Los bebés que viven con perros y felinos crecen más sanos y su sistema inmunológico se fortalece, sostienen diversos estudios. Pero una buena relación entre niños y gatos no solo es beneficiosa para la salud de los pequeños. Como se explica a continuación, los menores aprenden grandes lecciones de sus amigos felinos, entre ellas, el respeto por otras formas de vida, la responsabilidad y el valor de la paciencia. E, incluso, los gatos pueden estimular la capacidad lectora de los niños, como demuestra un pionero programa puesto en marcha en un centro de adopción de animales.
Los bebés que viven con perros y felinos crecen más sanos y su sistema inmunológico se fortalece, sostienen diversos estudios. Pero una buena relación entre niños y gatos no solo es beneficiosa para la salud de los pequeños. Como se explica a continuación, los menores aprenden grandes lecciones de sus amigos felinos, entre ellas, el respeto por otras formas de vida, la responsabilidad y el valor de la paciencia. E, incluso, los gatos pueden estimular la capacidad lectora de los niños, como demuestra un pionero programa puesto en marcha en un centro de adopción de animales.
Lección 1. Respetar otras formas de vida
La primera gran lección que aprende un niño que vive con un gato es respetar otras formas de vida. Los padres deben hacerle entender que los felinos tienen sentimientos, aunque el pequeño no siempre comprenda qué hace el gato o por qué se comporta de determinada manera.
Un consejo muy sencillo para educar a los niños en el amor hacia los animales es tratar al peludo compañero con el cariño que se merece y llamarle siempre por su nombre. Hay que evitar palabras despectivas o referirse al felino como si se tratara de un objeto: un gato no es «esto», sino nuestro «respetado gato».
El 90% de las personas que viven con felinos les consideran parte de su familia, según el estudio ‘Ciudadano canino, nuestra evolucionada relación con gatos y perros‘. Y esto ha calado en los menores: cada vez más jóvenes rechazan el maltrato y la experimentación con animales, como muestra una encuesta realizada por la asociación Personas por un Trato Ético hacia los Animales (PETA).
Lección 2. Valorar el espacio ajeno
Los felinos son unos interlocutores muy locuaces que despliegan gran cantidad de información, y no solo a través de sus maullidos, sino también mediante su expresivo lenguaje corporal. Los niños no pueden conocerlo, pero los adultos sí. Por ello, es clave que los padres aprendan primero a interpretar el lenguaje corporal de sus gatos y, después, se lo transmitan a sus hijos.
- ¿Sabe cómo ríen los gatos?
De este modo, un animal que aplana sus orejas y abre mucho sus ojos denota estrés o miedo. Este no es el mejor momento para que el niño se acerque a él. Pero sí es una ocasión de oro para explicarle que es importante respetar el espacio personal de los demás, y esto incluye saber cuándo dejar a su amigo de cuatro patas solo y tranquilo.
Lección 3. Profesor gato: ¿me enseñas a leer?
Los gatos no solo enseñan a los menores importantes valores vitales que les acompañarán durante resto de sus vidas. Los peludos compañeros, además, pueden convertirse en un aliciente que motive a niños y niñas a leer.
Esta novedosa iniciativa es idea de la asociación Liga de Rescate Animal, que ha puesto en marcha en su refugio de adopción de gatos de Berks (EE.UU.) un programa pionero de lectura infantil con felinos. Los pequeños son invitados al refugio de adopción de animales a leer a los gatos que buscan casa. «Este programa infantil con felinos potencia la capacidad lectora de los niños, mientras que permite a los animales socializarse e interactuar con las personas», explican los promotores de este proyecto. De este modo, los gatos se preparan para su llegada a su hogar definitivo y los menores aprenden el valor de la buena lectura en compañía de sus peludos profesores.
Lección 4. Responsabilidad
Los gatos también ayudan a los niños a ser más responsables. Los menores pueden colaborar en determinadas tareas de cuidado del felino, como su alimentación, el cambio de agua diario e incluso en la limpieza de su arenero.
Estas pequeñas responsabilidades dejarán un valioso poso de por vida en el niño: aprenderá que sus actos tienen consecuencias, la importancia del cuidado y que él también es capaz de velar por el bienestar de su peludo compañero.
Lección 5. La paciencia es una virtud
Los menores suelen ser impacientes por naturaleza. Otros, además, tienen problemas para sobrellevar su frustración y son tendentes a las rabietas frecuentes. Pero los gatos también pueden suponer unos muy valiosos maestros para estos pequeños.Los niños que comparten su vida con un animal aprenden pronto el valor de la paciencia. Y es que sus peludos amigos recién adoptados necesitan un tiempo de adaptación para encontrarse cómodos en casa. Además, los felinos duermen casi dos terceras partes del día, repartido en siestas más cortas, distribuidas a lo largo de la jornada.
Estos momentos de descanso también necesitan ser respetados por los niños, que aprenderán el valor de la paciencia junto a sus peludos compañeros de fatigas. Y también que amar no es poseer, sino respetar y cuidar a sus amigos de cuatro patas.
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