¿Cómo beben los perros? ¿Por qué son tan ruidosos y salpican tanto cuando toman agua? Y, ¿por qué los canes grandes son aún más bulliciosos cuando beben que los pequeños? Las respuestas a estas preguntas esconden un enigma científico con la lengua de estos animales como principal protagonista. Un curioso mecanismo, que involucra a leyes físicas, dinámica de fluidos y gravedad, permite a los perros beber. Todo ello se explica a continuación.
¿Cómo beben los perros? La ciencia responde
Los perros no son precisamente discretos cuando beben. Pero, ¿por qué? ¿Por qué los gatos pueden ingerir agua de un modo tan silencioso, mientras que los canes parecen divertirse salpicando?
Detrás del simpático gesto canino de beber agua y dejar todo perdido, hay una depurada explicación científica: «Los perros salpican cuando beben porque su mejilla típica de depredadores cuadrúpedos les impide cerrar la boca por completo y tienen que recurrir a las leyes físicas para beber», dice Sunny Jung, investigador de la Universidad de Virginia (EE.UU.), quien ha estudiado en detalle cómo beben estos animales y por qué el mecanismo que utilizan es tan distinto al de los felinos.
Las mejillas de canes y gatos son las típicas de un animal que necesita su boca para cazar. Les permiten abrir la mandíbula lo suficiente como para morder y atrapar presas cuando viven en un entorno salvaje. Sin embargo, no todo son ventajas para los peludos amigos, pues lo que es bueno para cazar no siempre lo es para beber.
«El problema de las mejillas de los perros y felinos, llamadas incompletas porque no se cierran por completo, es que el mecanismo de succión es un gesto imposible para ellos», afirma el científico. A diferencia de lo que ocurre con estos animales, los seres humanos tienen «mejillas completas», una característica que no deja abrir mucho la boca pero que, a cambio, posibilita absorber y beber por un sencillo mecanismo de presión negativa, el mismo que se usa para absorber líquidos con una pajita. Es, en apariencia, un gesto sencillo, pero prácticamente imposible para los peludos compañeros.
¿Por qué los perros hacen tanto ruido cuando beben?
Los gatos apenas introducen la punta de la lengua en el agua, ya que han aprendido a curvarla en contacto con el líquido, de modo que crean una columna de agua ascendente adherida al flexible músculo, gracias a las fuerzas químicas de las moléculas de líquido. Por eso beben de una manera tan discreta, elegante y silenciosa.
Pero los perros utilizan otro mecanismo distinto y ¡más ruidoso! Los investigadores han grabado las lenguas caninas en movimiento en su viaje hacia el cuenco de agua. Y resulta que, mientras que los felinos tocan solo con sus puntas la superficie del agua, los canes hacen impactar sus lenguas de forma profunda en el líquido.
A diferencia de los gatos, curvan sus lenguas al revés, formando una forma similar a la de una cuchara invertida, si se observa en paralelo a la superficie de agua. Este sofisticado movimiento de su lengua crea una importante aceleración del agua adherida a este músculo, suficiente para vencer la fuerza de la gravedad y subir el líquido hasta la boca.
Pero no solo eso. Aún más curioso resulta conocer que su lengua sobrepasa de lejos a la gravedad en su viaje del cuenco a la boca. Este músculo se mueve con una aceleración que supera casi cinco veces a esta, según los investigadores. Esto quiere decir que detrás del simpático y en apariencia caótico gesto canino de beber agua, hay un depurado y complejo mecanismo científico. La llamada dinámica de fluidos, rama de la ciencia que estudia el comportamiento de las masas líquidas en movimiento, tiene la explicación a este misterio. «Cuando los perros retiran su lengua del cuenco de agua lo hacen a una velocidad suficiente como para vencer la fuerza de la gravedad, lo que crea una gran columna de agua bajo el músculo, que entra el boca y permite al can beber», añade el científico.
¿Por qué los perros grandes son más ruidosos cuando beben?
Una vez en la boca, el perro no succiona, sino que casi muerde el agua. Lo que entre saciará su sed. Pero lo que quede fuera acabará salpicando el suelo.
Pero aquí no acaba este húmedo misterio del can. La superficie de lengua que utilizan los perros para beber crece a medida que más grande es el animal. Las cámaras colocadas por los investigadores en los cuencos revelan que a mayor tamaño del can, mayor es también la superficie de lengua empleada para beber y, en consecuencia, mayor la columna de agua que sube, que será mordida de forma ruidosa y ¡mayores los salpicones!
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