Labrador retriever: todo lo que debes saber sobre esta raza

Los labradores tienen unas características físicas que los hacen fácilmente identificables.

Es una raza de tamaño mediano a grande. De estructura atlética, fuerte y bien equilibrada. Su cuerpo es compacto y musculoso y sus extremidades robustas y resistentes. La cabeza es amplia, ancha y el hocico fuerte.

Los machos miden 56-57 cm y pesan entre 30 y 35 kg. Las hembras tienen una altura y un peso ligeramente menores. Miden 54-55 cm y pesan entre 25 y 31 kg.

Los ojos son de tamaño medio y de color avellana o marrón. Su mirada tiene una expresión inteligente y amistosa.

Las orejas le cuelgan bien colocadas a los lados de la cabeza.

La cola es de longitud media, gruesa en la base y más delgada en la punta, bien cubierta de pelo. De aspecto muy parecido a la de la nutria y una de sus características distintivas cuando el perro está en movimiento. La esperanza de vida de un labrador va de los 10 a los 14 años.

Su pelaje es denso, corto y duro al tacto, con una capa interna resistente al agua.

Los colores son el negro, el chocolate y el amarillo. El amarillo puede variar desde el crema claro hasta tonos más rojos.

La historia del labrador es bastante reciente. Su antepasado es originario de la isla de Terranova o Newfoundland en Canadá. Era una raza llamada perro de San Juan, Saint John’s Dog, que surgió fruto de la cría y de cruces de distintos perros, llevada a cabo por los primeros colonos de la isla en el siglo XVI. Estos perros de agua se utilizaban para ayudar a los pescadores, recuperando las redes de pesca o llevando cabos entre los barcos.

A principios del siglo XIX miembros de la nobleza inglesa descubrieron la raza en Canadá, sus aptitudes para el trabajo y su temperamento, y llevaron ejemplares a Inglaterra. Una vez allí, se empezaron a valorar como perros de caza, cobradores de patos y otras aves en el agua. A mediados del siglo XIX los criadores comenzaron a refinar sus características y se empezó a establecer un estándar. Surgió así el labrador, un perro no solo trabajador y resistente, sino también afectuoso y adaptable.

El Kennel Club británico reconoció oficialmente la raza en 1903 y el primer Club del labrador se fundó en Inglaterra en 1916. Posteriormente llegaron los reconocimientos por parte de la Federation Cynologique Internationale (FCI) en 1954 y del American Kennel Club (AKC) en 1991.

El labrador retriever posee una personalidad con cualidades excepcionales que brilla con luz propia.

Extrovertido, amistoso y sociable con todo el mundo, es a la vez un perro muy apegado a su círculo cercano. Estará encantado de sentirse parte de la familia y de que se le incluya en cualquier actividad.

Es un perro inteligente, obediente y dócil. Sabe escuchar y le gusta cooperar y complacer. Estos rasgos de su carácter hacen fácil su adiestramiento. Su manera de comportarse dependerá del tipo de educación que reciba y de la forma de ser que tenga su dueño, al que se amoldará sin problemas.

Simpático, entusiasta, siempre alegre y desbordando energía positiva, el labrador retriever está entre las mejores razas para levantar el ánimo humano.

Tiene un temperamento tan bueno y es tan versátil e inteligente que destaca en muchos campos o tareas, tanto como perro de trabajo como de asistencia.

Entre las funciones que le son asignadas están las de perro policía, experto en explosivos o en operaciones antidroga, y búsqueda y rescate. También es un excelente perro guía y perro de terapia para trabajar con enfermos, niños o ancianos y para atender a personas con problemas auditivos o de movilidad.

El labrador retriever es un perro estupendo para convivir con niños. Su carácter manso, dulce, cariñoso, juguetón y paciente le convierte en un extraordinario compañero de juegos. En cualquier caso, a pesar de su buen talante, los más pequeños deben aprender a tratarle y a respetarle.

Es una raza a la que le gusta pasar tiempo y disfrutar de juegos con otros perros. Las relaciones con los miembros de su especie suelen ser muy buenas, al igual que con otras mascotas con las que deba compartir espacio y atenciones en casa. En cualquier caso, su buena predisposición innata hay que afianzarla con una correcta socialización temprana.

Atender la higiene general del labrador es fundamental para asegurar su bienestar y proteger su salud.

Al labrador se le cae bastante el pelo. Su pelaje corto y denso tiene que cepillarse una vez a la semana para conservar un aspecto limpio y eliminar el pelo muerto.

En épocas de muda, mantenerlo en buenas condiciones exigirá una frecuencia de cepillado mayor, incluso diaria.

Los labradores no necesitan bañarse a menudo, a menos que se ensucien o desprendan mal olor. Es importante usar un champú para perros y aclarar y secar bien el manto después del baño para evitar que la humedad provoque irritaciones en la piel.

Sus orejas colgantes tienen que examinarse y limpiarse habitualmente para eliminar restos de cera o de suciedad. Con los ojos hay que proceder igual, lavándolos para que estén libres de legañas o secreciones que puedan irritarlos.

Tampoco hay que olvidar cepillar los dientes a menudo para prevenir la formación de placa que pueda acabar causando problemas dentales y de encías.

En las rutinas de limpieza deben utilizarse soluciones, sueros fisiológicos y pasta de dientes específicas para perros.

El cuidado de las uñas también es importante en el mantenimiento general del labrador. Deben permanecer cortas para que no le causen daños o molestias al caminar. La frecuencia de corte estará condicionada por el nivel de actividad del perro y si las desgasta de manera natural o no.

El temperamento calmado y dócil del labrador no debe confundir, porque en realidad es un perro enérgico. Por su naturaleza innata como perro de caza, es activo y tiene que realizar ejercicio diario.

Es tan adaptable que facilita practicar con él multitud de actividades a las que estará siempre más que dispuesto: entrenamiento de agililty, rally-o o rally obedience, caminatas largas o senderismo, correr junto a su dueño o cuando éste monta en bicicleta, juegos de búsqueda o rastreo que estimulen su olfato, juegos de lanzamiento y recuperación de objetos, y puzzles y rompecabezas en los que tenga que hacer uso de su inteligencia.

Además, son extraordinarios nadadores. Les entusiasmará cualquier actividad que implique zambullirse en el agua, su medio natural.

Los labradores son muy glotones y pueden tener un apetito desmesurado.  Para evitar problemas de sobrepeso y garantizar una vida más larga y saludable, es imprescindible controlar bien su alimentación. Se aconseja limitar los premios o chucherías que se les da cuando se les adiestra, porque no suelen ser muy sanos.

Si su dieta está formada por pienso comercial debe ser de alta calidad, estar indicado para perros de raza grande y contar con todos los ingredientes esenciales para que sea equilibrada a nivel nutricional. Por lo general, todas las marcas incluyen recomendaciones en función de la etapa de la vida del perro, su peso y su nivel de actividad.

Otra alternativa es suministrarle comida casera. En este caso, será el veterinario el que deba informar sobre los alimentos más y menos adecuados, frecuencia de las comidas y cantidades. Además, si las necesidades del perro cambian y hay que establecer modificaciones en la dieta, el especialista puede orientar acertadamente para evitar perjuicios al perro.

La raza es fuerte y saludable, aunque hay ejemplares que pueden tener algunas dolencias o enfermedades a lo largo de su vida.

Las más frecuentes son las que implican a las articulaciones, como la displasia de cadera y codo y la luxación de rótula, los problemas oculares, como la atrofia progresiva de la retina, que puede acabar en la ceguera total del perro, y las cataratas.

Otra enfermedad que puede resultar mortal y es habitual en perros grandes es la torsión gástrica. Se produce cuando el perro acumula alimentos, gases y líquidos en su interior, que hinchan de manera anormal su abdomen, y puede provocar que el estómago gire sobre sí mismo. Como el labrador es un perro activo y le encanta comer, para evitar esta situación, es muy importante controlar las cantidades y que no haga ejercicio justo cuando acabe de comer.

Scottex, una conocida marca de papel higiénico, puso el foco en la raza y la hizo mundialmente conocida. Innumerables anuncios publicitarios a lo largo de décadas han tenido como protagonista a un juguetón y adorable cachorro de labrador.

El primer anuncio se lanzó en Reino Unido en los años 70 y en los 80 llegaron spots a España, trascendiendo también a otros muchos países del mundo fuera del continente europeo.

Tal ha sido su fama, que se ha convertido en el primer icono del mundo de la publicidad en tener un lugar en el museo de cera Madame Tussauds de Londres junto a otras celebridades.

Según el American Kennel Club (AKC) los labradores llevan más de treinta años consecutivos siendo la raza favorita en EE.UU.

Endal (1995-2009) fue un labrador inglés al que en 2002 se le concedió la Medalla de Oro de PDSA por su valentía y su sentido del deber como perro de servicio. Atendió y cuidó a su dueño cuando se cayó de la silla de ruedas y quedó inconsciente. Le colocó en posición de seguridad, lo tapó con una manta y le puso el móvil junto a la cara para que pudiera llamar cuando despertara, sin separarse de él hasta que llegó ayuda. Este hecho también le valió el reconocimiento de “Perro del Milenio” por la revista Dogs Today. Sarbi (2002-2015) fue una labrador australiana que permaneció 14 meses perdida en la guerra de Afganistán (2001-2021) tras una emboscada en 2008. Fue encontrada con vida en 2009. Era miembro de las fuerzas especiales de Australia y trabajaba detectando explosivos.

El labrador es un perro de gran adaptabilidad. Aunque vivir en una casa espaciosa, o con jardín, sea más adecuado para él, también puede acostumbrarse a hacerlo en un piso. Siempre y cuando se le proporcione el ejercicio diario que va a necesitar a nivel físico y para mantener un temperamento equilibrado.

Es extraordinario como primer perro para familias activas, con niños, y, en general, para cualquiera que pueda cubrir sus necesidades. Resulta prácticamente imposible encontrar un ‘pero’ al labrador. Es una raza tan completa, que un solo vistazo a sus características físicas y su carácter hacen imposible no elegirlo como el mejor compañero de vida.