Los perros muerden: la boca les sirve para interactuar con el mundo. Pero educar al cachorro o can adulto para que no muerda o no haga daño es importante. Las consecuencias de los mordiscos de un perro, en especial de un cachorro, son conocidas: un cojín destrozado, rollos de papel higiénico mordisqueados y desplegados por el pasillo… Tampoco hay que olvidar los que pega a su humano en los tobillos o codos camino del parque. Pero los dientes del perro son herramientas que deben ser educadas para evitar que muerda con daño y prevenir estropicios en casa. En el siguiente artículo se muestra cómo hacer que el can no muerda: jugar a la boca blanda, enseñarle las pautas “deja” y “suelta”, utilizar juguetes apropiados y evitar practicar el tira y afloja con el perro.
Perros y cachorros tienen que aprender a no morder, a usar su boca sin hacer daño
Un perro interactúa con el mundo a través de la boca. No son desconocidas las consecuencias de los mordiscos de un can, en especial de un cachorro, un pequeño explorador con ansia de descubrir el mundo a través de su boca: cojines destrozados, rollos de papel higiénico despedazados y desplegados por el pasillo ¡y mordiscos en los tobillos o codos cuando pasea camino del parque!
Los cachorros de perro necesitan mordisquear porque de esta manera reconocen y descubren su entorno. Para ellos, su boca representa el sentido del tacto desde que son crías. Pero, hay que aceptarlo: sus dientes son herramientas que deben ser educadas desde edad temprana para evitar morder con daño y prevenir destrozos en casa. ¿Cómo hacerlo? A continuación se dan varios consejos.
1. El juego de boca blanda
Los canes deben aprender que un mordisco suyo puede hacer daño, algo importante cuando hay niños cerca. El siguiente ejercicio llamado «boca blanda» educa al perro para que no muerda y se puede practicar con el animal desde que cumple los tres meses. Este juego persigue que el cachorro comprenda que no puede apretar su mandíbula con fuerza porque hace daño.
«Para conseguir que el perro entienda que su mordisco hace daño, hay que dejar que muerda nuestra mano, pero solo hasta el nivel de presión que deseemos. Cuando alcance esa mordida, hay que emitir un pequeño grito», explica Davinia González, educadora canina. La señal puede ser un «ay, ay» leve, nunca gritos. Esta voz será el signo para que el cachorro no ejerza más fuerza. Una vez que el pequeño frena su bocado, hay que premiarle con una recompensa comestible, como unas sabrosas galletas caseras.
La presión de la mordida permitida para el cachorro debe reducirse de forma paulatina hasta que el perro aprenda a jugar «con la boca blanda».
2. Las pautas «deja» y «suelta»
Un can o cachorro que muerde debe aprender las pautas «deja» y «suelta», que le ayudarán a liberar los objetos mordidos que tenga en la boca.
Para enseñarle a soltarlos, y no morder, se puede utilizar su juguete preferido. Primero se deja que el pequeño lo agarre con su boca. Y ¿cómo conseguir que lo suelte? Hay que invitarle a que lo libere con ayuda de un premio que sea más atractivo que el hecho de morder su juguete fetiche. Una recompensa comestible, caricias y otros juegos serán estímulos suficientes para el cachorro.
Un instrumento que resulta de gran utilidad para que aprenda estas pautas sencillas, pero estimulantes para su inteligencia, es el clicker para educar al perro. El sonido que emite este dispositivo de educación canina será la señal que marque a la cría que, si obedece, obtendrá una buena recompensa.
3. Juguetes para que el perro no muerda
Los cachorros, además, muerden por molestias con la dentición. Y en el mercado hay juguetes para ello. Así el perro podrá centrar sus ganas de morder en estos objetos, cuando necesite aliviar el dolor de su boca.
Los juguetes u objetos que puede morder deben estar claros. Es un error ofrecerle una zapatilla vieja o un calcetín que no se usa, ya que asimilará que esos son sus juguetes y, cuando sea un adulto, los cogerá para mordisquearlos. Es complicado corregir a un animal al que se le han permitido ciertas conductas desde pequeño. Por ello, hay que marcar unas normas básicas desde que llega a casa.
4. No jugar con las manos
Dejar que el cachorro mordisquee las manos de su compañero humano es un error frecuente que se debe evitar, si se quiere conseguir que el can aprenda a no morder. Además, los juegos de «tira y afloja» tampoco ayudan. En estos juegos una persona tira de un lado de una cuerda y el animal del otro extremo.
Los expertos advierten, sin embargo, que estos juegos estimulan el comportamiento de mordedor compulsivo del cachorro. Con este tipo de actividades se entra en el terreno de la competición y cuando el perro gana, refuerza su comportamiento e, incluso, gruñirá en cuanto se le lleve la contraria.
5. ¿Y para que no muerda cuando está solo en casa?
El can necesita aprender a enfrentarse a la ausencia de sus humanos durante ciertas horas del día. La ansiedad por separación explica muchos casos de destrozos en casa y de perros que muerden muebles por puro estrés. Y es que un can puede traducir su rechazo a la soledad con estropicios en el hogar.
Por eso, un cachorro que ha paseado y realizado actividad física (juegos y paseos) estará más relajado antes de quedarse solo. Además, hay que dejarle provisto de comida y agua suficiente, así como acompañado de sus juguetes de mordisqueo, para que esté entretenido durante la ausencia de sus humanos.
Por otro lado, los perros que comparten la vivienda con otros animales, canes o gatos, se sienten más acompañados e invierten más tiempo en jugar con su compañero que en morder lo que no deben.
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