¿Qué son los parásitos externos?
Hay dos tipos de parásitos que afectan a perros y gatos:
- los endoparásitos, que viven en el interior, principalmente en el intestino del animal.
- los ectoparásitos, que residen en el exterior, sobre su cuerpo. Estos son los más habituales y, además de causar una notable molestia a su portador, pueden provocarle una enfermedad.
Las garrapatas, pulgas, ácaros y mosquitos son las especies de ectoparásitos más frecuentes. Todos son artrópodos, animales invertebrados dotados de un esqueleto externo y apéndices articulados. La incidencia de los ectoparásitos es mayor en primavera y verano. Sin embargo, y al contrario de podamos llegar a pensar, el frío no afecta a la supervivencia de estos pequeños animales. La salud de nuestra mascota sigue estando, por tanto, comprometida.
Los parásitos invernales
Las garrapatas, pulgas, larvas de las moscas y ácaros son las especies de ectoparásitos más frecuentes en invierno. El mosquito de la Leishmaniosis apenas tiene incidencia cuando bajan las temperaturas, ya que solo está activo por encima de los 15 ºC.
🔹 Garrapatas
Las garrapatas son artrópodos de la familia de los arácnidos. Su hábitat natural son zonas verdes y húmedas, como bosques o parques. Proliferan en épocas de calor, desde primavera a verano. La mayoría de las especies de garrapatas hibernan cuando bajas las temperaturas, pero algunas permanecen activas incluso en los meses más fríos de invierno.
Hay dos tipos de garrapatas que afectan a nuestras mascotas: las duras (ixodidae), que se adhieren al cuerpo del animal, y las blandas (argasidae), que suelen instalarse en la parte interior de las orejas. Todas son hematófagas, es decir, se alimentan de la sangre de los organismos que invaden.
Si bien no todas las garrapatas transmiten enfermedades, si están infectadas con alguna bacteria pueden contagiarla a su huésped a través de su picadura. La enfermedad de Lyme es la más habitual (afecta también a las personas).
Es fácil identificar cuando un perro o un gato tiene una garrapata, ya que no dejará de rascarse en la zona donde esté agarrada. Algunos animales tienen alergia a la picadura de estos parásitos, lo que puede hacer que presente inflamación en la piel, dermatitis, y problemas respiratorios.
🔹 Pulgas
Con este nombre conocemos a los sifonápteros, un orden de pequeños insectos ápteros que miden entre 1 y 3,5 milímetros. Son parásitos externos hematófagos que proliferan en zonas húmedas y cálidas, si bien se adaptan con facilidad a todo tipo de hábitats. Las pulgas, además de provocar picor e irritación tanto al perro como al gato, pueden ocasionarles dermatitis alérgica, inflamación y pérdida de peso.
¿El principal problema con las pulgas? No es sencillo verlas. Por ello, debemos estar atentos ante cualquier síntoma que muestre el animal. Son señales de alerta el que se rasque más de lo normal (especialmente en la cola, las ingles, las orejas y la cara) o tenga el pelaje sucio (con pequeños puntitos negros que, en realidad, son las heces de las pulgas).
🔹 Larvas de las moscas
Las larvas de las moscas son más usuales en verano, aunque pueden sobrevivir por encima de los 5 ºC. Estos parásitos provocan una enfermedad llamada miasis, también conocida como bichera o gusanera. La miasis, que se aprecia a simple vista (y no es nada agradable), afecta a los tejidos del animal y provoca lesiones en la piel e infecciones que pueden ser graves. Por este motivo es imprescindible acudir al veterinario para que ponga un tratamiento lo antes posible.
🔹 Ácaros
Los ácaros son artrópodos arácnidos diminutos, de menos de 1 mm de longitud. Para sobrevivir necesitan un clima templado y húmedo, por lo que son bastante frecuentes en primavera y en otoño. No obstante, durante el invierno también pueden estar activos.
Si nuestra mascota tiene ácaros muy probablemente presentará irritación, descamación, calvas y lesiones en la piel. Además, se mostrará molesta y no parará de rascarse la zona del cuerpo afectada.
Los ácaros más comunes son los que producen la enfermedad de la sarna. En los perros, los tipos de sarna más habituales son la demodécica o demodicosis canina, la escabiosis canina o sarna sarcóptica (que puede transmitirse a otros animales y a los humanos) y la enfermedad de la caspa andante o cheyleteliosis.
Además, la otoacariosis canina y felina (el ácaro del oído) es frecuente en perros y gatos. Está provocada por el ácaro otodectes cynotis y causa otitis externa en estos animales.
Cómo proteger a mi mascota de los parásitos externos
La mejor manera de evitar los parásitos externos es extremar las medidas de higiene con nuestras mascotas. Bañarles con frecuencia y cepillarlos a diario servirá para prevenir y detectar una posible invasión de estos organismos.
Además, recurrir a los productos antiparasitarios resulta imprescindible para librar y acabar con los artrópodos que incomodan y enferman a perros y gatos. Estos son los más utilizados:
🔹 Collar
Al estar en contacto con la piel del animal, debemos prestar atención a la composición del collar; si el producto no es adecuado, puede ocasionar alergias a nuestro compañero peludo. También es vital respetar el periodo de vigencia (o caducidad) del collar y escoger uno que proteja al animal de los parásitos más comunes en el entorno que frecuenta.
🔹 Pipetas
Se aplican tópicamente sobre el cuerpo con el fin de prevenir que pulgas y garrapatas aniden. Al mismo tiempo, sirven para eliminar estas colonias. No todas las pipetas ofrecen la misma protección (las hay efectivas por uno, tres o seis meses) ni tienen la misma composición. El veterinario nos puede ayudar a elegir la más apropiada.
🔹 Pastillas
Sirven para combatir los parásitos externos e internos. Se administran cada mes o trimestre, pero de nuevo debe ser el especialista el que determine la frecuencia y el compuesto activo de estos fármacos.
🔹 Espráis
Rociados sobre el cuerpo del animal, repelen temporalmente a pulgas y garrapatas. No pueden aplicarse sobre los ojos y boca. Los espráis no son demasiado efectivos, por lo que conviene utilizarlos junto con otro producto antiparasitario.