Si se está planteando dar carne cruda a su perro o gato, sepa que esta práctica ha sido criticada por los científicos. El motivo es que, a menudo, este alimento sin cocinar contiene bacterias y parásitos que pueden implicar un riesgo tanto para el animal como para su familia humana. A continuación damos más información acerca de la alimentación con carne cruda para mascotas y lo que aseguran los expertos al respecto.
Los patógenos son comunes en la carne cruda, un peligro que crece en las dietas caseras preparadas sin supervisión veterinaria
La tendencia de la comida raw (cruda), dieta BARF (bones and raw food diet) o también llamada de alimentos crudos ha llevado a muchos dueños de mascotas bienintencionados a lanzarse a la búsqueda de productos como carne, huesos y otros órganos que se venden congelados.Estos alimentos, tras descongelarse, son ofrecidos a canes y felinos con el objetivo de proporcionarles una «dieta más natural» y de sacar del cuenco de la comida de la mascota los aditivos y conservantes frecuentes en un tipo de dieta más procesada. Entre las ideas más repetidas por los defensores de esta opción está el hecho de que esta dieta cruda «puede ayudar a prevenir problemas de piel» en el perro o gato, incluso reducir las alergias.
Carne cruda para la mascota: por qué no
Pero los científicos rechazan estos supuestos beneficios y advierten de que no hay evidencias suficientes que los respalden. También aseguran que ofrecer carne cruda a la mascota puede ser nefasto para sus dientes, además de causar problemas intestinales y posibles problemas de crecimiento en los animales más jóvenes. La razón, dice el veterinario Paul Overgaauw, coordinador de una reciente y amplia investigación sobre la alimentación con carne cruda para mascotas realizada por la Universidad de Utrecht (Países Bajos), es que «la dieta cruda puede implicar una deficiencia de nutrientes». Estos riesgos, que también matiza la investigación publicada en Veterinary Record, son muy importantes en el caso de las dietas crudas caseras preparadas sin supervisión de un nutricionista veterinario.
En España la dieta cruda aún no es tan común como en países como Holanda, donde la mitad de quienes viven con perros afirman alimentar a sus amigos con productos de carne cruda. Pero la tendencia aumenta.
Patógenos en la carne cruda
El estudio apunta otro motivo de preocupación: los patógenos. Aunque cada vez más gente alimenta a su perro o gato con carne cruda, advierte el veterinario, «la carne cruda puede estar infectada con bacterias y parásitos peligrosos«. Entre ellos, los científicos han encontrado Salmonella, Listeria (presente en más de la mitad de las muestras) y E. coli (hallada en el 23 % de los productos analizados) que pueden provocar infecciones severas. Además, «el 80 % de la carne cruda analizada contenía algún tipo de bacterias resistente a los antibióticos», afirma Overgaauw.
Otras veces, advierten los veterinarios, estos alimentos pueden causar alergias y otros problemas de salud a su mascota.Por ejemplo, un tipo de E. coli encontrado puede provocar insuficiencia renal. Y todo ello, con el riesgo añadido de que estos parásitos también pueden causar enfermedades que transmitan luego a los seres humanos, ya sea por contaminación cruzada durante la preparación de los alimentos o tan solo por estar en contacto cercano con el animal.
Y es que mientras que la mayoría de los parásitos dejan de representar un problema para la salud tras la congelación, no ocurre lo mismo en el caso de las bacterias. Y esto puede implicar un riesgo en las dietas crudas caseras, no solo para la mascota, sino también para la familia humana.
Natural no es igual a mejor
Para el veterinario Fausto Andrés, la investigación se suma a un cuerpo de estudios que desde 2000 advierten de los posibles riesgos que puede implicar la alimentación cruda para la mascota. Aun así, este es el primer trabajo que se centra en los productos vendidos en Europa y que revisa algunas de las marcas comerciales etiquetadas bajo la etiqueta raw.
No obstante, matiza Andrés, no hay que demonizar a la dieta cruda, ya que cada vez que surge una nueva dieta para mascotas aflora un nuevo debate. «Aunque en general todas tienen su lado positivo y su lado negativo», confiesa. La clave, dice, es no dejarse engañar y creer que «lo natural es siempre mejor solo por el hecho de ser natural, porque eso no siempre es así».
Para el veterinario, lo «más racional» es escoger una alimentación comercial de calidad como base y, después, en días concretos, «hacer comida casera para gatos y perros», pero con conocimientos adecuados.
En resumen, para Fausto Andrés, podemos alimentar con comida casera al perro o gato (de forma puntual), «siempre que esta proceda de establecimientos de confianza o donde se abastezca usted». Y, en todo caso, conviene huir de las dietas estrictas y siempre asegurarse de que la alimentación de su mejor amigo peludo cuenta con el control de su veterinario. «Los riesgos son más grandes de lo que pensamos, por eso es necesario un control, que en muchos alimentos para animales no existe», concluye.