Cuando se trata de dar amor, nadie como perros, gatos… y hurones. Estos tres animales son los que la ley considera como «mascotas» en España; es decir, constituyen oficialmente nuestros animales de compañía. Y también protagonizan un debate encendido entre quienes proponen legislar para proteger sus derechos y quienes creen que la ley, en ocasiones, se extralimita y carece de criterios científicos o consenso para ser efectiva. Es lo que ha ocurrido tras la aprobación de la ley riojana de protección animal, que entró en vigor en diciembre de 2018 y obligaba a todos los que viven con una mascota a su esterilización. También imponía dos paseos diarios, entre otras medidas. Una norma que, sin embargo, ha tenido una vida muy corta: el Gobierno ha refutado el texto, alegando su «inconstitucionalidad».
Para aclararnos, hemos preguntado al perito veterinario Alfredo Pérez, de la Organización Colegial Veterinaria Española (Colvet), que tiene más de 30 años de experiencia profesional en el cuidado de los pequeños animales. ¿Es bueno imponer la esterilización de las mascotas por ley? ¿Y podemos obligar a quienes viven con un perro, gato o hurón a salir a pasear con él al menos dos veces al día? Al asunto no le falta miga, y todo presenta más aristas de lo que aparenta a simple vista.
Esterilizar a la mascota por ley, sí o no
En 2017, un total de 104.834 canes y 33.473 felinos fueron recogidos por las asociaciones protectoras de España, unos datos muy similares a los del año anterior, según el estudio anual de la Fundación Affinity. El abandono de animales de compañía no disminuye, y esterilizarlos constituye una medida esencial para frenar el nacimiento de camadas no deseadas, que acaban en las protectoras.
Pero, además, «si atendemos a motivos científicos y sanitarios, la esterilización solo aporta ventajas (y ningún inconveniente) a los animales, y también a sus familias humanas«, explica Pérez. Esterilizar, recuerda este veterinario, mejora la calidad de vida de perros, gatos y hurones, y reduce el peligro de infecciones, tumores y problemas endocrinos, además de prevenir muchas conductas naturales que a veces son consideradas «problemas de comportamiento»: entre ellos, la agresividad por territorialidad en los perros o el marcaje con orina y los maullidos altos (vocalización felina) en los gatos. De hecho, la mejora de la convivencia y la salud son las ventajas más importantes de la esterilización del felino. «La esterilización del gato evita que el animal orine por distintos puntos de la casa, un comportamiento que resulta muy desagradable para los dueños», apunta el veterinario Javier Zorriqueta.
Pero esto no significa, dicen, que la ley deba imponer la castración de forma obligada. Y los expertos creen que podría ser más efectivo promover por norma la educación de los futuros adoptantes. Un ejemplo: la ley podría obligar a quienes quieran adoptar un animal a asistir a cursos de formación para conocer no solo las ventajas de la esterilización, sino también las necesidades físicas y psicológicas. «Este conocimiento sería muy útil para escoger el animal que más se adopta a nuestro estilo de vida y asegurarnos de que respetamos sus necesidades de salud y emocionales y de que ejercemos una tenencia responsable», matiza Pérez.
Dos paseos al día, sí o no
Aunque la mayoría de quienes viven con un perro salen con él al menos dos veces al día (la media está entre dos y tres paseos, según las estimaciones de Colvet), las necesidades dependen mucho del animal, su raza e incluso su edad y estado de salud. Por eso, los expertos advierten de que en esto de los paseos perrunos no hay reglas fijas, ya que cada animal es un mundo.
Pérez pone un ejemplo muy gráfico: el de una señora anciana que comparte su vida con un pequeño chiguagua. «Este perro no necesita grandes paseos, y puede ser muy feliz si tiene la oportunidad de salir a un pequeño patio, ya que disfrutará enormemente de la seguridad y el amor que le ofrece un hogar». Todo lo contrario que un galgo joven, que precisará, de media, cuatro paseos diarios largos (de cerca de media hora), con interacción de su humano y juegos de pelota, para que haga mucho ejercicio. También necesitará relacionarse con otros canes. Y la situación cambia por completo si vivimos con un perro anciano, con problemas de movilidad o artrosis. Para él es esencial salir a la calle y relacionarse con otros animales, pero sus paseos serán cortos y con baja intensidad de actividad.
¿Y qué hay de los gatos y hurones?
Aunque hay felinos que disfrutan de los paseos con arnés, no es la norma general. La pauta para un gato casero es no forzarle a salir, ya que encontrará en su hogar, su territorio, todas las necesidades y el control que necesita para ser feliz. Además, el hecho de ser retenido con una correa o arnés es algo que los mininos no toleran bien. En resumen: los gatos caseros prefieren no pasear con correa, y si salen, mejor que sea por sí mismos en un entorno seguro (como un patio cerrado y protegido).
A cambio, quienes viven con ellos deben tomarse muy en serio sus necesidades físicas y emocionales. Es lo que se llama la gatificación, y que incluye pautas como proporcionarles rascadores suficientes, areneros y al menos media hora de juego diario con sus queridos humanos.
¿Y qué hay de los hurones? Estos animales, en auge en los hogares, están a medio camino entre los perros y los gatos. Es decir: no necesitan salir a la calle, si les ofrecemos un entorno enriquecido en casa pensado para ellos. Pero hay muchos que sí disfrutan de sus salidas con arnés. «Los hurones tampoco requieren paseos a diario; y sus propietarios suelen salir con ellos de forma esporádica, con arnés y protegidos, por ejemplo, al parque los fines de semana», concluye el veterinario.