Comer piedras es peligroso para el perro, ya que las consecuencias de este mal hábito pueden ser muy graves. Un can puede morir a causa de una perforación de su intestino provocada por esta costumbre. Pero, ¿por qué el can come piedras? En este artículo se responde a esta cuestión y se explican una serie de pautas para evitar la ingestión de piedras en el perro.
Comer piedras es peligroso para el perro
Las piedras provocan inapetencia, diarrea, gastritis, e incluso, pueden perforar el intestino del perro
Las piedras, sobre todo si son grandes o con aristas, pueden provocar en el perro una inflamación en su estómago, e incluso, una «perforación intestinal, que desemboque con su muerte «, explica Ana Cameno, veterinaria del albergue San Francisco de Asís de Madrid. Esta veterinaria calcula que casi tres de cada cien perros a los que atiende han ingerido piedras.
Para un perro en esta circunstancia, las consecuencias dependerán del tamaño y forma de las piedras. Un animal que trague cantos de tamaño pequeño (o arena) puede mostrarse inapetente o tener diarrea. En otros casos, padecerá gastritis más graves.
Por su parte, las piedras de mayor tamaño pueden quedar atrapadas en el estómago y provocar en el perro una gastritis crónica (inflamación grave del estómago). En estos casos, a menudo es necesaria una operación quirúrgica para extraer la piedra.
Sin embargo, algunos dueños no se dan cuenta de que el perro ha ingerido piedras, arena o cemento. Creen que está inapetente por otras causas. «Si no se hace una radiografía o se palpa la zona, las piedras en el estómago del can pueden pasar desapercibidas», comenta Cameno.
Por otro lado, las piedras también son dañinas para los dientes del perro. Las piezas dentales pueden desgastarse al masticar piedras, e incluso, es posible dañar y romper algún diente. En cualquier caso, cuando se detecta este tipo de comportamiento, es recomendable acudir pronto al veterinario para realizar un chequeo al animal.
¿Por qué el can come piedras?
Con la ingesta de piedras y arena, al igual que cuando come hierba, el perro puede intentar aliviar posibles molestias, como acidez de estómago o problemas renales. De manera instintiva, ingiere objetos extraños que le provoquen el vómito, ya que así se sentirá aliviado.
Algunas razas de perros, como el golden retriever, ingieren cantos y arena con mayor frecuencia
Hay perros más proclives a comer piedras que otros. Razas caninas como el golden retriever y el labrador retriever, a las que se denomina «perros aspiradora», comen a menudo los desperdicios que encuentran. Hay que tener un cuidado especial con ellos para evitar que ingieran piedras, arena, cemento, así como basura o restos de comida.
Los cachorros también son proclives a explorar el mundo con su boca y, por ello, hay que vigilar para que no traguen piedras. «En el estómago de un perro se pueden encontrar cosas de lo más sorprendentes: desde ropa y pelotas de tenis hasta piedras de tamaño considerable», añade Juan Antonio Aguado, veterinario.
Hay que evitar practicar juegos con piedras, que acostumbren al can a creer que son objetos aptos para tener en la boca.
En general, no hay que permitir al perro que ingiera nada que no sea su comida. Tampoco hierba o restos de alimentos que encuentre en la calle.
En el caso de perros que no hayan comido piedras antes y comiencen a hacerlo, hay que acudir al veterinario para hacer un chequeo. Puede haber otros problemas de salud, como tumores, insuficiencia renal (problemas en el riñón) o acidez estomacal.
Hay que tener especial cuidado con los cachorros, que tienden a meter objetos extraños en la boca para jugar y experimentar.