Los excrementos de perro abandonados en los parques por dueños poco responsables pueden implicar problemas mayores de lo que hasta ahora se sabía. La Agencia para la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos ha investigado el origen de la contaminación de los acuíferos. La sorpresa ha sido encontrar más bacterias fecales caninas en el agua subterránea de lo que se sospechaba. Esto, advierten, no sólo puede implicar un problema ambiental, sino también de salud pública. ¿El origen? Las heces de perros que los dueños no recogen. Así se explica a continuación.
Los excrementos de perros abandonados contaminan
No recoger los excrementos de los perros en la vía pública puede implicar más riesgos de lo que se piensa. No sólo para el medio ambiente, sino para la salud pública. Un estudio reciente realizado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) afirma que las heces caninas abandonadas en parques pueden contaminar los acuíferos de agua subterránea, que discurren por el subsuelo.
Los excrementos caninos no son inertes, sino que reaccionan (y se descomponen) cuando los agentes meteorológicos actúan. Entre ellos, el agua de lluvia. ¿Qué ocurre entonces cuando llueve? Las gotas arrastran hacia el subsuelo los restos de heces abandonadas, que los dueños desconsiderados no han recogido. Estos pueden entrar en contacto con el agua subterránea y, de este modo, viajar con ella durante kilómetros de distancia.
Las heces caninas contienen bacterias peligrosas
El problema no sólo es ilegal y sancionable, ya que se reconocen multas en todas las ciudades para los dueños que olvidan recoger los excrementos de sus peludos compañeros.
Las heces caninas pueden contener distintas bacterias peligrosas, entre ellas un grupo de microorganismos resistentes a los antibióticos humanos, lo que puede hacer que las personas enfermen.
«La contaminación del agua subterránea por materias fecales caninas conlleva un peligro serio de propagación de patógenos y bacterias resistentes a los antibióticos, que pueden implicar un problema ambiental y de salud pública», explican los profesores Orin Shanks y Hyatt Green, que han liderado la investigación, publicada en la revista científica ‘Ciencia y Tecnología Ambiental‘.
Sin restar importancia a la cantidad poco desdeñable de heces detectada en el agua, los investigadores, no obstante, recalcan que los excrementos caninos no son la única fuente de contaminación del agua subterránea: las infiltraciones industriales, la agricultura industrializada (con alta carga de fertilizantes e insecticidas químicos), así como las instalaciones de ganadería intensiva, son las principales fuentes contaminantes del agua subterránea.
Marcadores genéticos para conocer el origen de las bacterias del agua
Los investigadores han encontrado un sistema para conocer el alcance y la procedencia de la contaminación fecal del agua. A través de marcadores genéticos, es posible distinguir con exactitud el origen de las bacterias detectadas en los acuíferos. Los científicos han detectado así la presencia de restos orgánicos de heces caninas.
En España viven cerca de cinco millones de perros, según el censo de la Federación Europea de Fabricantes de Alimentos para Mascotas. La cifra está lejos de los cerca de 83 millones de canes que viven en Estados Unidos, pero la investigación es una llamada de atención a los dueños de perros poco responsables.