Aunque puede variar de una raza a otra, a partir de los ocho años los perros entran en una nueva etapa, la de la vejez. Cada animal, en función de su fisiología y estilo de vida, experimenta distintos cambios físicos y psicológicos. En general, todos manifiestan un evidente descenso de su actividad, que a veces viene acompañado de señales más sutiles pero muy significativas: aparecen las primeras canas en el pelaje y la piel se encallece en algunas zonas. Ha llegado el momento de atender las nuevas necesidades de nuestro compañero de cuatro patas y de proporcionarle todos los cuidados y atenciones que requerirá en este periodo vital. Te contamos cómo.
Ante cualquier cambio en el comportamiento o en las rutinas del perro, y previamente a tomar cualquier decisión por nuestra cuenta, debemos consultar al veterinario. Este profesional, mejor que ningún otro, se encargará de supervisar su estado de salud para indicarnos cómo debemos actuar para asegurarle la mejor calidad de vida posible. A veces hay que cambiar ciertos hábitos, como la alimentación o el ejercicio. Es cuestión de adaptarse, aceptar y disfrutar la nueva etapa vital de nuestra mascota. No olvides que nosotros también envejeceremos, si es que no lo hemos hecho ya.
¿A qué años un perro entra en su etapa senior?
Tal y como explica Jaume Fatjó, veterinario y director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), no todos los canes alcanzan la senectud a la mima edad: “Puede variar de una raza a otra y, sobre todo, de un perro a otro. En general, la puerta de entrada a la etapa senior se sitúa alrededor de los ocho años. Los perros de mayor tamaño entran antes en la etapa senior, mientras que los pequeños lo hacen a una edad más tardía”.
Los cambios en el comportamiento o el estado físico (y psíquico) del animal también pueden variar. “En función, por ejemplo, de cómo sea su temperamento y estilo de vida hasta ese momento”, recalca Fatjó, que señala como único aspecto común en todos los perros “la reducción más o menos marcada en el nivel de actividad”.
Sin embargo, hay que evitar cometer el error de justificar cualquier modificación de la conducta de un can a que haya alcanzado su etapa senior. “No debemos asumir que es algo normal e inevitable para su edad. Ante cualquier cambio es importante acudir a nuestro centro veterinario habitual, para comprobar que no exista un problema de salud física o mental”, advierte el experto.
Cambios físicos y psíquicos del perro mayor
La mejor manera de afrontar el periodo senior del perro es adelantándonos a los posibles problemas que puedan aparecer. Debemos adoptar una actitud preventiva, según aconseja el veterinario: “En general recomendamos aumentar la frecuencia de los chequeos médicos de rutina en esta etapa de la vida. Debemos tratar la etapa senior de forma natural, como una etapa vital más. El objetivo, en definitiva, es acompañar y supervisar al perro para que pueda envejecer con salud”.
En cuanto a las dolencias y enfermedades más comunes, y tras la advertencia del riesgo que supone generalizar, Fatjó opina que “en la etapa senior encontraríamos las mismas que veríamos en otras etapas de la vida. Sí es cierto que la probabilidad de aparición de muchas enfermedades aumenta con la edad, por ejemplo, si pensamos en algunas alteraciones endocrinas, del aparato locomotor o en determinados tumores. Por ello es especialmente importante la detección precoz, que resulta de los exámenes médicos de rutina”.
Imagen: AlkeMade
Además, para el especialista es vital prestar atención a la salud mental del perro, algo que no se suele hacer. La demencia puede aparecer en la etapa senior, “pero como ocurre en las personas, los problemas de demencia no son una consecuencia inevitable del envejecimiento”. Puede manifestarse de muchas formas. “Normalmente incluye cambios marcados en el nivel de actividad, trastornos del sueño, pérdida de hábitos como hacerse las necesidades dentro de casa, falta de orientación y dificultad para reconocer personas o lugares. Es importante conocer su existencia y, ante el menor indicio, acudir a nuestro centro veterinario habitual”, insiste Fatjó.
Alimentación y ejercicios adaptados a su edad
La alimentación es esencial durante este periodo. La dieta del perro anciano debe garantizar que reciba los aportes calóricos necesarios y las proteínas adecuadas (en calidad y número) para mantener su masa muscular y proteger sus articulaciones y huesos. “Los alimentos para la etapa senior suelen tener un contenido energético más moderado y, a menudo, están suplementados con nutrientes que, por ejemplo, ayudan a mantener sanas las articulaciones y a favorecer un mejor envejecimiento cerebral”, matiza el veterinario.
En cuanto al ejercicio físico, y aunque pensemos que el can debería llevar una vida más sedentaria por la edad, debemos seguir manteniéndolo. El especialista, sin embargo, insiste en “ajustarlo a las condiciones físicas de cada perro. Un error frecuente es pensar que no pueden o deben realizar actividades lúdicas. Es importante estimular a los perros de más edad tanto física como mentalmente, con ejercicio físico regular y juego”.
Unos 30 minutos de actividad cardiovascular moderada al día suele ser suficiente: realizar un paseo a un buen ritmo alternando distintos terrenos puede ser una buena rutina de ejercicio, siempre que el animal lo tolere.
Unos mimos nunca vienen mal
El carácter de los perros puede cambiar cuando envejecen. Tal y como nos ocurre a los humanos, los animales pueden mostrarse más irascibles y gruñones, y las pequeñas manías incrementarse (o surgir otras). Además, y también debido a la edad, quizá aparezcan problemas de incontinencia urinaria, lo que complica la higiene y la convivencia.
En estos casos debemos derrochar dosis de paciencia, cariño y comprensión. El perro poco o nada puede hacer para paliar estos hechos: toca estar a la altura y bregar lo mejor posible con lo que venga.