Los paseos son fundamentales para la salud física y psicológica del perro. Pero los dueños, además, pueden aprovechar ese momento para relajarse, estrechar lazos de amistad, jugar con el can y hacer ejercicio. Para conseguirlo, es importante enseñar al perro a caminar con correa, recoger los excrementos, escoger la mejor hora para el paseo, saber la importancia de educar al perro para pasear y encajar la agenda con sus necesidades. En este artículo se explican estas cinco claves y se destacan también los problemas que pueden surgir al pasear con el perro.
Clave 1: enseñar al perro a caminar con correa
Un perro que sepa caminar con la correa por la calle convertirá los paseos con sus dueños en momentos de relajo y disfrute, en lugar de un motivo de estrés. Por ello, es importante educar y enseñar al perro desde cachorro a caminar de manera correcta con sus dueños por la calle.
Enseñar al perro a andar con correa ayuda a evitar problemas con otros viandantesPor su parte, las diferentes leyes autonómicas y municipales obligan a los dueños de perros a llevarlos sujetos con correa por la vía pública. Respetar esta pauta es una de las claves que se deben tener en cuenta para disfrutar de las caminatas al aire libre con el can. Además, hay que ser siempre tolerantes con quienes tienen miedo a los animales o no les gustan.
Clave 2: recoger los excrementos del can
Las bolsas para recoger los excrementos del perro no deben faltar en el momento del paseo. De nuestro civismo depende la opinión de otras personas sobre los perros y sus dueños. La vía pública debe quedar limpia tras el paso de nuestro animal. De esta manera, asimismo, evitaremos accidentes a los viandantes y no colaboraremos en que la calle esté sucia y se convierta en un foco de bacterias.
Los ayuntamientos aprueban normas (ordenanzas) para mantener sus ciudades limpias. Estas normas de limpieza viaria y gestión de residuos incluyen sanciones para los dueños que no recogen los excrementos de sus perros de la calle.
Clave 3: escoger la mejor hora para el paseo
Los paseos matutinos ayudan al animal a estirar los músculos
Los perros deben pasear tres veces al día. Lo idóneo es repartir las salidas entre la mañana, la tarde y la noche. Sin embargo, hay momentos más indicados para pasear con nuestro amigo: por la mañana temprano y tras las horas de descanso, para estirar los músculos; después de comer, para favorecer una buena digestión (con un margen de unos 20 minutos tras la comida); así como al final del día -antes de dormir-, para ir relajados a la cama.
La época del año en que nos encontremos también es importante. En verano es preferible evitar el paseo durante las horas más calurosas, mientras que en invierno hay que hacer lo contrario: aprovechar las horas de más sol.
En cualquier caso, y con las precauciones mencionadas, los paseos largos serán un regalo para el perro. Está en su naturaleza corretear, olisquear y caminar con libertad. Por ello, siempre que sea posible, hay que hacer una escapada a zonas tranquilas y solitarias. El sitio apropiado es el campo o la montaña, donde poder dejar que el perro retoce. Hay que tener en cuenta que ciertas razas caninas necesitan paseos más largos para mantenerse en forma. Un dueño responsable debe cubrir las necesidades de su perro en este sentido.
Clave 4: la importancia de educar al perro para pasear
El animal debe estar bien educado para que acuda a la llamada de sus dueños, no se escape y no se pelee con otros perros. Cuando un perro se encuentra con otros animales, es habitual que se produzcan conflictos, casi siempre, debidos a su sentido de la territorialidad.
Estas peleas son peligrosas porque pueden provocar heridas de gravedad. Por ello, el perro siempre debe estar supervisado durante el paseo por los dueños. Aunque el perro sea obediente y tranquilo con las personas, puede mostrarse agresivo frente a otros animales.
Clave 5: encajar la agenda con las necesidades del perro
Un aspecto fundamental antes de adoptar o de acoger un perro es calcular la cantidad de tiempo del que se dispone. Si se cuenta con una agenda muy apretada, puede ser mejor no tener un perro en casa. Los paseadores y cuidadores profesionales de animales también pueden ayudar. En cualquier caso, el bienestar del perro depende del tiempo que sus dueños tengan para cuidarle. Y una de las actividades a la que hay que dedicar más tiempo son los paseos.
La descoordinación con el perro en el momento de pasear y los tirones de la correa pueden convertir el paseo con el can en una carrera de obstáculos, que impida disfrutar tanto al dueño como al animal del paseo.
Los tirones de la correa generan en el perro nerviosismo y ansiedad
El perro que pasea por la calle necesita oler y orinar con tranquilidad. Cuando un perro pasea, además de hacer sus necesidades, practica un ritual que consiste en dejar feromonas olfativas para otros congéneres, al tiempo que capta las de los demás. Los tirones de la correa por parte del dueño generan en el perro nerviosismo y ansiedad que, a su vez, se traducen en más tirones por parte del can.
En cualquier caso, los pasos del dueño y del perro deben estar coordinados. Los dueños son quienes dirigen al perro y no al contrario. Cuando la hora del paseo deja de ser un momento lúdico y agradable, hay que plantearse la posibilidad de acudir a un educador canino para que nos enseñe cómo debemos pasear con el perro.
No plantear el paseo con el perro como una obligación, sino como un momento de relajo y disfrute.
Hay que pasear al perro tres veces al día. Lo apropiado es hacerlo por la mañana, por la tarde y por la noche, una media de 20 minutos en cada salida.
El perro debe ir sujeto con la correa. Es recomendable hacer escapadas al campo donde el can pueda disfrutar en libertad.
Si la hora del paseo con el perro se convierte en un momento de estrés, enfados y tirones con la correa, es momento de plantearse acudir a un educador canino, que ayude a corregir el problema.