Los perros jadean cuando tienen calor, pero también cuando ríen (sí, los animales pueden reír), tienen miedo, padecen estrés o sufren sobrepeso. El jadeo del can también puede ser señal de que el peludo amigo sufre alguna enfermedad. Por eso, a continuación se aportan todas las claves para saber cuándo el perro jadea de forma natural para refrigerarse y que baje su temperatura corporal, una reacción normal cuando ha realizado ejercicio, pero también para conocer cuándo el sofoco canino advierte de que el amigo de cuatro patas tiene problemas.
¿Cuándo es mala señal el jadeo del perro?
El jadeo del perro tras el ejercicio es saludable, pero, en otras ocasiones, advierte de enfermedades o de que padece sobrepeso
El perro no tiene la posibilidad de sudar tras realizar una actividad física fuerte, como en el caso de las personas; tampoco durante los días de calor. El animal elimina la mayor parte del calor sobrante a través de su boca y su lengua. Ello explica que sea normal, e incluso saludable, que el peludo amigo jadee tras los paseos o los juegos.
Sin embargo, una respiración excesiva también puede ser una alarma que avise de que el can tiene problemas. La llegada de un golpe de calor, determinadas enfermedades y algunos miedos extremos pueden causar un jadeo exagerado en el perro. Identificar estos sofocos no saludables es esencial para poder actuar a tiempo y proteger el bienestar del can.
Señal de golpe de calor
«Un perro sano inhala aire entre 10 y 30 veces por minuto«, afirma la publicación científica WebMD. Sin embargo, en ocasiones, el ritmo de la respiración se acelera y advierte de que el animal se encuentra en problemas. Esto sucede durante el golpe de calor.
El can carece de glándulas sudoríparas repartidas por todo su cuerpo, como sí tenemos los humanos. Las tiene en menor cantidad y concentradas sobre todo en las almohadillas de sus patas. Cuando la temperatura del cuerpo del animal rebasa los 39 ºC, el jadeo es la mejor forma de refrigerarse.
El golpe de calor es muy peligroso para el perro, ya que puede provocarle la muerte. Por ello, hay que estar atento a algunas pautas para detectarlo a tiempo.
El sofoco del perro acompañado de babas puede anticipar un golpe de calor, muy peligroso
En primer lugar, conviene saber que los canes de razas chatas (o braquicefálicos, como el bulldog o el carlino) no son tan eficientes para reducir su temperatura. Por ello, los dueños de estos animales deben controlar a sus peludos amigos tras los paseos, de forma especial durante el verano, cuando el riesgo de que padezcan un colapso aumenta.
En cualquier caso, cuando el jadeo está acompañado por un exceso de babas, puede ser una mala señal. Conviene entonces llevarle a un lugar fresco y aireado, ofrecerle agua, cubrirlo con una toalla mojada y fría y acudir de forma inmediata al veterinario.
¿No estará obeso?
Entre el 20% y el 40% de los perros están gordos, según la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales. La obesidad canina es una enfermedad crónica que favorece ciertas enfermedades en el animal y que, además, puede acortar su esperanza de vida.
Un perro con sobrepeso, como les ocurre a los chatos, tiende a refrigerarse con dificultad y jadear más. Por este motivo, cuando la respiración fuerte es exagerada, conviene someterle a la prueba de la balanza.
Un can con exceso de kilos supera en un 20% su peso ideal. Sin embargo, apenas uno de cada tres dueños reconoce la obesidad de su mascota, según un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Para saber si un animal que jadea con frecuencia está gordo, además de la báscula, es apropiada la palpación. Su perfil adquiere formas redondeadas y las costillas no se diferencian de forma clara con el tacto: hay una fina capa de grasa entre nuestra mano y los huesos del perro. Un cambio de alimentación es esencial en estos casos.
¿Es su risa?
La experta en comportamiento canino Patricia Simonet, de la Universidad de Sierra Nevada (EE.UU.), ha estudiado a los perros reunidos en parques. Su objetivo era grabar sus reacciones cuando juegan y se divierten con otros congéneres.
¿Qué ha descubierto? El jadeo de un can cuando juega no siempre suena del mismo modo: en pleno divertimiento, el perro produce un sonido distinto y más entrecortado que, además, desencadena la alegría y ganas de diversión de otros animales. ¡Es la peculiar risa del perro!, afirma esta experta. «Para un oído humano no entrenado, la risa del perro emitiría un sonido similar a un hhuh, hhuh», dice Simonet. Este sonido entrecortado en mitad del jadeo canino sería la forma sonora de la risa.
Las grabaciones de la risa del perro tuvieron otro efecto beneficioso. Las cintas fueron escuchadas por un grupo de 15 cachorros. La sorpresa fue mayúscula al ver su reacción: los pequeños estallaron de alegría solo con escuchar los sonidos enlatados de la risa de otros canes.
¿Estará enfermo?
Un perro que respira fuerte puede padecer un problema de corazón
El sobrepeso y el calor, sin embargo, no son los únicos motivos que explican un jadeo alarmante en el perro. Un animal sofocado sin motivo aparente puede advertir de que ha sido envenenado o de que ha tomado alguna sustancia tóxica. Ciertas enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardiaca, así como los problemas respiratorios asociados a dolencias como la laringitis o la neumonía, pueden desencadenar sensaciones de ahogo en el can.
En estos casos, cuando se detecta el jadeo, conviene vigilar el comportamiento del perro. Así que hay que observar si ingiere agua de forma compulsiva, si deja de comer, orina en exceso o sufre vómitos, ya que esto ayuda a reconocer a un can enfermo. Ante cualquier síntoma, es importante realizar una visita pronta al médico.
¿Tiene miedo?
La angustia acelera el ritmo cardiaco y desencadena el jadeo desmesurado en el perro. Ello explica que, en ocasiones, cuando no hay otro motivo, el sofoco sea una respuesta a la sensación de ansiedad. Los canes que tienen miedo a las tormentas respiran de forma extrema durante los aguaceros con truenos. Los gritos y el nerviosismo del dueño también son capaces de atemorizar al animal, que comenzará a jadear.
En estos casos, además de evitar el tono alto al dirigirse al perro, es útil llevarle a un lugar aireado. Si el pánico no remite o incluso se incrementa, conviene acudir al veterinario o consultar a un etólogo canino.
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