Las almohadillas del perro son esenciales para que nuestro amigo mantenga el equilibrio y para ayudarle a amortiguar el impacto de su peso. Sin embargo, esta zona también sufre, se agrieta, e incluso, puede sangrar. Esto explica la importancia de cuidar las almohadillas del perro en ciudad y de aprender a endurecerlas antes de las caminatas, ya que no todos los suelos son iguales para las patas del can.
Las almohadillas del perro pueden agrietarse o sufrir heridas si no se protegen durante los paseos
Las almohadillas del perro protegen sus patas del impacto y presión de su peso durante las caminatas. Esta zona de apoyo para el perro tiene una piel resistente, preparada para estar en contacto con la superficie del suelo. Pero sin los cuidados necesarios, no es extraño que las almohadillas de nuestro peludo amigo sufran, e incluso, se formen llagas y heridas en la zona.
Las almohadillas amortiguan el impacto del peso del perro
Las almohadillas del perro funcionan como un mullido soporte que, además de ayudar al animal a mantener el equilibrio, reduce de forma importante la presión que recibe su cuerpo mientras camina o corre. Las resistentes almohadillas también le protegen de posibles fracturas y otros daños en los huesos. El impacto de los pasos se amortigua en esta parte inferior de las patas, gracias a que las almohadillas son blandas y están preparadas para absorber parte de los golpes que recibe el animal en las caminatas.
Sin embargo, a pesar de ser una zona de soporte, las almohadillas del perro también sufren y se pueden dañar. «Son zonas de apoyo que pueden agrietarse y resecarse con facilidad si no tenemos en cuenta ciertas precauciones», afirma la veterinaria Laura Pérez, de la clínica madrileña La Dehesa.
Esta circunstancia explica la necesidad de cuidar de este importante y mullido soporte natural de nuestro peludo amigo, además de tener en cuenta algunos consejos durante los paseos, tanto dentro como fuera de la ciudad.
Cuidar las almohadillas del perro en ciudad
Combinar las zonas de asfalto con las áreas verdes durante el paseo por ciudad protege las almohadillas del can
La urbe resulta a menudo agresiva para un perro que carece de unas almohadillas endurecidas. «El cemento de la ciudad puede agrietarlas de forma considerable», asegura Pérez. Por ello, conviene alternar las superficies de pisada para el perro durante los paseos urbanos. Combinar la acera con zonas ajardinadas o cubiertas con césped es una buena idea para proteger las almohadillas del animal. Esto es importante, de forma especial, durante el verano, cuando el cemento resulta más abrasivo para los apoyos del perro.
No es extraño que, con las altas temperaturas, el pavimento pueda quemar las almohadillas de nuestro amigo -de forma literal- y provocar llagas y quemaduras. Sin embargo, modificar las áreas de pisada durante la caminata es siempre útil y conviene tenerlo en cuenta durante todas las épocas del año.
Inspeccionar el terreno que pise el animal y asegurarnos de que esté libre de objetos cortantes o cristales es fundamental para que el paseo por la ciudad sea seguro para nuestro amigo. En cualquier caso, tras las caminatas, conviene revisar sus almohadillas para detectar posibles llagas o heridas que haya que curar.
Endurecer las almohadillas antes de las caminatas
El perro usa sus almohadillas todo el tiempo. Estos incansables amortiguadores del can caminan sobre el cemento de la ciudad, pero también sobre superficies más o menos arenosas, rocosas o con grietas, cuando paseamos por el parque o al disfrutar de una ruta de montaña con el can.
Cuando una almohadilla está dolorida puede enrojecerse, e incluso, agrietarse y sangrar
«Cuando están doloridas, las almohadillas se enrojecen y pueden aparecer llagas y rajitas», explica Rodrigo Morante, director de educación canina en Pukan-Montaña, que además organiza salidas de senderismo con perros. Cuando la sequedad y falta de protección se agravan, es frecuente que se formen heridas en esta zona de las patas del animal.
Para Morante, sobre todo, se debe aplicar el sentido común al salir con el perro, tanto en la ciudad como en la montaña. «Las almohadillas de un can se curten con el tiempo, por lo que no tiene sentido someter a un perro poco ejercitado a rutas largas o que transcurran por terrenos pedregosos», señala Morante. Hay que comenzar poco a poco y dar tiempo a esta importante piel de las patas para que se endurezca.
No todos los suelos son iguales para las patas del can
En cualquier caso, no todas las rocas o superficies de suelo son iguales. Algunos materiales son más agresivos que otros para las almohadillas del perro. «Un terreno rocoso o pedregoso puede ser más abrasivo para esta piel», añade el educador canino, acostumbrado a salir a la montaña con grupos de hasta quince perros. Morante recomienda, además, comenzar los paseos del animal por terrenos blandos y suaves, cubiertos de hierba o húmedos.
Caminar por hielo también puede abrasar las almohadillas de nuestro peludo amigo, mientras que en verano, al igual que para las personas, la arena de la playa se convierte en una incómoda y peligrosa superficie capaz de quemar la piel de apoyo del perro. Transitar por la orilla, sobre la zona mojada del litoral, es una buena forma de evitar llagas o ampollas en las patas.
Botas para proteger al perro
El sector de la moda canina ha resuelto, a su forma, el peligro que en ocasiones supone transitar -por la ciudad o por el campo- para las almohadillas del perro. Para evitar que la superficie de apoyo de las patas se agriete, es posible utilizar botines caninos elaborados con materiales como el neopreno, que resiste la caminata y protege al animal.
Este calzado para perros, que a menudo se ajusta con velcro, se adquiere en tiendas especializadas del sector. Hay modelos tanto para proteger a nuestro amigo en la ciudad como en la montaña. «Hay botas para el perro pensadas para todos los terrenos: para caminar en nieve, para el asfalto o para la arena», señala Morante.
Sin embargo, que un perro camine con este tipo de calzado canino no siempre es sencillo. «Es normal que, al principio, el animal no sepa andar con ellas, que se sienta raro», dice el adiestrador y senderista canino. Es cuestión, como muchas otras veces, de comenzar poco a poco. «Los primeros paseos del perro calzado pueden realizarse en casa, para que se habitúe antes de emprender una caminata más larga», concluye Morente.
Utilizar cremas y bálsamos apropiados (no humanos, ya que nuestro pH es distinto al del perro) es una buena forma de mantener hidratadas las almohadillas del animal. Una piel sana y menos reseca será menos propensa a cortarse o a padecer grietas, por lo que también será más difícil que sufra durante los paseos. “Las cremas para hidratar las almohadillas del perro son untosas, como una especie de vaselina, que recubre la zona”, señala la veterinaria Laura Pérez.
No obstante, mantener las superficies de apoyo del perro limpias es otro paso importante para proteger a nuestro amigo. Para ello, conviene eliminar cualquier resto de materiales que haya podido quedar adherido en la zona. También es buena idea recortar (con cuidado) el pelo que crece entre las almohadillas de algunos animales.
En cualquier caso, proporcionar a nuestro amigo los baños que precisa como parte de su rutina de higiene cotidiana es otro hábito esencial no solo para cuidar de su salud, sino también del buen estado de sus almohadillas.