La diabetes del gato es una peligrosa enfermedad que crece entre los peludos compañeros caseros, como consecuencia del sobrepeso felino y de su menor actividad física. La diabetes puede, además, acortar la vida del animal. Sin embargo, es fácil de reconocerla en casa, con algunas sencillas claves. En este artículo se explica qué es la diabetes del gato, cómo podemos detectarla a tiempo y qué tratamiento precisa.
La diabetes del gato, una enfermedad peligrosa
La diabetes del gato es cada vez más frecuente entre los felinos domésticos, que realizan menos ejercicio y comen más de recomendable
La diabetes mellitus en gatos es una peligrosa, pero cada vez más frecuente, enfermedad en los felinos que acorta la vida del animal sin el tratamiento adecuado. Un gato que padece diabetes no tiene la capacidad de crear toda la cantidad de insulina (hormona) que precisa para que su cuerpo funcione del modo correcto. En otras ocasiones lo que ocurre es que la insulina que genera no ha aprendido a trabajar de forma adecuada.
Esta hormona llamada insulina, aunque pequeña, tiene su importancia. Los gatos, como las personas, no son capaces de utilizar los alimentos que ingieren a través de la dieta de modo directo. Su cuerpo necesita romper los carbohidratos y proteínas de la comida en componentes más sencillos que sí puedan ser utilizados por los órganos y músculos felinos. Uno de estos elementos es la glucosa, que aporta al animal la energía que necesita.
Pero, ¿qué ocurre cuando un gato sufre diabetes? El felino no cuenta con la insulina suficiente -o esta no es eficaz- para transportar la glucosa hasta las células felinas. Y, cuando esto sucede, el cuerpo del animal necesita recurrir a otras fuentes de energía alternativas: es decir, rompe las grasas y las reservas de proteínas para utilizarlas como combustible para su cuerpo.
La diabetes del gatos, el sobrepeso es un factor de riesgo
Los gatos machos, esterilizados y que pesen más de cinco kilos tienen más riesgo de padecer diabetes
«La diabetes es una enfermedad que está creciendo entre los gatos, y el sobrepeso felino es el culpable», advierte la veterinaria Patricia González. Las cifras son elocuentes: uno de cada 230 gatos domésticos sufre o está en riesgo de padecer diabetes, concluye un estudio coordinado por el veterinario Danielle Gunn-Moore, y publicado en la revista científica especializada en gatos ‘Journal of Feline Medicine and Surgery‘.
Estos datos implican que más de 15.000 de los cerca de 3,5 millones de gatos que viven en los hogares españoles sufren, o corren peligro de padecer, diabetes. «El riesgo de desarrollar esta enfermedad crece para los felinos machos, esterilizados, inactivos y que pesen más de cinco kilos», afirma el investigador.
La diabetes del gato; ¿cómo reconocerla en casa?
Un gato que no es capaz de atacar la glucosa -y romperla en componentes más sencillos que su cuerpo pueda metabolizar- acumulará está molécula en la sangre, y acabará eliminándola con la orina. Las consecuencia para el felino enfermo son: un aumento de las evacuaciones de orina y un consecuente incremento de la sed del gato, ya que necesita reponer el líquido que elimina.
Estas señales son, en consecuencia, claves para reconocer al peludo amigo que sufre diabetes en casa: el felino diabético reduce su apetito, tiene tendencia a adelgazar, orina con mayor frecuencia e incrementa de forma notable su ingesta de agua.
El sobrepeso felino, que afecta a alrededor de seis de cada diez gatos urbanos (58%), según la Asociación para la Prevención de la Obesidad en los Animales de Compañía, es en buena parte responsable del crecimiento de esta enfermedad entre los felinos durante las últimas décadas.
El cambio en los hábitos de vida de los gatos caseros también tiene su parte importante de culpa: los peludos amigos que viven en pisos han reducido su actividad física, mientras que incrementan la ingesta de comida. «Una clave para prevenir la aparición de diabetes en el gato es, por tanto, cuidar su dieta y vigilar el peso del felino«, concluye González.
1. La diabetes del gato es una grave enfermedad que puede acortar la vida del felino. Esta dolencia no tiene cura pero sí puede controlarse con ayuda del apropiado tratamiento veterinario.
2. La diabetes en el gato la diagnostica el veterinario con ayuda de un análisis que permite detectar una presencia anormal (por excesiva) de glucosa en la sangre del felino.
3. Un gato con diabetes se mostrará inapetente, debilitado y sufre pérdida de peso; pero también orina y bebe agua con mayor frecuencia. Otras señales que advierten de la enfermedad son la diarrea del gato, vómitos, así como un aspecto poco saludable del pelo felino.
4. Los gatos con diabetes necesitan tratamiento o seguimiento veterinario; de lo contrario, su vida podría acortarse como consecuencia de la enfermedad. Más de la mitad de los felinos con diabetes precisan inyecciones periódicas de insulina para mantener controlada la dolencia, según un estudio realizado por la Universidad de Cornell (EE.UU.).
En otras ocasiones el tratamiento puede reducirse a una medicación oral que permite controlar la cantidad de glucosa en la sangre del gato.
5. Controlar la comida del gato ayuda a reconocer la diabetes. La alimentación del felino debe ser ofrecida siempre a las mismas horas y en las mismas cantidades. De este modo, será más sencillo reconocer si el animal padece diabetes (u otra dolencia) en casa. Los gatos con esta enfermedad pierden el apetito.
6. Vigilar el consumo de agua del gato en casa. Un animal con diabetes incrementa su ingesta de agua: es la forma que tiene su cuerpo de eliminar el exceso de glucosa en sangre. Por ello, es importante controlar su consumo a lo largo de algunas semanas.
7. El arenero del gato también ofrece claves para reconocer a un felino que sufre diabetes, puesto que las evacuaciones de orina crecerán de forma significativa. Cuando hay más gatos en casa, puede ser más complicado valorar este incremento, pero aun así, el aumento suele ser muy llamativo.
8. Cuando la diabetes es consecuencia de la obesidad del gato es posible que el animal pierda la dependencia a la insulina tras meses o años de tratamiento. Esto será más sencillo, cuando el peludo compañero elimine el exceso de peso que le perjudica, una meta que será más sencilla si cuenta con el plan de adelgazamiento felino apropiado: dieta, ejercicio y muchos juegos con su amigo de dos piernas.