Comprender la personalidad del gato es de gran ayuda para las personas que conviven con ellos, con el fin de lograr una convivencia satisfactoria. En este artículo se explican algunas características del carácter del gato más frecuentes: más o menos independientes, territoriales, limpios y muy peculiares. Aunque, como en el caso de los perros y hasta de los humanos, cada gato es un mundo.
Cada gato tiene su propia personalidad y carácter, por lo que hay que evitar generalizar. No hay dos gatos iguales. No obstante hay ciertos rasgos comunes a la especie felina, que pueden estar más o menos acentuados en cada gato.
1. Los gatos suelen ser independientes
A pesar de que los felinos pueden ser independientes, también los hay apegados a sus dueños. Sin embargo, en general, si se compara a un felino con un perro, la diferencia es notable en cuanto a que el gato tolera mejor la soledad: puede estar más horas sin sus dueños, sin que por ello se angustie o sufra ansiedad.
Un felino puede estar hasta tres días solo en casa, siempre que tenga alimento, agua, su bandeja higiénica y un lugar cómodo donde dormir. Sin embargo, «un perro precisa no solo varios paseos diarios, sino también más horas que el gato en compañía de sus dueños», asegura Javier Zorriqueta, veterinario.
2. Los felinos, indómitos encantadores
Los genes del gato le predisponen para que sea un animal al que no es sencillo domesticar. Son cazadores solitarios que no precisan la convivencia del grupo para sobrevivir y están acostumbrados a salir adelante en soledad.
No obstante, «la creación de razas de gatos de mano de los humanos ha favorecido el énfasis en sus genes de características como la sociabilidad», asegura Zorriqueta.
El gato o Felis silvestris catus se incorporó a la convivencia doméstica con las personas hace alrededor de 9.500 años, más tarde que el perro.
No obstante, es un error asociar el hecho de que un gato se muestre indomable con que sea arisco.
3. Los gatos son territoriales por naturaleza
Los gatos son territoriales, aunque esta característica puede confundirse con curiosidadLos felinos tienen inscrita en sus genes la territorialidad. La casa en la que viven con sus dueños es su territorio y les gusta tenerlo controlado, en su totalidad. La costumbre del gato de encaramarse a lugares altos, como el respaldo del sofá o las mesas, obedece a su afán por tener una adecuada perspectiva de su territorio.
El sentido de la territorialidad del gato se suele confundir por parte de sus dueños con el hecho de que sean curiosos y tengan interés por curiosear cualquier novedad.
4. El gato doméstico es único y muy particular
El gato tiene una personalidad muy peculiar, algo que saben bien quienes conviven con un felino. Un gato aceptará las caricias solo cuando le apetezca, pero exigirá la atención del dueño cuando él quiera.
Además, tendrá un especial instinto para elegir el lugar más fresco de la casa en verano y el más cálido en invierno, se rebela cuando se le agobia con los mimos y atenciones y adora su independencia. Pero cuando el gato busca la atención de sus dueños, sabrá ganársela con un sonido que solo él emite: el ronroneo.
El particular carácter del felino no casa bien con todo el mundo. Por ello, antes de tomar la decisión de compartir la vida con un gato, conviene informarse sobre su personalidad única y particular.
5. El gato es un cazador nocturno
El gato es un animal independiente, limpio, territorial y un cazador crespuscular
Los horarios de los felinos son crepusculares, cuando cae el sol están más activos y por el día duermen más. No obstante, un gato se aclimata a los hábitos de la familia humana con la que convive y más si se tiene en cuenta que en el ámbito doméstico no necesita cazar por la noche para comer.
Los gatos pueden dormir 12 horas diarias e incluso más, pero durante ese tiempo hay muchos momentos en los que dormita y se mantiene atento a lo que ocurre a su alrededor.
Los gatos duermen en función de sus hábitos vitales y cantidad de actividad física que realizan. De forma que los felinos que se aburren, duermen más durante el día, pero no significa que sean más dormilones que otros animales, como los perros.
6. El gato, un animal que adora la limpieza
La fama de limpios de los gatos obedece a la realidad: a los felinos les gusta mantener su cuerpo y entorno limpios. Por ello, el gato dedica tiempo a lamerse y acicalarse para conservar su pelaje sin suciedad.
Los gatos acostumbrados al agua desde cachorros también aceptan de buen grado los baños y retoques en la peluquería.
Los arraigados hábitos higiénicos del gato se reflejan también en su entorno: utilizan la bandeja higiénica felina para hacer sus deposiciones y rechazan dormir o comer en lugares malolientes o sucios.
El carácter y la personalidad de los gatos suelen ser incomprendidos por sus dueños. Las señales comunicativas del felino son malinterpretadas de forma habitual. Pero, los amos del gato no suelen preguntar en la consulta sus dudas al respecto, lo que crea malos entendidos en la convivencia con el animal.
Un problema común fruto de la incomprensión de los gatos por parte de los dueños es que se confunde la pereza y somnolencia con una enfermedad del felino, como la artrosis. La razón es que el gato no cojea, porque es un atleta y evita mostrar debilidades como forma de protegerse frente a sus enemigos. La consecuencia es que el gato no recibe el tratamiento veterinario que precisa para mejorar su calidad de vida.
En general, se entiende peor el carácter del gato que el del perro. Los felinos se muestran más reservados que los canes y su peculiar personalidad les ha acarreado famas falsas y crueles, de demoníacos, amigo de las brujas, de tener siete vidas e incluso dar mal fario, en el caso de los gatos negros.