Los perros pueden sentir celos frente a cualquier persona o animal que les pueda robar el protagonismo con sus dueños. Muestran una respuesta emocional ante la sensación de posible pérdida del sujeto u objeto deseado. Demuestran celos ante determinadas situaciones, pero por causas distintas a las personas, como la lucha por perpetuar sus genes. Y es que, en este sentido, personas y perros somos más parecidos de lo que creemos.
El origen de los celos caninos radica a menudo en un cambio de roles, asegura la psicóloga y etóloga Helena Bat, quien explica que «para un perro, que funciona de manera muy jerárquica, cuesta entender ese inesperado cambio de roles» cuando deja de tener la atención anterior a la llegada del nuevo miembro de la familia.
Se pueden distinguir varios tipos de celos:
Sexuales. Se supone que los perros no sienten celos por amor, como les ocurre a las personas, pero sí hay disputas por conseguir relaciones sexuales con la hembra. Ello se debe a un instinto ancestral para perpetuar los genes, como forma de dejar su huella.
Celos por atención: Es una manera de llamar la atención de los perros frente a la llegada de algún extraño a casa o cuando hay un nuevo miembro en la familia. Reclaman la atención de sus dueños frente a la nueva situación. Perciben que se les dedica menos tiempo y se sienten inseguros.
Celos con el bebé
Si el recién llegado es un bebé, hay que dejar que el perro sacie su curiosidad con él. Le puede oler y lamer, como medio para ayudar a que acepte a este nuevo miembro. Para el perro, el bebé ocupa el último lugar en la escala jerárquica familiar, pero está por delante del animal.
En caso de que sea un animal quien llega a casa, si el perro está bien socializado, podrá asimilar mejor que otro le robe protagonismo
La correcta socialización es muy importante para que el perro se sepa relacionar y compartir espacio con personas y otros animales. No obstante, la relación entre niño y perro debe estar supervisada siempre por un adulto.
El perro debe estar pendiente de sus dueños y no al contrario. Los perros saben cómo captar la atención de sus dueños, pero hay que enseñarles que no tienen lo que demandan cuando ellos quieren, sino cuando sus dueños consideran que es el momento adecuado. El perro tiene que adaptarse a los nuevos cambios y necesidades del bebé, pero los dueños deben intentar equilibrar el cuidado del bebé y del perro, que necesitará sus tres paseos diarios, atención veterinaria, cariño y juegos.
Celos y jerarquía correcta
En caso de que sea un animal quien llega a casa, si el perro está bien socializado, podrá asimilar mejor que otro le robe protagonismo. Para que así sea, ha tenido que aprender desde cachorro a jugar con otros congéneres, salir a la calle y compartir juguetes, como la pelota. Si está acostumbrado a que otros perros vengan de visita a su casa, se tumben en su cama, beban de su plato y se relacionen con sus dueños, habrá mucho camino recorrido para lograr una buena aceptación del nuevo perro.
Helena Bat explica que «cuando llega un animal nuevo a casa hay que dejar que se organicen entre ellos y establezcan la jerarquía que les resulte más adecuada». Añade que, en ocasiones, intentamos arreglar u organizar la situación entre los perros, pero lo estropeamos.
Los celos del perro pueden llegar a ser extremos y crear problemas de convivencia de difícil solución
El sentimiento de los celos en los perros se asemeja bastante al de las personas. Su comportamiento social se parece al nuestro en muchos aspectos. En torno a los celos pueden detectarse comportamientos conflictivos porque las reacciones de algunos perros debido a los celos son imprevisibles.
El perro puede sufrir una pérdida de contacto con la realidad y se descontrola. Cuando finaliza el episodio de celos, muestra un comportamiento normal, e incluso cariñoso, como si no hubiera ocurrido nada. Un ataque de celos puede tardar en repetirse meses o años.
Señales de los celos
Sin embargo, puede haber ciertas señales que nos avisen de que el animal sufre por culpa de los celos. Algunas de ellas pueden ser:
- Irritabilidad, sobre todo, cuando está presente la persona o animal que le despierta los celos.
- Cambios de estado de ánimo. Puede enseñar los dientes y gruñir y, al poco tiempo, normalizar su actitud.
- Mostrarse muy posesivo con la persona o animal que quiere monopolizar. Es decir, está «obsesionado» y les persigue.
- Puede darse el caso de que destroce objetos de la casa para llamar la atención y descargar su tensión.
Los celos pueden llegar a ser extremos y crear problemas de convivencia de difícil solución. Algunos especialistas en comportamiento canino califican los celos patológicos de doble personalidad y lo denominan síndrome de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. En estos casos extremos y muy problemáticos, la terapia no garantiza una total recuperación.
No tratar al animal como si fuera un niño.
Marcarle unas pautas y normas definidas.
No dejarle hacer lo que quiera y ponerle límites en su comportamiento.
Establecer un orden jerárquico claro y adecuado, donde el perro ocupe el último escalafón.
Cuando se da un ataque de celos, la reprimenda debe provenir de la persona que el animal considera de su posesión.
Los problemas con los celos pueden llegar a enquistarse y complicar mucho la convivencia. Antes de que esto ocurra, es mejor consultar al veterinario.