Si usted tiene perro, conviene que recuerde diversos aspectos para evitar problemas con los vecinos. Conocer nuestros derechos y obligaciones como propietarios de un animal es fundamental para esquivar roces y sorpresas. La responsabilidad de los dueños de los perros, los estatutos de la comunidad de vecinos, así como algunas leyes determinan qué tipo de molestias causadas por el perro hay que evitar a los vecinos.
La responsabilidad del dueño del perro en la comunidad
El respeto es fundamental para lograr una convivencia fluida con los vecinos
Una de las obligaciones de los dueños de un perro es evitar molestias al resto de los vecinos con quienes convive. Cada persona tiene un grado distinto de tolerancia con los animales: hay quien tiene miedo de los perros y otros que no soportan subir en el ascensor con él.
El respeto es fundamental para lograr una convivencia fluida con los vecinos. El dueño del perro es quien debe adaptarse a estas circunstancias. En el caso del ascensor, si se coincide con una persona que tiene miedo al perro, la solución es ceder el paso a ese vecino.
Los estatutos de la comunidad de vecinos
Los estatutos de la comunidad de vecinos pueden recoger la prohibición de la presencia de animales de compañía en la finca. Sin embargo, priman los derechos individuales del dueño del animal, por lo que esta norma se puede impugnar. Los gabinetes jurídicos con los que cuentan algunas asociaciones de protección animal asesoran a los ciudadanos que lo soliciten en estos casos.
La Ley sobre Propiedad Horizontal no prohíbe convivir con animales y se pueden impugnar estatutos de vecinos que sí lo impidan
La Ley 49/1969, sobre Propiedad Horizontal no prohíbe la tenencia de animales domésticos en las viviendas privadas. Sin embargo, los ayuntamientos sí pueden limitar el número de animales que se pueden tener en casa. Por su parte, el concepto y requisito para declarar un espacio como núcleo zoológico se recoge en la legislación de las comunidades autónomas.
De esta manera, cuando en una vivienda hay cuatro o más perros, se suele exigir la declaración de núcleo zoológico. Con este requisito se pretende garantizar las correctas condiciones higiénico-sanitarias del lugar donde viven los animales.
El cumplimiento de la normativa municipal y de la comunidad autónoma, así como evitar las molestias derivadas de la convivencia con animales en el vecindario son aspectos fundamentales para eludir problemas con la comunidad de vecinos.
¿Qué tipo de molestias debo evitar a los vecinos?
Un perro educado no tiene por qué resultar una fuente de conflictos. Sin embargo, las molestias más habituales, y que más denuncian los vecinos, son las que impiden su descanso por ladridos constantes. «El ladrido de un perro puede ser un hecho puntual que, si se produce en las horas diurnas, no supone una molestia que impida el descanso de los vecinos», comenta la abogada Arancha Sanz. El horario nocturno sí es, sin embargo, una franja horaria que requiere menos molestias y ruidos.
En cualquier caso, el ladrido continuo y excesivo de un perro, tanto de día como sobre todo de noche, sí puede ocasionar molestias a los vecinos. La tolerancia y el respeto mutuo por parte de las personas que conviven con perros y quienes no, son fundamentales para que el día a día en el vecindario transcurra con normalidad y sin problemas.
En caso de mudarse de casa, consultar con antelación los estatutos de la comunidad de vecinos.
Evitar, en la medida de lo posible, las molestias derivadas de la tenencia del perro, como ladridos excesivos o la presencia del perro en zonas prohibidas para ellos.
Los derechos individuales se anteponen a la normativa recogida en los estatutos de una comunidad de vecinos al respecto de la tenencia de animales.
Educar al perro para que sea respetuoso con el resto de personas y animales con quienes convive.
Utilizar la correa cuando corresponda y recoger los excrementos para evitar molestias a terceras personas.