Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC), en 2021 había 5,8 millones de gatos registrados como mascotas en España. Los mininos son muy populares, después de los perros, y su número sigue creciendo año tras año. Entre las razones que esgrimen los humanos para elegirlos como compañeros de vida está su independencia y su carácter no gremial. Y es que estos pequeños felinos tienen personalidades bien definidas y no buscan agradar constantemente.
¿Se puede adiestrar a un gato?
Cohabitar con un gato exige respetar los espacios y tiempos del animal. Para que la relación fluya, tendremos que saber interpretar las necesidades gatunas: cuándo quiere jugar, ser acariciado o alimentado. Con esta idea en mente, abordar la tarea de entrenar a un minino no será muy difícil.
Porque por supuesto que se puede educar a un gato. Son animales muy inteligentes, totalmente capaces de entender e interiorizar una conducta enseñada, siempre y cuando sea natural y no sea contraria a su instinto. Tan solo hay que aplicar el método adecuado, dedicar tiempo y avanzar gradualmente, evitando forzar al animal o imponer nuestra voluntad.
Estas son las pautas que debes seguir:
🐈 Sesiones cortas y en un ambiente tranquilo
Los gatos son animales curiosos, una cualidad que, bien aprovechada, es perfecta para enseñarles trucos. Si conseguimos mantener su atención durante los periodos de entrenamiento, tendremos gran parte del trabajo hecho.
Pero también hay que saber cuándo parar. En general, prolongar las clases más allá de los 15 minutos no es beneficioso. Es preferible dividir el proceso en varios ciclos a lo largo de la semana, en lugar de intentar concentrarlo todo en un solo día.
Si percibes signos de fatiga o aburrimiento en el gato, hay que finalizar la sesión: recuerda que son animales a los que les gusta controlar su tiempo y detestan que otros decidan por ellos.
Durante los periodos de aprendizaje debemos crear un ambiente tranquilo y estar serenos. Si nos mostramos nerviosos o lo vemos como una obligación, no avanzaremos. El gato percibirá nuestra inquietud y cualquier posible fracaso en la instrucción provocará frustración tanto en el minino como en el humano.
🐈 Refuerzo positivo
En el proceso de aprendizaje no debemos recurrir al castigo o a las regañinas. Los gatos no responden bien al refuerzo negativo, puede causarles estrés, ansiedad e incluso comportamientos agresivos.
En su lugar, hay que emplear el refuerzo positivo. Es fundamental identificar recompensas que motiven al minino a aprender y premien sus avances. Cada animal tiene sus preferencias, siendo las golosinas, la malta o las lonchas de jamón las opciones más comunes. Es importante tener en cuenta que, para que sean más efectivas, estas recompensas deben asociarse exclusivamente con los logros obtenidos durante el adiestramiento.
🐈 Conducta verbal y gestual
Además de recompensar al gato por sus logros, tu tono de voz y lenguaje corporal desempeñarán un papel crucial para ayudar al animal a comprender lo que esperas de él. Esto implica asociar palabras y gestos específicos con las acciones que deseas que realice.
Por ejemplo, si levantas la mano y dices «salta», el gato debe entender que tiene que dar un salto. Si cierras la mano y dices «siéntate», ha de comprender que debe sentarse.
🐈 Trucos de más a menos
El aprendizaje debe adaptarse a cada minino y avanzar progresivamente. Cada animal tiene su propio ritmo y preferencias, por lo que no todos pueden (o quieren) realizar las mismas acciones.
Comienza con trucos simples para evaluar su capacidad y disposición. Conforme el gato avance en su entrenamiento, incrementa gradualmente la complejidad. Lo fundamental es que el felino esté motivado y disfrute del proceso.
¿Qué puede aprender un gato?
Con tiempo y paciencia un gato puede aprender infinidad de trucos, desde los más simples, como dar la pata o entrar en un transportín, hasta otros más complejos, como abrir cajas o moverse al ritmo de la música. Estas son algunas de las habilidades más comunes que se pueden enseñar a un felino:
- Dar la pata
- Girar sobre sí mismo
- Erguirse sobre las patas traseras
- Traer un juguete
- Meterse en el transportín
- Sentarse
- Pasear a tu lado
El clicker, un gran aliado
Un clicker es una pequeña herramienta que se utiliza en el adiestramiento de animales, especialmente con los perros y gatos. Produce un sonido, el característico «click», que ayuda al animal a asociar un comportamiento como correcto.
Se utiliza como un refuerzo condicionado secundario. Debe usarse solo durante las sesiones de entrenamiento y cuando el gato realice el truco deseado, mereciendo por tanto una recompensa. Emplear el clicker constantemente puede confundir al animal y reducir su interés hacia él.
Una vez que el gato se familiarice con este sonido, podrás emplearlo para enseñarle nuevos trucos de manera más efectiva.