La picadura de un insecto, llamado flebotomo, puede dañar de manera grave la salud de un gato, porque puede quedar infectado de leishmania. Esta enfermedad crónica del gato puede poner en peligro la vida del animal. En las próximas líneas se explican los signos clínicos de un gato con leishmaniosis, cuánta población felina está afectada, así como su tratamiento y prevención en felinos.
Leishmaniosis en gatos, una enfermedad peligrosa
Los gatos con leishmaniosis presentan signos, como lesiones en la piel, mucosas y ojosLos gatos inmunodeprimidos, o con las defensas bajas, suelen tener un mayor riesgo de desarrollar la leishmaniosis, explican los expertos. De manera probable, el sistema inmunitario de un gato sano es capaz de controlar la infección provocada por el protozoo o parásito Leishmania infantum, bien porque lo elimina o porque queda en estado latente en su organismo.
«Es probable que solo los gatos genéticamente predispuestos, con un sistema inmunitario debilitado por alguna enfermedad vírica, que reciben tratamientos con productos inmunosupresores o que padecen tumores desarrollen la enfermedad», explica Imanol Sagarzazu, veterinario.
La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria y endémica en el área del Mediterráneo. En España se presenta con mayor incidencia en la zona sur y el centro. La cornisa cantábrica tiene condiciones menos favorables para el desarrollo del insecto vector, por lo que hay una incidencia menor.
La leishmaniosis en gatos, transmitida por un mosquito
La razón es que el flebotomo, insecto transmisor de la enfermedad, está activo con unas determinadas condiciones ambientales: temperaturas templadas o cálidas y cierto grado de humedad, unas condiciones que sobre todo tienen lugar en España durante el período que transcurre entre abril y octubre.
La población felina de zonas endémicas para la leishmaniosis es habitual que se infecte a través de los mosquitos transmisores del parásito Leishmania. No obstante, «solo una pequeña parte de estos gatos desarrolla la enfermedad y tiene signos clínicos, como úlceras en la piel», comenta Sagarzazu.
Leishmaniosis en gatos y sus signos clínicos
Los gatos con leishmaniosis suelen presentar varios tipos de signos clínicos, como lesiones en la piel, las mucosas o los ojos, úlceras y costras, explica Xavier Roura, veterinario del Hospital Clínic Veterinari, de la Universitat Autònoma de Barcelona, y miembro de una plataforma para prevenir la leishmaniosis en gatos y perros.
Los signos clínicos viscerales de la leishmaniosis en gatos son menos habituales, y afectan a órganos como el hígado y los riñones. Una lesión común, agrega Roura, son los nódulos que se forman bajo la piel del gato. Estos nódulos suelen aparecer en los párpados o las orejas, y no son dolorosos, aunque también pueden presentarse en cualquier otra parte del cuerpo del felino, como las almohadillas de las patas.
Otras señales menos habituales de los gatos que padecen leishmaniosis son la falta de apetito o anorexia, así como el decaimiento, fatiga y apatía.
Gatos con leishmaniosis: datos
«El número de gatos afectados por la leishmaniosis ha aumentado en los últimos diez años», asegura Roura. Aunque en España no hay datos concluyentes sobre el número de población felina afectada por la enfermedad, sí existen estudios genéticos al respecto.
Según la zona de España donde se haga el muestreo, el porcentaje de gatos afectados por la leishmania, puede variar entre un 0,5% y un 28%. La comunidad autónoma con un mayor número de felinos afectados por la enfermedad es la andaluza, frente a otras regiones, como el País Vasco, donde los casos de gatos con leishmaniosis son casi anecdóticos.
Tratamiento y prevención de la leishmaniosis en los gatos
Un gato con leishmaniosis necesita controles periódicos para detectar posibles rebrotes de la enfermedadUn felino que ha desarrollado la enfermedad necesita un tratamiento veterinario específico contra el parásito y para los signos clínicos desencadenados por la leishmania. Una vez que estos desaparecen, hay que realizar controles periódicos al animal para detectar rebrotes de la enfermedad.
Las defensas de un gato con leishmaniosis precisan un cuidado especial. Hay que mantener su sistema inmunológico lo más activo posible para evitar recaídas. Para conseguirlo, es clave lograr que no enferme de otras patologías, como en el caso de un resfriado o gastroenteritis, que pueden dejar bajo mínimos las defensas del gato y la puerta abierta a una reaparición de los signos clínicos de la leishmaniosis.
Los métodos preventivos contra la picadura del insecto flebotomo son claves para evitar la leishmaniosis, sobre todo en el caso de gatos que viven en zonas de alto riesgo, como la cuenca mediterránea. Pipeta, collar y aerosoles son formatos en los que se comercializan métodos para proteger a los felinos de este insecto. No obstante, la elección del producto debe estar supervisada por el veterinario, con el fin de garantizar tanto la eficacia del antiparasitario como la salud del animal.
Un método preventivo contra la leishmaniosis reciente es la vacuna contra esta enfermedad. No obstante, la versión felina de este método preventivo aún no existe y, de momento, solo se puede aplicar en los perros.
¿Existe riesgo de contagio para las personas que conviven con gatos infectados por Leishmania? La probabilidad de que así sea es escasa, debido a que el transmisor de la enfermedad es el insecto flebotomo y no el gato, que solo es el hospedador del protozoo (Leishmania) que provoca la enfermedad.
Una persona sana y con un sistema inmune eficaz no resultaría afectada por la enfermedad. Por el contrario, si la persona está inmunodeprimida, puede tener más posibilidades de desarrollar la leishmaniosis.