Una vez más, el sabio refranero español atina con sus reflexiones. Y es que el perro ladrador es poco mordedor. Pero ¿por qué? En este artículo se analiza por qué los canes ladradores son avisadores y no buscan problemas, la razón de que el ruido canino no implique que vaya a morder y por qué los lobos no ladran.
Perro ladrador, poco mordedor
El perro menos ladrador es el de la raza basenji, un can de origen africano que no ladra, sino que emite gruñidos y quejidos para expresar sus estados de ánimo. En cuanto a los perros más ladradores, entre ellos se encuentran el cocker y el yorkshire terrier.
El perro ladrador es poco mordedor porque pretende evitar el conflicto con el ruido
El hecho de que un perro ladre pero no muerda es una cuestión de adaptación a su entorno a la hora de relacionarse. Así lo afirma Miguel Ibánez, experto en comportamiento animal y profesor de la Universidad Complutense de Madrid. «El perro avisa a su interlocutor con gruñidos y ladridos para no llegar a morderle», añade Ibáñez.
Los perros ladradores son avisadores
El perro ladrador es poco mordedor porque también es un gran avisador y, por tanto, sabe evitar el conflicto en el que se produce una mordedura.
Un perro puede ladrar y gruñir para intimidar y disuadir de su comportamiento a otro perro o a una persona. El can puede sentirse amenazado, intimidado o detectar que han invadido su territorio y, por ello, advierte de su enfado con el ladrido, sin que por ello vaya a atacar.
Los perros pequeños que ladran a los grandes solo avisan de que no piensan atacar
Estas situaciones se producen cuando otro perro se acerca más de la cuenta al perro ladrador, que considera que han invadido su espacio, pero también puede deberse a que el perro sienta miedo o quiera darse a valer frente a otro can, aunque le triplique el tamaño.
De ahí la situación cómica de un yorkshire que ladra sin reparo a un pastor alemán. Todos los perros entenderán sin problema el mensaje que les manda el perro ladrador: no pretende morderles. Y por ello, aunque el otro perro doble su tamaño, no se dará por aludido ni atacará, a menos que confluyan otro tipo de circunstancias, como una perra en celo por medio.
El ladrido no implica que el perro vaya a morder
Sin embargo, las personas tenemos más dificultad para interpretar ese ladrido de advertencia, que por lo general nos parece el preludio de un ataque, aunque es todo lo contrario. De hecho, cuando un perro no es ladrador y pretende morder, sus gestos corporales caninos avisan: gruñen, tensan los músculos, erizan el pelo del lomo.
Estas señales sí son el preludio de un mordisco. «Pero mientras un perro ladra con el fin de avisar no pasará a la acción de morder», explica Ibáñez.
El miedo del perro puede ser diferente según la situación a la que se enfrente. De forma que, según un estudio realizado por el experto belga en comportamiento canino, Joël Dehasse, el 40% de los perros con miedo muerden porque se sienten acorralados, algo que sucede cuando tienen miedo del veterinario y no tiene salida.
El perro emite ladridos de muchos tipos, que le ayudan a comunicar desde distintos estados de ánimo, como euforia o nerviosismo, hasta situaciones de peligro, como la entrada a casa de un extraño con malas intenciones.
Los perros ladradores que no son mordedores lo hacen de una determinada manera, que deja claro su fin de aviso de que está enfadado. Porque, entre otras cosas, no acompañan el ladrido con otras señales como la muestra de dientes de manera amenazadora y no erizan el pelo del lomo.
Los lobos no son ladradores, ¿por qué?
El lobo es el ancestro de los actuales perros domésticos, sin embargo no se trata de un cánido ladrador. La razón es una cuestión de supervivencia. Pasar desapercibido a la hora de atacar a una presa o de esquivar a posibles enemigos es un método eficaz para mantenerse con vida. El lobo ha incorporado a la memoria genética de su especie este comportamiento.
Los perros asilvestrados o los lobos son poco ladradores porque necesitan pasar desapercibidos para sobrevivir
Los perros domésticos, sin embargo, han modificado su conducta en función de su convivencia con las personas. De manera que de la forma que los dueños eduquen a su perro depende también el hecho de que sea más o menos ladrador.
El refuerzo, de manera más o menos consciente, del comportamiento ladrador del can, a través de las caricias o palabras amables, implica que el perro asiente el ladrido como forma de solucionar todo tipo de situaciones, aunque no vaya a morder.
El tamaño del perro no influye de manera necesaria en el hecho de que el perro sea ladrador pero no mordedor. Hay perros de razas pequeñas, como el caniche que no son ladradores, aunque sí hay canes de tamaño pequeño que lo son, como el yorkshire. El hecho de que el perro sea ladrador y poco mordedor obedece a una cuestión de adaptación al medio y de cómo esté educado el perro.