La nueva vacuna contra la leishmaniosis se aplica en tres dosis y exige la revacunación cada año, pero ayuda a salvar la vida de los perros. La leishmaniosis es una grave enfermedad causada por un parásito, que se transmite a través de la picadura de un mosquito. Requiere un tratamiento paliativo y no curativo y, una vez que se contrae, hay que hacer controles periódicos porque son posibles los rebrotes tras recibir el tratamiento.
Vacuna contra la leishmaniosis
La vacuna contra la leishmaniosis se puede colocar a los perros desde este año. Hasta ahora, no había ninguna. Manuel Lázaro, de la clínica veterinaria Mirasierra, opina al respecto que «esta vacuna tiene buenas expectativas en cuanto a su efectividad, aunque se deben seguir aplicando el resto de medidas preventivas contra la picadura de los insectos«.
Este veterinario explica que la vacuna se aplica en tres dosis y se debe revacunar cada año. No es obligatoria y su coste, por cada una de las aplicaciones, oscila en torno a 50 euros, pero las tarifas pueden diferir en cada clínica veterinaria.
La vacuna evita las secuelas que padece el perro tras la enfermedad, que dependen del grado de afección de sus órganos
Manuel lázaro cree que «cualquier medida preventiva que se tome contra esta enfermedad, tan grave y de tratamiento tan costoso, está justificada. Y si la vacuna ayuda a evitar la leishmaniosis, su aplicación es totalmente recomendable».
La nueva vacuna contra la leishmaniosis se puede aplicar a los cachorros sanos a partir de los seis meses de edad. De los perros vacunados contra la leishmania, el 92,7% no desarrollará síntomas clínicos, según comenta Juan Antonio Aguado, veterinario y profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Por el contrario, sin la vacuna, alrededor de un 20% de los perros contagiados por la enfermedad manifiesta síntomas. «La vacuna desarrolla inmunidad celular, es decir, las células destruyen la enfermedad», explica Juan Antonio Aguado, quien añade que «los perros con anticuerpos no se pueden vacunar porque la vacuna no les cura».
Prevenir la leishmaniosis
La mejor arma contra la leishmaniosis es la prevención, para lo cual, además de la vacuna, puede ayudar un collar antiparasitario de efecto repelente contra los mosquitos y evitar frecuentar en verano zonas húmedas y pantanosas, donde hay más riesgo de picaduras de insectos. La actividad de los mosquitos aumenta durante la noche, así que conviene que el animal duerma en casa, si puede ser, con un insecticida eléctrico.
La leishmaniosis se transmite a través de la picadura de un mosquito que pertenece al género Phlebotomus (la transmite la hembra, la única que pica a animales y personas). Respecto a las personas, solo quienes tienen el sistema inmunitario débil pueden verse afectadas por la enfermedad con carácter grave. En el resto de los casos, el resultado de la picadura se traduce, a menudo, en una afección dermatológica.
La leishmaniosis es una enfermedad estacional, es decir, reviste riesgo para la población canina en épocas en que los mosquitos están activos (de primavera a otoño). La leishmaniosis es una enfermedad crónica e incurable, que el perro no transmite a las personas ni a otros animales. Sólo puede existir riesgo de contagio cuando la persona tiene las defensas muy bajas, como en el caso de padecer tuberculosis o sida.
En zonas como el País Vasco o Cantabria, el riesgo de que los perros que viven allí contraigan la leishmaniosis es muy bajo. Y es que en estas zonas no habita el mosquito (hembra) que lo provoca. Sin embargo, en las regiones de la Cuenca Mediterránea española, sí hay alto riesgo para los perros de contraer la enfermedad.
Secuelas de la leishmaniosis
Las secuelas que padece el perro tras la enfermedad dependen del grado en que hayan sido afectados sus órganos. Si la leishmaniosis no se detecta pronto y no se aplica a tiempo el tratamiento necesario, puede resultar mortal.
Si el grado en que se ha visto afectado el perro por la enfermedad no es muy alto, puede llevar una vida normalPor ello, es muy importante la prevención a través de controles anuales, sobre todo después del verano, ya que con el calor proliferan los mosquitos, en especial, en las zonas donde hay más humedad. Los controles para detectar un posible brote de leishmaniosis consisten en un análisis de sangre.
Tratamiento contra la leishmaniosis
El tratamiento contra la leishmaniosis puede ser caro y depende del tamaño del animal: cuanto más grande sea el perro, más costoso será. Si el grado en que se ha visto afectado el perro por la enfermedad no es muy alto, puede llevar una vida normal, pero con controles para detectar nuevos brotes.
- Pequeñas pérdidas de pelo por la zona de la cabeza, caspa.
- Crecimiento anormal de las uñas.
- Dermatitis o inflamación de la piel.
- Heridas que no cicatrizan.
- Úlceras en la cabeza y extremidades.
- Inflamación de los ojos.
- Atrofia muscular, sobre todo por la cara (aspecto envejecido y expresión triste), cansancio, fatiga y mucha debilidad.
- Pérdida muy notable de peso, fiebre, hemorragia nasal, inflamación de las articulaciones o cojera.
- Aumento del tamaño de los ganglios linfáticos (cuello, cara interna de las patas).
En caso de notar alguno de estos síntomas, es recomendable acudir sin dilación al veterinario.