino es juguetón, alegre y divertido. Siempre está de buen humor y dispuesto a compartir momentos de juego y actividades con sus seres queridos. Algo payaso, buscará ser el centro de atención y entretener a quien esté a su alrededor.

Por la conexión que establecen con sus propietarios, no toleran quedarse solos. La falta de compañía les puede generar ansiedad, estrés y tristeza, y llevarles a tener comportamientos inapropiados y algo destructores, así como a ignorar a sus dueños cuando regresan a casa.

Los carlinos tienen buen carácter, pero también mucha personalidad e inteligencia. En ocasiones pueden ser algo tercos e ir por libre cuando se les pide que hagan algo o se les da una orden. Nada que un buen adiestramiento en positivo y con cariño, desde cachorros, no pueda resolver. Son perros fáciles de educar.

El carlino es un perro curioso, sociable y valiente. No suele tener miedo a los extraños, pero puede ser un poco reservado al principio, hasta coger confianza.

Su desconfianza ante las personas que no conoce puede hacer del carlino un buen perro alerta, que ladre para avisar a sus dueños si algo le perturba. El papel de guardián le quedaría grande por su nada intimidante y reducido tamaño.

En realidad la habilidad especial que hace destacar a la raza es la de ser un perro amoroso y devoto de su familia.

Los carlinos se lo pasarán en grande con los niños por su naturaleza juguetona, vivaracha y sus ganas de diversión. Aunque son perros pequeños, no son delicados, tienen una fortaleza que les permite jugar sin sufrir daños. Sin embargo, no está de más supervisar los momentos juntos para controlar que los niños no se excedan y que se respeten mutuamente.

El carlino suele ser compatible con otros animales y puede convivir pacíficamente con otros perros, gatos y mascotas en casa.

Su carácter extrovertido y adaptable los va a predisponer bien a entablar relaciones, pero hay que procurarle una socialización temprana, que fomente que sus interacciones sean positivas.

La higiene general del carlino es sencilla, pero es fundamental adquirir una rutina y mantenerla, y prestar atención a algunos cuidados especiales.

Tiene un manto corto de mantenimiento bajo, pero muda todo el año, y eso hace necesario cepillarle a menudo para eliminar el pelo muerto. Lo recomendado es hacerlo dos o tres veces a la semana, con la ayuda de una manopla o cepillo de goma, y en las épocas de muda, en las que se le cae más cantidad, aumentar a un cepillado diario.

Hay que bañarle sólo cuando sea necesario, a no ser que se ensucie de manera extraordinaria o desprenda mal olor, utilizando un champú suave específico para perros. Un exceso de baños puede ser perjudicial y eliminar los aceites naturales de su piel.

Después del baño es preciso secarle muy bien, poniendo el foco en todos los pliegues que tiene en la cara y en el cuerpo, para eliminar cualquier rastro de humedad en ellos, y prevenir irritaciones o alergias cutáneas.

Las pequeñas orejas de los carlinos pueden acumular suciedad o cera. Es imprescindible revisarlas y limpiarlas con frecuencia, usando un limpiador específico.

Sus grandes ojos saltones son muy delicados, y deben ser lavados prácticamente a diario, para mantenerlos limpios de polvo o secreciones. Se puede utilizar una gasa humedecida con suero fisiológico.

Las razas de perro pequeñas, y más las de cara plana, tienen tendencia a acumular placa bacteriana y a tener problemas en las encías. Como medida de prevención es importante realizar un correcto cepillado de dientes varias veces a la semana, con una pasta y un cepillo suave para canes.

Las uñas largas son un problema porque pueden romperse, clavarse y provocar daños al andar. Hay que cortarlas siempre que el carlino lo necesite.

Por su hocico chato y las dificultades que puede tener para respirar y regular la temperatura, el carlino no lleva nada bien el calor. Con temperaturas altas es vital mantenerlo lo más fresco posible, procurándole sombra y mucha hidratación. Además, hay que evitar sacarle a pasear o que haga ejercicio en las horas centrales del día, en las que el calor puede ser más sofocante, y hacerlo al amanecer y por la noche.

En invierno hay que protegerlos del frío extremo, porque también son más sensibles a las bajas temperaturas. No tienen un manto espeso, y abrigarlos para el paseo cuando llueve o hace frío, es una buena solución.

El carlino es un perro casero, y estará encantado tumbado tranquilamente en su cama, a los pies de sus dueños o en el sofá. Pero, que no sea atlético ni muy enérgico, no significa que no sea activo. Para sentirse bien, y en forma, tanto a nivel físico como mental, deberá realizar ejercicio moderado o jugar a diario.

Lo que no le puede faltar son los paseos cortos al aire libre junto a su propietario. Además de los juegos en casa, como el escondite o la búsqueda de un juguete o premio, perseguir y atrapar una pelota, la resolución de puzzles y rompecabezas,  en los que deba poner a prueba su concentración y su inteligencia, o el entrenamiento de obediencia, con el que puede aprender trucos y señales.

Aunque es pequeño, el carlino también puede realizar algún deporte canino como el agility. Preparar un circuito de obstáculos sencillo y adecuado a su tamaño, sin salir de casa o en el jardín, no es complicado.

A los carlinos les encanta comer y ganan kilos fácilmente. De hecho, son propensos a la obesidad. Se volverán locos por los premios en forma de golosinas. Pero lo que puede ser una motivación perfecta cuando se les educa, puede volverse en contra si cogen más peso del que deben, y pasarles factura con su salud.

Partiendo de esta realidad, la dieta debe ser equilibrada, nutritiva y adecuada para razas pequeñas. Teniendo en cuenta la edad de cada ejemplar, su estado de salud (raza braquicéfala y posibles enfermedades o intolerancias) y su nivel de actividad.

Al elegir la comida se recomienda seleccionar alimentos de alta calidad que sean más fáciles de masticar y de digerir. Y se puede optar por alimentos secos o croquetas, alimentos húmedos, o por una combinación de ambos.

En cuanto a la frecuencia y la cantidad de alimento, las razas pequeñas se benefician de raciones más pequeñas pero más frecuentes. Para obtener una información precisa se puede recurrir a las recomendaciones del fabricante o consultar con un veterinario o nutricionista canino.

El carlino es una raza que puede sufrir diversos problemas de salud. Aunque no todos los ejemplares desarrollaran estas enfermedades, y pueden tener una vida larga y de calidad, son perros bastante delicados.

• Problemas respiratorios: los más habituales. La cara aplastada y el morro chato del carlino son la causa de muchas de las patologías relacionadas con las vías respiratorias que padece. El síndrome braquicéfalico es el más frecuente y puede originarle serias dificultades para respirar, sobre todo en climas cálidos o si realiza ejercicio intenso.
• Problemas oftalmológicos: sus ojos grandes y saltones están más expuestos a la intemperie y son más sensibles y propensos a irritarse, a tener infecciones, úlceras y sequedad en la córnea.
• Problemas de obesidad y cardiacos: que sea una raza pequeña y con tendencia a la obesidad también la hace más susceptible de tener problemas cardiacos. Cuidar la alimentación y fomentar que haga ejercicio regular son vitales para evitar estas complicaciones.
• Enfermedades en las articulaciones: su tamaño reducido no impide que a menudo padezcan displasia de cadera y luxación de la rótula. Ambas condiciones provocan dolor y cojera al perro.
• Problemas dermatológicos: las arrugas que tienen, sobre todo en su cara, pueden acumular fácilmente humedad o suciedad que desencadenen infecciones por bacterias en su piel.

El carlino tiene su propio lema en latín “Multum in Parvo”, mucho en poco, que no puede describir mejor la raza.

Frank es el famoso carlino que salía junto a Will Smith y Tommy Lee Jones en “Hombres de Negro” o “Men in Black”. Su papel en la película era el de un extraterrestre camuflado en el cuerpo de perro para pasar desapercibido en la tierra.

Josefina, la esposa de Napoleón Bonaparte, fue la dueña de un carlino llamado «Fortune«, del que apenas se separaba y al que quería profundamente.

El carlino puede vivir en cualquier hogar, independientemente de sus dimensiones o su ubicación. Desde un apartamento pequeño a una casa grande, en un entorno urbano o campestre. Mientras goce de las comodidades del interior de su casa, de las atenciones de sus dueños y pueda mantener el nivel mínimo de actividad que necesita, será feliz sin importarle dónde.

Es una raza perfecta para personas o familias que no hayan tenido perro antes. Hace muy fácil la convivencia porque es pequeño, noble, cariñoso, sociable y fácil de educar. Además no precisa de grandes cuidados, ni realizar mucho ejercicio. Sólo requerirá estar más pendiente de sus posibles y variados problemas de salud.

Por sus habituales complicaciones respiratorias, que pueden verse agravadas con temperaturas extremas, son perros más aptos para climas templados, ni muy calurosos ni muy fríos.

El talante tranquilo y más sedentario que activo de los carlinos, los convierte en perros de compañía perfectos para personas mayores.

Con su tierna y graciosa apariencia y un temperamento alegre y cariñoso, entregado a sus seres queridos, al carlino no se le puede pedir nada más.