Prohibido el acceso a perros: incluidos los canes de asistencia. Los peludos compañeros tienen problemas para entrar en el transporte público español y otros espacios públicos. Y estas limitaciones , en muchos casos, se extienden a los perros de asistencia (excepto perros-guía, que acompañan a los invidentes). Una restricción que limita la autonomía de personas con discapacidad, problemas de audición y hasta a los enfermos de diabetes.
Entrada restringida a los perros de asistencia
Los perros de asistencia no solo ayudan a los invidentes. También son imprescindibles para muchas personas discapacitadas, con problemas de movilidad e, incluso, para los enfermos de diabetes que lo precisan. Sin embargo, estos canes no pueden entrar en muchos espacios públicos españoles. Las restricciones para los perros de asistencia incluyen los medios de transporte colectivos (metro, autobuses), restaurantes y centros comerciales.
«Esta prohibición no tiene sentido y perjudica de forma significativa la autonomía de estas personas discapacitadas», explica Belén Fernández, educadora canina de la Asociación Española de Perros de Asistencia.
A diferencia de los perros guía -canes educados para servir de sostén a las personas invidentes-, el resto de canes de asistencia lo tienen más difícil para acompañar a las personas con problemas que requieren su ayuda durante sus salidas por la ciudad.
La ley no garantiza el acceso de los perros de asistencia a todos los espacios públicos y transportes
Mientras que las leyes de las diferentes comunidades autónomas sí permiten a los perros-guía el acceso a los espacios públicos, no siempre ocurre lo mismo con el resto de animales de asistencia.
«¿Cómo va a sentirse segura por la calle una persona con discapacidad, que anda con muletas o precisa una silla de ruedas, sin el perro que le ayuda y le acompaña todo el día?», se pregunta Fernández.
Perros que ayudan a autistas, diábeticos y discapitados
Los llamados perros de asistencia son animales educados por formadores caninos profesionales con el fin de apoyar a personas discapacitadas o enfermas que lo precisan. Ello incluye a los conocidos perros-guía, que asisten a los invidentes. Pero no son los únicos.
También son perros de asistencia los canes enseñados para apoyar a las personas cojas o con parálisis, que precisan ayuda para moverse en casa y por la ciudad. Lo mismo ocurre con los perros que acompañan a los niños autistas (uno de cada 150 niños en edad escolar), a los que estos animales ayudan a relacionarse con el mundo exterior. Y con los canes llamados perros-señal, que asisten a los discapacitados auditivos.
En otras ocasiones, los perros de asistencia apoyan a personas enfermas. Ocurre con los denominados canes-alerta, que están cerca de las personas con diabetes.
Estos perros advierten cuando hay una bajada excesiva de los niveles de glucosa en la sangre, lo que facilita que el enfermo pueda ser atendido a tiempo y no fallezca. La diabetes afecta a más de cinco millones de personas en España, según los datos de la Fundación para la diabetes.
Limites para el perro, límites para las personas
País Vasco, Galicia, Cataluña, Valencia y Castilla y León ya han legislado a favor de los canes de asistencia
A pesar de su importante papel de asistencia, estos perros no tienen garantizado por ley el acceso a los lugares públicos en la mayoría de las comunidades autónomas españolas. Solo País Vasco, Cataluña, Galicia, Valencia y Castilla León garantizan el acceso de estos canes a su red de transporte públicos y resto de establecimientos públicos.
La restricción implica que, en el resto de comunidades autónomas, estos canes no siempre puedan acompañar a estas personas en sus desplazamientos en transporte colectivo por la ciudad. Una limitación que, en definitiva, suele impedir también el trayecto del discapacitado o enfermo que precisa la ayuda del can.
Estos ciudadanos tampoco tienen asegurado poder subir con su perro en un taxi. Ni entrar en un restaurante, ni en el cine, ni tiendas, ni…, ni… «Son demasiadas restricciones y un agravio comparativo para estas personas respecto de los invidentes, que sí pueden estar acompañados por sus canes de asistencia cuando precisan», apunta Seo Mariscal, presidente la Fundación Bocalan, de terapia asistida con perros.
Pasos pequeños a favor del perro
Las comunidades autónomas son las encargadas de legislar sobre el acceso de los perros de asistencia en sus espacios públicos. Esto explica que País Vasco, Galicia, Cataluña, Valencia y Castilla León cuenten con normas favorables a la entrada de todos los perros de asistencia a los espacios colectivos.
Otras regiones, sin embargo, son más perezosas -o menos sensibles- a las restricciones que supone esta prohibición para las personas discapacitadas o enfermas. Es el caso de Madrid, Castilla la Mancha y, en general, del resto de comunidades.
Sin embargo, aunque demasiado despacio, algunos pasos sí se han dado a favor de la entrada de los perros de asistencia a los espacios públicos. El Gobierno de Baleares acaba de aprobar un proyecto de ley para que estos perros accedan a los espacios públicos y privados. Según fuentes autonómicas, esta norma beneficiaría a cerca de 1.500 personas en los territorios insulares.
Por su parte, aunque la Comunidad de Madrid tampoco ha legislado aún en este sentido, sí existe algún tímido avance en la región. metro de la capital acepta desde septiembre de 2012 de buen grado (y respaldo legal) a todos los perros de asistencia.
Estos canes, no obstante, deben ir siempre sujetos, y la persona responsable de ellos tiene que llevar la documentación que acredite que se trata de un can de asistencia.
Reino Unido es casi un paraíso canino. Los perros son aceptados con buenos ojos en la mayoría de los espacios públicos. Ello explica que viajar con perro (del tamaño que sea) por las islas británicas sea bastante sencillo, incluso cuando se opta por un medio de transporte económico, como el autobús interurbano.
Esta facilidad para los perros británicos podría contrastar con el hecho de que Reino Unido no haya legislado el acceso de los perros de asistencia a sus espacios públicos. “Lo que ocurre es que sencillamente no hace falta, porque su entrada está garantizada a pesar de la ausencia de leyes”, concluye el presidente de la Fundación Bocalán.
Pocos son los que impiden su paso al transporte colectivo, entre otros lugares.
El perro es uno más en Reino Unido, y está bien integrado tanto en los entornos rurales como más urbanitas. Y ello se nota también en los perros de asistencia.