🐈 Cómo son los gatos ferales
Los gatos ferales viven en la calle, en libertad. La gran mayoría han sido abandonados por sus dueños o se han perdido, mientras que otros tienen esta condición desde su nacimiento.
Estos mininos pueden haber tenido una relación con los humanos, aunque quizá no haya sido demasiado favorable. Por ello, es frecuente que se muestren algo reacios a las interacciones que conllevan mimos y caricias de las personas.
La forma de vida de un gato callejero es en comunidad, formando colonias. Para asegurarse el sustento y el refugio, se asientan en un territorio muy delimitado. Allí duermen, comen y se reproducen.
Estos animales son menos longevos que los mininos criados en cautividad. Al carecer de una alimentación adecuada, están más expuestos a las enfermedades. Su esperanza de vida se acorta de cinco a diez años respecto a los felinos domésticos.
🐈 La importancia de controlar las colonias felinas
Los gatos son animales muy fértiles; las hembras alcanzan su madurez reproductiva entre los cinco y seis meses. La gestación dura 60 días y en cada camada pueden nacer de cuatro a cinco crías. Esto significa que en un año una gata puede tener unos 15 gatitos. Así que sin control, el censo de felinos puede multiplicarse en apenas unos meses.
Cuando las colonias gatunas se desbordan pueden aparecer importantes problemas de convivencia con los humanos. Estos son los más habituales:
- Malos olores. Los gatos marcan su territorio con el orín y las heces. Los restos de comidas también generan hedor, sobre todo en verano.
- Proliferación de ratas y cucarachas, que acuden a comer los desperdicios que los felinos no quieren.
- Ruidos. Los maullidos, sobre todo en épocas de celo, y las peleas pueden ser muy molestos.
- Competencia con especies por el alimento. Una mayor población de gatos puede restar comida a otros animales, como las aves.
- Transmisión de enfermedades. Los felinos pueden enfermar de toxoplasmosis, tiña o rabia.
🐈 El método CES para controlar las colonias
Contener el aumento de gatos de una colonia es importante, no solo para evitar los problemas citados, también para salvaguardar la salud de los felinos. Cuando la comunidad es muy grande, falta el alimento, aumentan las peleas entre los animales y hay más posibilidades de que aparezcan y proliferen las enfermedades.
Para controlar una colonia gatuna algunos ayuntamientos, en colaboración con asociaciones protectoras de animales o voluntarios de control de colonias, aplican el método CES (Captura, Esterilización y Suelta) o CER (Captura, Esterilización y Retorno). Reino Unido y Estados Unidos fueron los primeros países en ponerlo en práctica hace algo más de tres décadas. Se ha demostrado eficaz tanto para optimizar la convivencia con las personas como para mejorar la vida de los gatos de la calle.
🐈 Así se desarrolla en método CES
🔸 Captura
Uno a uno, los gatos de la colonia son capturados de la manera menos agresiva posible. Habitualmente se utilizan jaulas trampa que reducen el estrés que sufre el animal. Los felinos son transportados a un centro veterinario donde se les hace una evaluación para detectar posibles enfermedades y, si fuera el caso, tratarlas. Los mininos reciben también sus vacunas.
🔸 Esterilización
Si el animal está en buen estado de salud, es esterilizado. La intervención, además de servir para evitar el crecimiento de la colonia, restará molestias a los vecinos; un gato castrado no experimenta el celo (con lo que se acabarán los maullidos y las peleas con otros congéneres) y tampoco marca el territorio (los malos olores, por tanto, disminuirán).
🔸 Suelta
Antes de devolverlo a la colonia, el felino es censado. Tatuarle un código en el interior de la oreja o recortarle la punta de la oreja son los procedimientos más habituales.
🐈 Supervisar la comunidad y encontrarles un hogar
El método CES requiere una implicación perpetua en la vida de la colonia. El cuidado debe ser asumido por personas concretas, designadas por los consistorios o las asociaciones de animales.
- Se encargarán, además, de proporcionar agua y alimento a los mininos. No hay que olvidar que dar de comer a los gatos callejeros está prohibido, puesto que atenta contra la salud pública.
- Los responsables de la colonia supervisarán el estado de salud de los mininos con controles periódicos, que incluyen desparasitaciones y vacunaciones. Si enferman, serán tratados por un veterinario.
- Al mismo tiempo, estas personas advertirán de la incorporación de un nuevo miembro gatuno al grupo. El recién llegado tendrá que someterse al método CES con el fin de que la población de mininos no se dispare de nuevo.
- Por último, y como parte de esa supervisión de las colonias, los encargados tratarán de localizar los gatos más sociables del grupo. El objetivo es encontrarles un hogar en el que vivan más confortables (y con más cariño) que en la calle.