Guardería canina para atajar la soledad del perro
Uno de cada cinco perros presenta problemas para tolerar la soledad en algún momento de la vida. “Los problemas relacionados con la separación se manifiestan en forma de ladridos, destrozos y micción y/o defecación dentro de la vivienda”, apunta Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud. Los canes que padecen este tipo de trastornos los manifiestan a los pocos minutos de quedarse solos y los repiten cíclicamente hasta que el dueño aparece por la puerta.
Para minimizar el impacto de estas manifestaciones, muchas personas recurren a los servicios de una guardería o a un canguro de forma temporal. “El principal beneficio de una guardería es poder hacer frente a una situación en la que el perro, por diversos motivos, no pueda ser atendido directamente por la familia o por sus familiares y amigos”, revela el especialista.
Sin embargo, y tal y como recomienda Fatjó, “es importante resaltar que los problemas de separación deben ser convenientemente diagnosticados y tratados por especialistas veterinarios, que nos aconsejarán sobre la mejor forma de hacer frente a los períodos de ausencia hasta que la terapia surja efecto”.
Por qué elegir una guardería canina
Una guardería canina es un establecimiento en el que puedes dejar a tu perro temporalmente, durante unas horas al día, para que no se quede solo en casa. En los últimos años se han puesto muy de moda. Fatjó explica el motivo: “El estilo de vida actual hace que muchas personas necesiten ayuda para atender las necesidades de su perro en un periodo de ausencia, sobre todo cuando no es posible recurrir a familiares o amigos”.
A diferencia de una residencia canina, en una guardería los perros suelen compartir los espacios —eso sí, “siempre que el temperamento del perro lo haga posible”, advierte el experto— y siguen unas rutinas previamente marcadas: alimentación, ocio, paseos… Todas estas actividades sirven para fomentar la sociabilización de los animales. “No solo es importante proporcionar los cuidados básicos, sino también permitir que el perro tenga satisfechas sus necesidades diarias de ejercicio físico, exploración, juego e interacción social, ya sea con personas o con otros perros”, señala el representante de la Fundación Affinity.
Cómo saber cuál es la mejor guardería para tu perro
Encontrar una guardería canina es bastante fácil, sobre todo en las grandes ciudades, donde han proliferado bastante en los últimos años. Por ello, antes de llevar al perro a cualquiera de estos establecimientos, hay que dedicar algo de tiempo a comparar y recabar información sobre cómo funcionan y qué servicios ofrecen.
- Lo primero es fijarse si el centro cumple con la normativa. “Los establecimientos deben contar con los permisos adecuados como, por ejemplo, una licencia de núcleo zoológico expedida por la comunidad autónoma”, indica Fatjó.
- Además, en el momento de dejar el perro, tienen que entregarnos un contrato que establezca los términos, obligaciones y garantías del servicio que vamos a recibir.
- El personal de las guarderías caninas debe, además, estar cualificado. Es importante que sepan cómo corregir ciertas conductas, qué problemas médicos o de salud pueden presentar los canes o cómo han de administrarles una medicación, si fuera el caso.
- En cuanto a las instalaciones, “es importante visitarlas y revisar también las rutinas de manejo para comprobar que reúnen los requisitos para que nuestro perro tenga el mayor nivel de bienestar posible”, recomienda el experto. Y añade, “un criterio de calidad sencillo es que no existan excesivas limitaciones para poder visitar a nuestro perro si así lo deseamos. Muchas guarderías incorporan cámaras que permiten a las familias observar a su perro las 24 horas del día”.
Cuándo no deberíamos recurrir a una guardería canina
No todos los perros son aptos para acudir a una guardería canina. Los canes con edad avanzada, por ejemplo, pueden requerir unos cuidados más especializados difíciles de proporcionar en estos centros.
Tampoco son lugares adecuados para los canes antisociales. “Si nuestro perro tiene problemas de relación con otros perros, la estancia en una guardería puede no ser la mejor opción en nuestra ausencia”, puntualiza Fatjó.
¿Qué hacer en estos casos? Podemos recurrir a un canguro o babysitter: su principal ventaja es que nuestro perro permanecerá en su medio y continuará con sus rutinas. Otra alternativa es que el perro pueda quedar al cuidado de una persona que pertenezca a la propia red social de la familia. “Allí encontrará un entorno familiar similar al habitual y estarán a su cargo personas que conocen sus necesidades, hábitos y particularidades de temperamento”, concluye el experto.