El lanudo y simpático perro de agua español estuvo a punto de extinguirse. Su población se redujo a cerca de 150 ejemplares hace unos 25 años. El esfuerzo de los amantes de este can ha hecho posible que en la actualidad haya entre 18.000 y 19.000 ejemplares repartidos por el mundo. El perro de agua es un héroe de cuatro patas, capaz de avisar a la tripulación de un barco cuando un marinero cae al agua, además de protagonizar rescates y gestas en tierra, en incendios y desastres naturales. Pero ¿cómo es el valiente perro de agua en casa?. Tan adorable, que hasta los Obama tienen a un primo hermano suyo portugués en la Casa Blanca.
Las fotografías en blanco negro y las películas en formato super-8 de la familia de Antonio García Pérez, malagueño de 56 años, mostraban unos hermosos perros de pelaje rizado, que ayudaban a sus abuelos en las tareas de pastoreo. «Pero ese perro nunca aparecía en los libros de razas caninas, por lo que decidí luchar para recuperarlo», explica García Pérez, que hoy preside la Asociación Española del Perro de Agua Español. A ese animal de las imágenes se le llama hoy perro de agua español. La de García Pérez es una vida dedicada a la recuperación de esta raza, que estuvo a punto de extinguirse.
En la actualidad, hay entre 18.000 y 19.000 ejemplares de perro de agua español repartidos por todo el mundo, la mayoría en España, aunque también se registran en EE.UU., Finlandia y Reino Unido. «Pero en 1985, cuando al fin conseguimos que el perro de agua fuera reconocido como raza autóctona, apenas quedaban 150″, recuerda García Pérez. Hoy el perro de agua español es una de las 21 razas caninas españolas, reconocidas por la Real Sociedad Canina de España, junto con el galgo español, el sabueso o el ratonero.
El perro de agua ya estaba en la Península Ibérica en el año 1100 y ayudaba a los pastores con el rebaño y la caza en pantanos
«La presencia del perro de agua en España es muy antigua», admite la sociedad canina. García Pérez, que ha estudiado a estos perros en profundidad, remonta sus orígenes en la Península Ibérica al año 1100, cuando un grupo de pastores del sur de Portugal comenzó a utilizarle para sus tareas. «El perro de agua cuidaba al ganado, pero también recuperaba las aves acuáticas cazadas que caían al agua», señala García Pérez. Este can se desenvuelve con soltura tanto en tierra como en el medio acuático.
El perro de agua es un héroe de cuatro patas
Un hermoso perro de llamativo pelaje canela y rizado recorre la cubierta de un barco pesquero. El animal ladra y ladra de forma insistente. Un objeto en el agua llama de forma poderosa su atención. Es un miembro de la tripulación, que ha caído por la borda. El marinero es rescatado, con ayuda del can, a los pocos minutos.
Hazañas como esta han convertido al perro de agua español en un auténtico héroe anónimo de cuatro patas. «Un perro de agua es capaz de avisar de cualquier incidencia que ocurra dentro del pesquero, como caídas de marineros al agua», afirma Javier Cañón, investigador y profesor del departamento de Producción animal, de la Universidad Complutense de Madrid, y también especialista en esta raza canina.
Los marineros no solo deben sentirse más seguros con un perro de agua a bordo, también han usado sus habilidades para tareas más mundanas, como recoger aparejos de trabajo y rescatar pescados del fondo del mar. «El perro de agua se ha utilizado para recoger los peces que se caían o escapaban de las redes, pero también para llevar nadando los cabos del barco a tierra», explica el investigador.
Su habilidad para desenvolverse en el medio acuático explica que este can de aspecto afable se haya ganado el nombre de perro de agua español. Sus pezuñas cuentan con unas membranas entre sus almohadillas, que le permiten ser un gran nadador (es palmípedo). Incluso puede bucear a una profundidad considerable.
Rescates y gestas del perro de agua en tierra
El perro de agua es héroe anónimo habitual en rescates y salvamentos en agua y en tierra
El salvamento en agua no es, sin embargo, el único reto al que se enfrenta el perro de agua español. Este can es también un habitual protagonista anónimo en rescates y otras operaciones de riesgo en tierra. Sus gestas heroicas en suelo firme no son pocas y es un compañero habitual de bomberos y policías, que aprovechan su extraordinario olfato y su inteligencia en derrumbes, incendios y catástrofes naturales.
Es un perro «fiel y obediente», con mucha capacidad para aprender, ya que tiene una facilidad «extraordinaria» para entender a las personas, señala la Real Sociedad Canina.
No obstante, las fuerzas de seguridad no fueron las primeras en descubrir las posibilidades físicas del perro de agua. Los pastores, como los de la familia malagueña de Antonio Pérez García, los han utilizado desde hace siglos para conducir a sus ovejas y cabras. «El perro de agua español, como todo perro pastor, es un animal que se amolda bien a las situaciones nuevas», explica García Pérez. Ante un suceso inesperado, él improvisa. Y eso en el medio rural es un valor seguro.
¿Cómo es el valiente perro de agua en casa?
No todos los perros de agua son anónimos. Bo, el can de la familia Obama (presidente de EE.UU.) es una perra de agua portuguesa. Esta distinguida huésped canina habita en la Casa Blanca desde abril de 2009 y ha captado los focos de reporteros gráficos de todo el mundo. Es un poco más grande que su primo hermano español (unos diez centímetros más), pero comparte con su pariente cercano una característica que la hace apropiada para convivir con personas alérgicas: no suelta pelo.
Los largos rizos que cubren el cuerpo del perro de agua son lo primero que llaman la atención de este animal de aspecto afable. A pesar de los vistosos bucles, este can lanudo no desprende pelo -excepto pequeñas marañas que pueden caer cuando el rizo es demasiado largo-. «Al contrario que otros canes, el perro de agua no suelta pelo, sencillamente porque su pelaje es más parecido a la lana que al pelo», explica Fernando Castillo, criador andaluz de estos canes. En cualquier caso, cuando la longitud de los bucles es excesiva, conviene esquilar al perro de agua.
Los animales más lanudos pueden llegar a tener cordeles de pelo rizado de hasta de 15 centímetros de largo, en colores que van del blanco al negro, como los canelas y marrones más oscuros. Incluso los pequeños cachorros de perro de agua nacen con su corto pelaje rizado, en forma de pequeños caracoles. El perro de agua adulto sano puede pesar desde 14 kilos -las hembras- hasta 22 kilos, en el caso de los machos más robustos.
El hecho de no soltar pelo no es la única cualidad del perro de agua que le convierte en un compañero apropiado en casa. Los amantes de esta raza aseguran que es un animal sociable, cariñoso, juguetón y muy alegre. «Es un perro todoterreno, o todocanino, como digo yo», bromea Castillo con cariño. «Es un animal que se adapta a todo: se puede hacer deporte con él o nadar en la playa, pero también es perfecto como can de compañía o para dar un paseo tranquilo», dice el criador.
Robusto y simpático, el perro de agua español es una de las razas caninas más antiguas de España, según defienden sus criadores. En cualquier caso, se considera “autóctono” en España, explica Javier Cañón. “El concepto de autóctono se refiere a los cambios que ha experimentado el perro de agua para adaptarse a las condiciones específicas del país”, explica Cañón.
El perro de agua español se ha utilizado durante siglos por pastores y pescadores de la Península Ibérica, lo que al cabo de un tiempo ha provocado cambios en la especie, hasta convertirse en una raza propia o autóctona. “Los procesos de adaptación (y selección) a los que se ha sometido el perro de agua en España, durante cientos de años, permiten que ahora se le reconozca como un animal autóctono”, señala el genetista canino.
El perro de agua está presente en distintos territorios españoles, en zonas tan alejadas como son Andalucía y las provincias del norte de España. En marzo de 2011, el Comité de Razas, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, reconoció al perro de agua del Cantábrico como raza propia y separada del perro de agua español. Sin embargo, Antonio García Pérez niega que exista tal raza. “El llamado perro de agua del Cantábrico procede del perro de agua español, no es ninguna raza diferente. Como mucho, es una línea evolutiva distinta”, afirma tajante.