Los científicos han demostrado los beneficios de compartir la vida con perros y gatos: hacen compañía, ahuyentan el estrés, ayudan a mantenerse en forma, mejoran el rendimiento en el trabajo y hasta hacen de colchón de lágrimas para quien se enfrenta a una ruptura sentimental. El siguiente artículo desgrana cada uno de los aspectos en los que perros y gatos nos ayudan a ser más felices.
La mitad de los europeos comparte su vida con, al menos, un perro o gato, según la Federación Europea de Productores de Alimentos para Mascotas. Pero no siempre son conscientes de los beneficios emocionales que proporciona el hecho de cuidar de forma apropiada de estos animales.
«Las personas que viven con canes y felinos experimentan menos ansiedad y, además, suelen ser más capaces de recuperarse de las situaciones estresantes», concluye un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.
1. Canes y felinos cuidan nuestra salud física
Los paseos diarios al aire libre que precisa el perro ayudan a romper con los hábitos sedentarios poco saludables. Esto explica el hecho de que tener un amigo peludo en casa pueda servir para cuidar, entre otros órganos, el corazón.
En casa, los juegos con los gatos también contribuyen a mantenerse en forma. Un modo de probarlo es jugar con el felino a un divertido escondite por la casa.
Las virtudes que la actividad física diaria con el can o gato proporcionan al organismo no son los únicos aspectos positivos de la convivencia con el animal. Una relación estrecha con el peludo amigo ayuda a reducir el estrés y a ser también un poco más feliz.
2. Charlas con el perro o gato para superar el estrés
Hablar con el perro o felino no tiene por qué considerarse una actitud extraña. ¿Sabía usted que el 95% de las personas que viven con gatos afirma que les hacen reír, al menos, una vez al día? Además, uno de cada tres los eligen para desahogarse tras el trabajo antes, incluso, que a sus parejas sentimentales.
Dedicar palabras amables al peludo compañero a diario es un modo de estrechar el vínculo con él de forma saludable. Cuando la jornada ha sido dura en casa, en el puesto laboral o en el centro de estudios, hablar a la mascota puede ayudar a desahogarse. Los animales son oyentes excepcionales. Entre otras virtudes, ni el can ni el felino juzgarán a quien charle con ellos. El amigo de cuatro patas le ofrecerá un oído: algo muy necesario, sin duda, cuando uno debe superar un mal día o una experiencia poco favorable y no encuentra a nadie más que le escuche.
3. Mucho amor peludo
Como ocurre con el amor que se siente hacia las personas, el cariño que se da a un perro o gato no solo beneficia al animal, sino que repercute también en quien lo otorga. La ternura que se proporciona al can aumenta la propia sensación de bienestar, al saber que hace feliz a la mascota.
Las muestras de ternura que se pueden ofrecer al amigo de cuatro patas son variadas: desde caricias y palabras amables, que reconfortan al perro y le animan a sentirse cerca, hasta los juegos en su compañía y los necesarios paseos cotidianos que el animal precisa para mantenerse sano.
Aceptar el amor incondicional que la mascota da cada día es, además, un modo de estar de mejor humor y de ayudarle en ciertos episodios de tristeza que se puedan experimentar. Un animal no suele vacilar en mostrar lo importante que cierta persona es para él, incluso en los momentos difíciles.
4. ¡Risas muy animales!
Los canes y felinos son una fuente inagotable de monerías, por eso es recomendable disfrutar de los instantes divertidos que proporcionan. No es extraño que un animal repita un gesto o determinada conducta, si percibe que su amo se ríe de forma amable cuando la escenifica.
Conviene aprender a sacar partido de las situaciones cotidianas de la mascota, y percibirlas con dulzura. Una siesta con el perro o el gato en el sofá, cuando este se enrosca de forma plácida para dormir, es una valiosa imagen llena de dulzura. Disfrutar de estos momentos que ofrece el animal es un modo de aprender a ser una persona más sensible y feliz.
Lea más sobre convivencia y psicología. Siga a su autora, Eva San Martín, en Twitter: @evasanmartinf.